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NUEVATRIBUNA.ES / AGENCIAS - 9.11.2009

De todas formas, a pesar de las sombras que oscurecen la reunificación, este lunes ha sido un día de celebraciones y Angela Merkel su protagonista indiscutible. Junto con el ex dirigente soviético Mijail Gorbachov y el ex presidente polaco Lech Walesa ha cruzado el puente situado en Bornholmer Strasse, donde hace 20 años se encontraba uno de los puestos de control del Muro de Berlín y que fue el primero que se abrió tras el anuncio por error de que los berlineses podían cruzar libremente a la parte occidental.

La presencia de Merkel, primera canciller germana nacida en la antigua RDA, Gorbachov y Walesa fue recibida con aplausos por los cientos de ciudadanos y turistas que asisten estos días al histórico aniversario. En el acto también estuvo presente el alcalde berlinés, Klaus Wowereit.

Según la canciller, la caída del Muro "fue el resultado de una larga historia de opresión y la lucha contra la opresión". Por ello, según Merkel, este lunes "no es un día de celebración para Alemania, sino un día de celebración para toda Europa" por lo que la desaparición del muro significó para los países del Telón de Acero.

Las barreras de Bornholmer Strasse fueron las primeras en levantarse la noche del 9 de noviembre de 1989 hacia las 21:20 horas, y después le siguieron el resto. El responsable de ello fue el teniente coronel Harald Jaeger, quien ante la gran concentración de ciudadanos, y tras no recibir una orden clara sobre qué hacer con aquellos que querían cruzar al otro lado tras oir en televisión que podían hacerlo, optó por abrir el paso y evitar así que se produjeran incidentes y hubiera que recurrir a la fuerza.

Pero sin duda, el principal artífice de que se produjera la caída del muro fue Guenter Schabowski, el miembro del Partido Comunista alemán que anunció en una rueda de prensa el fin "inmediato" de las restricciones de viaje para los alemanes del este a la parte occidental y que ha admitido que fue un error de comunicación con el líder del partido, Egon Krenz.

Los actos habían comenzado esta mañana con una ceremonia en la Iglesia de Getsemaní, uno de los centros de protesta pacífica en el distrito de Prenzlauer Berg en aquella época, al que asistieron Merkel y el presidente del país, Horst Koehler. El objetivo de esta ceremonia, entre otras cosas, era recordar al más de un centenar de personas que perdieron sus vidas por intentar cruzar el muro desde que fue erigido en 1961.

DERRIBAR TODOS LOS MUROS

El acto central de la celebración contó con los discursos de los representantes de las cuatro potencias aliadas que se repartieron Berlín tras la Segunda Guerra Mundial, el presidente francés, Nicolas Sarkozy; el primer ministro británico, Gordon Brown; el presidente ruso, Dimitri Medvedev, y la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton; así como de la canciller alemana, Angela Merkel, y del alcalde de Berlín, Klaus Wowereit.

"Hace 20 años se abrió el muro, se abrió una puerta hacia la libertad", dijo Merkel al inicio de su emotivo discurso. La caída del Muro, el 9 de septiembre de 1989, una "fecha feliz", según Merkel, marcó el fin de la Guerra Fría y el inicio de "una era de unidad". La canciller llamó a aprovechar la unidad para hacer frente a los desafíos actuales. "Conjuntamente conseguimos eliminar el telón de acero y eso nos da fuerza para el siglo XXI", aseguró. "este lunes por suerte estamos unidos y esta suerte nos obliga a resolver las tareas de nuestra época, las cuestiones de la paz y la seguridad del mundo, el crecimiento, el bienestar, la justicia, la protección del medio ambiente, la defensa de los Derechos Humanos", enumeró.

La canciller dirigió palabras de agradecimiento a sus ex conciudanos de la ex RDA que "lucharon pacíficamente por la libertad". Asimismo, reconoció la contribución de los países vecinos, la antigua Checoslovaquia, Polonia y Hungría, rememorando episodios como la Primavera de Praga, la Carta 77 y la fundación del sindicato Solidaridad; así como del ex mandatario soviético y artífice de la Perestroika, Mijail Gorbachov.

Merkel recordó que el 9 de noviembre de 1938 se escribió el capítulo "más sombrío" de la Historia alemana, la llamada Noche de los cristales rotos, cuando fueron asesinados un gran número de judíos en Alemania y Austria. Para ella, ambos acontecimientos históricos recordados este lunes demuestran que "la libertad no nace por sí misma, hay que luchar por ella, hay que conquistarla y hay que defenderla siempre".

El alcalde de Berlín, Wowereit, lanzó lo que califico como "el mensaje del Berlín unificado": que los muros de todo el mundo se eliminen. En este sentido se pronunció también Sarkozy, quien sostuvo que ese es el mensaje que tiene que lanzar Europa hacia el exterior. Por su parte, Brown afirmó que "una Europa unida trabajando conjuntamente puede avanzar en la prosperidad no para unos pocos sino para todos" y se comprometió a hacer que "Reino unido esté siempre en el corazón de Europa".

Medvedev celebró que en los últimos veinte años Rusia y Alemania dieran "un paso hacia el futuro superando el pasado" y yendo más allá de la Segunda Guerra Mundial. "Todos esperamos que el enfrentamiento sea algo del pasado y que el paso a un mundo multipolar sea algo que realmente se consagre", manifestó Medvedev.

Clinton, antes de presentar un discurso sorpresa grabado por el presidente Barack Obama, se refirió a la libertad como un "derecho innato" y a la caída del Muro como un llamamiento para actuar y pidió un compromiso por la libertad. Obama animó a no olvidar nunca que se pueden derribar los muros, y defendió que los lazos que unen a Europa y Estados Unidos a través del Atlántico deben pervivir siempre.

Antes de los discursos, los asistentes al acto, entre los que se encontraban Gorvachov y el ex presidente polaco Lech Walesa, así como los primeros ministros y presidentes de los Veintisiete, incluido José Luis Rodríguez Zapatero, escucharon un concierto de la Orquesta de Berlín, dirigida por Daniel Barenboim, en el que actuó el cantante Plácido Domingo, delante de la puerta de Brandenburgo, que justo después fue cruzada de manera simbólica por los líderes y personalidades internacionales.

El acto, al que asistieron decenas de miles de personas, a pesar de estar marcado por la lluvia y el frío, culminó con el derribo de unas 1.000 piezas de dominó gigantes diseñadas por jóvenes artistas de todo el mundo colocadas a lo largo de donde otrora se extendía el telón de acero. El encargado de hacer caer las piezas fue Walesa.






"La unificación no está completa"