jueves. 18.04.2024
ESTUDIADA POR INVESTIGADORES ESPAÑOLES

Investigadores españoles participan en un estudio que analiza la última tormenta blanca de Saturno

Las observaciones del desarrollo de esta tormenta efectuadas por un equipo de investigación encabezado por Agustín Sánchez Lavega, de la Universidad del País Vasco, han permitido profundizar en el conocimiento de la atmósfera de Saturno, según ha informado el CSIC.

Un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han participado en un estudio que analiza la última tormenta blanca de Saturno, un fenómeno que se produce regularmente cada 29,5 años desde al menos hace 130, y que se ha adelantado casi 9 años.

"Las tormentas de Saturno son un fenómeno único en todo el Sistema Solar que se expanden impulsadas por los vientos y termina por rodear todo el planeta a lo largo de un anillo de nubes blancas turbulentas, ya que puede crecer hasta alcanzar unos 10.000 kilómetros", ha señalado Sánchez Lavega.

La tormenta, que se inició en diciembre de 2010, sigue activa seis meses después, aunque su foco original está algo debilitado. El planeta gigante gaseoso Saturno, situado a una distancia de 1.500 millones de kilómetros del Sol (diez veces la distancia de la Tierra al Sol), ha experimentado cinco tormentas en los últimos 130 años de observación. Estos fenómenos se han repetido hasta ahora en cada vuelta de Saturno al Sol, que dura 29,5 años, pero hace unos meses se captó el inicio de estos eventos, que se esperaban para 2020.

Hasta ahora, las tormentas tendían a emerger durante el verano del hemisferio norte del planeta. El último suceso tuvo lugar en 1990, por lo que no se esperaba otro evento hasta alrededor del año 2020. Pero por sorpresa, con casi nueve años de adelanto, astrónomos aficionados japoneses anunciaron a comienzos de diciembre de 2010 la aparición de una mancha muy brillante en las latitudes medias del hemisferio norte del planeta, primer signo de la gigantesca tormenta.

DOS TEORÍAS PARA EXPLICAR EL FENÓMENO

Según las observaciones del fenómeno, la irrupción de la columna de gases calientes ascendentes en chorro que da lugar a las nubes blancas visibles, apenas modifica el fluir habitual de los vientos que soplan en dirección de los paralelos de Saturno. Este aspecto es importante, ya que dos teorías compiten para explicar el origen energético de estos vientos y la variada meteorología de los planetas gigantes gaseosos: o la fuente de energía radica en la luz solar y los vientos son "superficiales", o el motor se encuentra en el calor interno que surge de Saturno y los vientos son "profundos".

Según destacan los investigadores, "los modelos que mejor simulan la tormenta y la perturbación de escala planetaria requieren que los vientos se extiendan en profundidad hasta las nubes de agua, allí donde no llega la iluminación solar".

El estudio pone a prueba los modelos que se emplean para analizar la meteorología y el comportamiento de la atmósfera terrestre en un medio imposible de simular en un laboratorio. Las tormentas de Saturno son un banco de pruebas de los mecanismos físicos que subyacen al origen de las tormentas violentas que se producen en regiones ecuatoriales y tropicales de la Tierra, o de fenómenos como las llamadas gotas frías.

Investigadores españoles participan en un estudio que analiza la última tormenta blanca...