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NUEVATRIBUNA.ES/ AGENCIAS- 16.05.2010

El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu, anunció este domingo un acuerdo entre Irán, Turquía y Brasil sobre el procedimiento para el intercambio de uranio poco enriquecido iraní por uranio con un mayor grado de pureza.

El viaje de 'Lula' más que un as bajo la manga, ha sido una medida casi a la desesperada, que si bien ha contado con las simpatías de los pesos pesados del grupo negociador, como Rusia, apenas parecía contar con posibilidades de éxito para Washington y Moscú.

EL ACUERDO

El intercambio de combustible era la última y definitiva solución propuesta por la comunidad internacional para soslayar las profundas sospechas de que Irán está empleando su programa nuclear para ocultar la fabricación de un arma atómica. Teherán ha rechazado esta acusación desde el primer momento; asegura que su programa tiene un carácter exclusivamente civil y que su derecho a recurrir a la energía nuclear para satisfacer sus necesidades energéticas es un "derecho inalienable".

Ni tres resoluciones sancionadoras del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas han disuadido a la República Islámica de sus intenciones, mientras la comunidad internacional se ha visto obligada a modificar su estrategia continuamente hasta agotar todas las vías posibles de negociación. Primero, intentaron convencer a Teherán de que aceptara una estrecha supervisión de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).

Esa vía se agotó el pasado mes de septiembre, con el descubrimiento de una central nuclear secreta iraní en la ciudad santa de Qom, absolutamente desconocida hasta el momento, y revelada en un momento crucial, antes de la cumbre internacional del G20 en Pittsburgh (Estados Unidos). Un mes después, en Viena, se trazó la vía a seguir en las conversaciones de los próximos meses: conseguir que Irán acepte enviar parte de su uranio al extranjero, para que desde allí sea enriquecido hasta un nivel suficiente como para satisfacer los requisitos energéticos del país.

El procedimiento sería controlado exhaustivamente para garantizar que el combustible nuclear recibido por Irán no podría ser empleado en un arma nuclear.

Pero desde entonces, Teherán ha discutido hasta el último aspecto de la propuesta internacional: desde la cantidad de uranio a enviar, hasta los países en los que se enriquecería el material radiactivo. Cuando todo parecía perdido, e incluso Rusia comenzaba a mostrarse favorable a la aplicación de una nueva sanción por consenso internacional, Irán ha aceptado súbitamente una propuesta alternativa procedente de Brasil y Turquía.

Acuerdo sobre combustible nuclear a tres bandas: Irán, Brasil y Turquía