viernes. 29.03.2024

Los análisis de Greenpeace en Japón demuestran altos niveles de radiactividad en zonas densamente pobladas en el área de 40 kms. de radio de la central nuclear.

Activistas de Greenpeace han proyectado imágenes y mensajes antinucleares en todas las centrales nucleares españolas en operación para reclamar el fin de la era nuclear. En el día en que se cumple un mes del el accidente nuclear, iniciado tras el terremoto y el tsunami de ese mismo día, "No más Fukushima", "Peligro nuclear" o "Danger" han sido los mensajes proyectados por Greenpeace en todas las centrales nucleares para reclamar el abandono de la energía nuclear y el cumplimiento del compromiso que, al respecto, tiene el PSOE.

Con esta acción pacífica, Greenpeace llama la atención sobre el funcionamiento peligroso de las centrales nucleares españolas. El parque nuclear español está al final de su vida útil (su vida media es ya de 29 años) y sufre graves problemas de seguridad, especialmente la central nuclear de Garoña que tiene importantes problemas de corrosión en diversos componentes de la vasija del reactor (el "corazón" de la central, que encierra el combustible de uranio). Además, la Cultura de Seguridad de la mayoría de los titulares de estas centrales es muy deficiente, lo que ha provocado situaciones de riesgo muy graves (Garoña, Cofrentes, Vandellós-2?), e incluso escapes radiactivos al exterior (Ascó-1). Todas ellas son muy vulnerables frente a posibles ataques terroristas, como Greenpeace demostró, mediante acciones pacíficas, el año 2002 en Zorita, en 2007 en Almaraz y en 2011 en Cofrentes.

Ninguna central nuclear española resistiría el impacto de un avión de pasajeros, como ha reconocido ya hasta el FORATOM (lobby nuclear europeo), ni el de un misil. Además, tras el accidente nuclear en Japón, ha quedado en evidencia la incapacidad de centrales nucleares como Garoña y Cofrentes, del mismo tipo que las de Fukushima, de garantizar la refrigeración del núcleo de uranio en caso de pérdida de suministro eléctrico.

Por ello, Greenpeace pide que se incluyan toda una serie de pruebas en los llamados "stress test" que se van a realizar a las centrales nucleares. Precisamente, está previsto que mañana se debata en el Congreso de los Diputados una Proposición No de Ley del PSOE sobre esta pruebas y sobre el cierre de Garoña.

Greenpeace considera que, además de probar la resistencia de las centrales nucleares ante terremotos e inundaciones extremas (por causas naturales o por rotura de presas aguas arriba de la central), las centrales deben demostrar que son capaces de superar posibles ataques terroristas, sabotajes y ciberataques, así como el impacto de aeronaves o misiles (por accidente o ataque terrorista). Asimismo, es necesario probar la integridad y resistencia del conjunto del sistema primario de los reactores, la resistencia de sus sistemas de contención primaria y secundaria y la capacidad de respuesta de los sistemas de refrigeración de emergencia ante situaciones como las vividas en Fukushima (falta de refrigeración del combustible, daño al núcleo, fusión parcial del núcleo?).

Últimos datos de Greenpeace en Japón

Después de que dos equipos de expertos en protección radiológica de Greenpeace hayan llevado a cabo exámenes más amplios en el área fuera de la zona de exclusión que rodea a la central nuclear siniestrada de Fukushima, Greenpeace demanda al Gobierno japonés que la región de Fukushima reciba el estatus de protección oficial y que se proceda a la evacuación de las mujeres embarazadas y los niños de las zonas de alto riesgo de la ciudad de Fukushima y Koriyama.

La organización ecologista internacional también ha pedido al Gobierno japonés que evacue completamente varios puntos muy contaminados por la radiación, incluyendo las ciudades de Iitate y Namie, después de que el análisis de los datos obtenidos por los equipos de Greeenpeace revelara contaminación generalizada por cesio.

"La población en el área metropolitana de Fukushima podría recibir potencialmente una dosis de radiación de más de 5 milisieverts por año, que fue el límite para la evacuación de Chernóbil, después del desastre en 1986", ha dicho la Dra. Rianne Teule, experta de Greenpeace en protección radiológica.

Los equipos de expertos en protección radiológica han registrado niveles de radiación de 4 microsieverts por hora en un parque infantil de la cuidad de Fukushima, y de 2,8 microsieverts por hora en un santuario de Koriyama. Estos niveles son suficientemente altos como para exponer a la población a la cantidad máxima de radiación anual en cuestión de semanas. El análisis de la tierra realizado por la Universidad de Kyoto indica que más del 80% de la radiación en estos puntos afectados son isótopos de cesio, que persistirá en el medio ambiente por varios años.

Los equipos también encontraron niveles de radiación por encima de los niveles oficiales en hortalizas cultivadas en huertas cerca de la ciudad de Fukushima, Koriyama y Minamisoma, así como de un supermercado de la ciudad de Fukushima. Al menos una de las hortalizas analizadas tomadas de la región podría ser catalogada como residuo nuclear.

"Con más de un millón de personas viviendo en la ciudad de Fukushima y en el área de Koriyama es inaceptable que las autoridades continúen ignorando la gravedad de la situación", ha concluido el Director Ejecutivo de Greenpeace Japón, Junichi Sato. "El Gobierno no solo tiene que procurar a la población consejos claros sobre cómo protegerse de la radiación sino que tienen que empezar a pasar a la acción declarando el estatus de protección oficial".

Greenpeace considera que el grave accidente nuclear de Fukushima, que sigue sin control un mes después de su inicio y que ha provocado ya una importante contaminación radiactiva, debe obligar al Gobierno central a cumplir su compromiso de poner en marcha un calendario de cierre progresivo pero urgente de todas las centrales nucleares españolas.

Activistas de Greenpeace realizan proyecciones en todas las centrales nucleares españolas