martes. 23.04.2024
Foto: Plataforma contra la privatización del Agua de Alcázar

Era de esperar. Y no ha tardado mucho el tándem PP+CxA que manda en el Ayuntamiento en poner en marcha la máquina del fango. Así bautizó Roberto Saviano -ese lúcido escritor condenado por la Mafia a vivir encadenado a su escolta- a la maquinación que trata de enlodar y desprestigiar -marcándolas- a las personas que disienten, a esas que resultan incómodas porque tienen principios y pensamiento propios y un compromiso con la verdad. Las que, respetuosamente, no callan por más que el dedo del poder silencio avise o amenace miedo.

Salieron en tromba, alcalde incluido, a eso: a señalar con el dedo. Y a hacer de la mentira amenaza. Y advirtiendo lo que el otro, aquel que en paz nunca descanse, ya advertía: que no les ha de temblar el pulso.

Y todo para hablar falsamente de un respeto al que ninguno de los señalados por su dedo les ha faltado. Y todo, y sobre todo, para desviar la atención y no hablar de lo que importa: de la razón última (¿no será excesivo decir razón?) para perpetrar la venta de una empresa hoy pública -de todos, ¿se acuerdan?- que garantiza el acceso a ese bien básico que es el agua.

Fuimos al Pleno, en el que insistentemente rogamos que se dejara hablar a todos (también al portavoz de principios intercambiables que ha vendido su favor y sus votos a la derecha), no para recibir la respuesta del silencio sino para escuchar explicaciones, argumentos, razones… y para que oyeran las nuestras. Y ni una cosa, ni la otra.

Lejos, muy lejos de nuestra intención, querer hacerles callar. Porque lo que queremos es que salgan de su silencio y hablen. Lo que queremos es que den la cara y hablen.

Que hablen y nos digan por qué nos han mentido al decir que la deuda era causa de disolución de la empresa pública Aguas de Alcázar y, a la vez, proponer que la nueva empresa se endeude con el socio privado (socio y prestamista, todo en uno) a sabiendas de que la deuda inicial se duplicará al sumarle los intereses del préstamo que figura en la Memoria de la privatización. ¿Acaso es mejor deber el doble a un socio que la mitad a tu dueño, el propio Ayuntamiento?

Que hablen y nos cuenten por qué quieren cargarnos a todos los vecinos de Alcázar con la rémora de los intereses de un préstamo que habrá que devolver (digo yo, porque parece que las más altas autoridades municipales andan divididas en esto: las hay que dicen que no, las hay que dicen que sí, y alguna muy principal hasta dice que no sabe), y con intereses. Y si es un préstamo sin intereses, entonces que lo pongan así de claro en la Memoria.

Que hablen y nos expliquen por qué sí es posible saldar la deuda a plazos (porque digo yo que el préstamo se devolverá en plazos) si es con un socio privado, y no es posible esa misma modalidad con el propio Ayuntamiento, que es el único acreedor y el socio único de Aguas de Alcázar. Y por qué en la Memoria no se habla de los plazos de devolución del préstamo.

Que hablen y nos digan por qué han urdido toda esta burda trama de la deuda, convertida de la noche a la mañana en deuda a corto plazo, cuando anda diciendo por ahí un portavoz ¿autorizado? que la venta figuraba ya en el programa electoral de su partido, el Partido Popular. ¿Dónde, si el alcalde dijo públicamente lo contrario?, ¿o ni siquiera para justificar el engaño se ponen de acuerdo?

Que hablen y nos cuenten por qué a lo largo de los próximos veinticinco años tendremos que pagar entre todos al socio privado los más de catorce millones de euros (para los más mayores: dos mil cuatrocientos millones de pesetas) que nos costará el ‘saber hacer’ del socio. ¿Es que Aguas de Alcázar no lo sabe hacer?, ¿y en qué consiste ese saber para que tenga un precio tan alto?

Que hablen y nos expliquen, ¡ay!, por qué, si tan necesitados están de ingresos, tienen la intención de renunciar a los más de ochocientos mil euros anuales que ahora ingresa el Ayuntamiento por el alcantarillado: en los próximos 25 años, más de veintiséis millones de euros (¿hacemos la cuenta para los más mayores?: cuatro mil cuatrocientos cincuenta millones de pesetas) de ingresos que irían a parar a una empresa ya no solo y exclusivamente pública. Porque ellos saben bien que con sólo afectar esos ingresos a la actual Aguas de Alcázar -la que, por cierto, corre ahora con todos los gastos- se acabó la historia de la deuda y, con ella, las demás historias.

Que hablen y nos digan por qué quieren poner la gestión y el control de un servicio tan esencial en manos de un particular que, por poco más de un millón de euros, se haría con la mayoría de la empresa proyectada. Por qué, a cambio de tan poco, le van a regalar tanto poder y tanta ganancia. Por qué, en definitiva, nos quieren privar (expoliar, se llama, a ‘despojar con iniquidad’) a todos los alcazareños de los beneficios que nos proporciona una empresa pública que es nuestra y hacer que se los apropie un privado.

Que hablen y nos cuenten por qué quieren que el que pone todo (el Ayuntamiento, o sea, todos nosotros) se lleve la mitad -el cinco por ciento de la facturación- de lo que se llevaría -el diez por ciento de la facturación- el socio que no pone casi nada. Por qué quien pone la totalidad de las infraestructuras -y tiene el 48% del capital- recibe la mitad de quien tiene el 52% y pone solo un millón ciento cuarenta y dos mil euros… y su saber hacer. Más un préstamo, oigan, que es el secreto y la causa de toda la operación: vean los incrédulos el Programa de la Feria 2013.

Que hablen, que cuenten, que se expliquen. Que comparezcan y respondan. Y que nos consulten. Es todo lo que pedimos. (Vale que algún malpensado hasta quiera que le digan ya el nombre del socio con el que, según cuentan, tienen apalabrado el préstamo y el negocio).

La máquina del fango no ha conseguido, ni lo conseguirá, acallar la voz de gente como Juan Garrido, portavoz de la Plataforma, un hombre cabal, personal y profesionalmente irreprochable, que lleva concordia y bondad donde va, un maestro comprometido desde siempre con la verdad y con su pueblo. Un pueblo que pondrá democráticamente en su sitio -no lo duden- a los que hoy quieren enfangarlo.

De Juan quedará una trayectoria éticamente impecable. De estos no quedará memoria ni rastro: los barrerá el viento de la historia.

Y tampoco hará falta que sople muy fuerte.

Privatización de Aguas de Alcázar: que hablen y den la cara