jueves. 28.03.2024
La presidenta junto al ministro de Economía.

En el marco de la quinta y, todo indica, última ronda de negociación de la deuda argentina con el Club de París, se incluía el reclamo de diez préstamos, de los que tres correspondían a créditos tomados por la dictadura militar (1976-1983) y el resto pasivos de empresas públicas privatizadas en los años noventa, que debían absorber las compañías compradoras. El monto total representaba más de 100 millones de dólares y el equipo económico argentino, presidido por el ministro de economía, Amado Boudou, cuestionó su legitimidad. El criterio fue que se incluyeran contratos acordados luego del 10 de diciembre de 1983, cuando Argentina recuperó la democracia y rechazar toda presunta deuda contraída durante la dictadura militar que no hubiera sido convalidada por el gobierno democrático.

Los tres casos en que estuvo implicada la dictadura militar fueron: por un lado, un contrato de construcción de un gasoducto en la Patagonia, celebrado en 1978  por la entonces empresa pública Gas del Estado con una empresa extranjera, que tenía un seguro otorgado por la agencia oficial de exportaciones de su país. Al surgir diferencias respecto al cumplimiento del contrato por parte de Gas del Estado, la empresa recurrió a la cláusula que preveía el arbitraje por parte de la Cámara Internacional de Comercio, cuyo laudo le fue favorable. La empresa reclamó y obtuvo el pago por parte de la agencia aseguradora oficial. Como el Estado se hizo cargo de los pasivos de Gas del Estado, dicha agencia solicitó la inclusión de la suma en las negociaciones con el Club de París. El gobierno argentino objetó que la constitución del tribunal no se ajustó a derecho y que está abierta una causa en la justicia argentina, considerando que el reclamo es ilegítimo.

Los otros dos casos correspondían a contratos firmados en diciembre de 1977 y en febrero de 1979 por la provisión de material estratégico para el Ministerio de Defensa, también con la garantía de una aseguradora oficial. Dichos reclamos no fueron presentados en las negociaciones anteriores del Club de París y la aseguradora pretendió incluirlos en esta última ronda. Se consideró que no era aceptable ante la imposibilidad de verificar la legitimidad del reclamo.

El Club de París, después de duras discusiones en las que el gobierno argentino se mantuvo firme, terminó aceptando el criterio de ilegitimidad, excluyendo esas deudas del monto total, que quedó fijado en 8470 dólares.

Lo último que queda por negociar son las condiciones de pago, para las que Argentina propone una refinanciación que permita que el Estado no dependa de los mercados internacionales de crédito para su cancelación, comprometiéndose a pagar unos 1500 millones de dólares anuales, durante poco más de cinco años. El Club de París, que comenzó exigiendo el pago al contado, avanzó hasta una financiación a tres años. La negociación sigue abierta pero el gobierno argentino espera llegar pronto a un acuerdo definitivo, que cierre la negociación de más de 200 préstamos, tomados con 50 empresas de 16 países. Entre los cinco países que más peso tienen en la negociación se encuentra España que, como Japón, presenta un fuerte lobby de sus empresas para llegar a un acuerdo que destrabe la posibilidad de hacer negocios en Argentina que todavía tienen vedados por el default con el Club. Los otros tres son Estados Unidos, Italia y Alemania. Este último está siendo el negociador más inflexible, con el apoyo de Italia.

Según datos del Fondo Monetario Internacional, Argentina es el país que más redujo su deuda entre 2002 y 2010. Su pasivo público disminuyó en 23, 7 por ciento, seguida por Bolivia, con un 15,4 por ciento. El resto de los países de América Latina, en el mismo período, incrementó su deuda, desde el 2,9 por ciento en el caso de Ecuador hasta el 107,4 por ciento en el de Chile. La voluntad de pago del gobierno argentino está más allá de toda duda. Pero sigue siendo pertinente preguntarse si los pueblos deben hacerse cargo de deudas que la banca otorgó y otorga alegremente a gobiernos dictatoriales; si no son los dueños de la timba financiera mundial los que deberían pagar los platos que ellos mismos rompen.  

Las urgencias mandan: el gobierno argentino busca poner punto final al default y posibilitar el ingreso al país de inversiones directas con mejores condiciones financieras para hacer frente a importantes obras de infraestructura pendientes.

Argentina acordó con el Club de París el pago de la deuda