jueves. 28.03.2024

Del estudio de los datos del año 2011 se desprende que el precio de la electricidad no baja aunque haya más potencia nuclear operativa, y que por lo tanto la factura eléctrica depende de otros factores como la demanda o los precios de los combustibles.

Uno de los argumentos esgrimidos por el Gobierno para prolongar la vida de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), la más antigua e insegura del Estado español, es que la energía nuclear ayuda a bajar el precio de la energía en el mercado eléctrico.

Un estudio de los precios medios diarios de la electricidad y de la potencia operativa de las centrales nucleares en el año 2011 realizado por Ecologistas en Acción revela que este argumento es falso, ya que en periodos en los que varias centrales nucleares estaban paradas por recargas, operaciones de mantenimiento o averías, el precio de la electricidad en el mercado no se incrementó. De hecho –señala la organización ecologista– “el efecto es ligeramente el contrario, ya que según los resultados del estudio, el precio de la electricidad tiende a aumentar ligeramente cuando las centrales nucleares están a pleno rendimiento”.

La gran dispersión de datos, sin embargo, no establece una correspondencia clara entre la energía proveniente de nucleares que es inyectada a la red y el precio del pool eléctrico, si no que más bien indica que son otros factores los que determinan el precio de la electricidad, como son la demanda de electricidad, las tecnologías que entran en cada momento en el sistema eléctrico, o los precios de los combustibles.

El funcionamiento del mercado eléctrico, que se rige por un sistema de subasta marginalista, en el cual todas las centrales que inyectan electricidad en el sistema cobran el precio de la más cara, hace que el resto de tecnologías, especialmente las ya amortizadas y con costes operativos más bajos como la nuclear o la gran hidroeléctrica cobren lo que se ha venido en llamar beneficios caídos del cielo. Esto, unido a la separación de actividades establecida por la Ley del sector eléctrico de 1997 que liberalizó el mercado, “hace que mientras las eléctricas reclaman una deuda de 24.000 millones de euros, computen en sus cuentas beneficios superiores”.

Para Ecologistas en Acción, las tecnologías más impactantes no asumen los costes sociales y medioambientales de su operación, “lo cual las llevaría a ser aún más costosas y claramente una opción a descartar frente a las energías renovables, que unidas a programas de ahorro y eficiencia harían del sistema energético una opción sostenible y de futuro”. Continúa el Informe señalando que los “numerosos estudios demuestran que la opción más barata a medio y largo plazo es la inversión en este tipo de medidas, y no, como establecen las distintas administraciones, seguir potenciando un modelo basado en el derroche y la contaminación”.

En este sentido, Ecologistas en Acción recurrirá la orden ministerial que permite la prórroga de la nuclear de Garoña, por ser, “además de antieconómico y antisocial, un grave riesgo para la salud humana y del medio ambiente”.

La energía nuclear no ayuda a que descienda el precio de la electricidad