jueves. 28.03.2024

- Tenemos instalados 106.000 megavatios, cuando la mayor demanda ha sido de unos 45.000 megavatios. Significa que tenemos demasiadas instalaciones de energía eléctrica, lo que le hace ser poco eficaz.

El futuro pasará necesariamente por hacer redes de interconexión con Europa y África

- Esta excesiva instalación eléctrica no la podemos usar para la exportación energética, porque somos una isla sin apenas conexiones con nuestros vecinos. El futuro pasará necesariamente por hacer redes de interconexión con Europa y África.

- Tenemos una falta de eficiencia energética muy importante, valorada en un 25%, que hace perder muchísima competitividad a nuestros productos.

- Tenemos una electricidad cara y lastrada por unos impuestos difíciles de justificar. Pagamos un 25% más que la media europea. Un 28% del gasto del recibo son impuestos. La factura está diseñada para hacer ganar a las empresas.

- Carecemos de una política medioambiental energética adecuada, resultando esta imprescindible en la lucha contra el cambio climático.

- Hay una política energética, que privilegia a las multinacionales energéticas que operan en nuestro país y perjudica a los consumidores.

- Una dependencia de fuentes energéticas exteriores que ronda el 75%, suponiendo unos 45.000 millones de euros anuales, haciéndonos muy vulnerables a cualquier acontecimiento exterior. Con el encarecimiento actual del petróleo que ronda los 120 dólares el barril, hace menos posible nuestra salida de la crisis.

- Tenemos el marasmo del llamado “déficit tarifario”, que actualmente ronda los 24.000 millones de euros. Como dice la consultora PwC “España es el único país del mundo en el que los clientes mantienen una deuda con el conjunto del sector eléctrico, que se acumula y crece de forma crónica”. Esta deuda debe ser cancelada sin ser pagada por ser injusta por corresponder a un sobreprecio por intereses políticos.

¿Existe un mercado eléctrico español?

- Nuestra liberalización eléctrica es un fracaso, pues el mercado no funciona. Hay un exceso de electricidad y en consecuencia los precios deberían bajar, sin embargo suben. ¿Existe un mercado eléctrico español?

Ante la complejidad de la situación energética del país y la necesidad de tomar decisiones políticas que den respuestas al país para este sector estratégico, están surgiendo lobis económicos eléctricos. Nunca habíamos visto tantos, todos con la intención de influir en las decisiones políticas que se adopten. Los intereses son diversos y contradictorios. Vemos como se sacan los trapos sucios los unos a los otros para intentar estar en mejores condiciones. Veamos algunos ejemplos:

1º Eduardo Montes, presidente de la patronal eléctrica UNESA (Endesa, Iberdrola, Gas Natural-Fenosa, Eon), se descuelga con un ataque a la Sociedad Nuclear Española, diciendo “Quién diga que la energía nuclear es barata no sabe de lo que habla” o “la energía nuclear puede ser barata un año, porque es algo más barata que los ciclos combinados, pero no se puede decir que sea barata porque el mantenimiento no tiene ninguna gracias”. Tres consideraciones a esta opinión.

En primer lugar, siempre nos han vendido durante cuarenta años que la energía nuclear era muy barata, de ahí su necesidad. Ahora el presidente de UNESA nos dice lo contrario y sabe de lo que habla ¿Nos engañaron entonces o nos engañan ahora?

Segunda consideración, hoy todos saben que en nuestro país es imposible hacer centrales nucleares.

Tercera consideración, el gran negocio nuclear actual en España es el alargamiento del funcionamiento de las centrales nucleares por encima de los 40 años, para las que fueron diseñadas. Estas centrales ya están amortizadas, con lo que el beneficio para las empresas eléctricas es escandaloso. Por eso, lo primero que hace el gobierno del PP es prorrogar 7 años más, hasta 2019, la central nuclear de Garoña, en una resolución totalmente insensata pues tiene serias deficiencias de seguridad.

Las palabras de Eduardo Montes si bien pueden parecer contradictorias, lo que hace es marcar el territorio al gobierno del PP, para que NO PIENSE poner un impuesto a estas centrales ya caducadas en su vida útil, como por ejemplo propuso Ángela Merkel en Alemania.

En segundo lugar, las multinacionales eléctricas dicen que las renovables son la causa principal de la deuda que oprime al sector por una doble vía. Por un lado, reciben primas en una cuantía que no está justificada, beneficiándose de una regulación que expulsa del mercado a unas tecnologías que, en cualquier caso, son necesarias para el funcionamiento del sistema eléctrico, debido a la inmadurez de las energías renovables.

En tercer lugar, el sector de las energías renovables considera imprescindibles revisar la situación de las centrales nucleares e hidroeléctricas en dos direcciones, por un lado, rebajando los precios con que son retribuidas muy por encima de su coste, o bien siendo penalizadas con una tasa para que contribuyan a aliviar el déficit.

Como vemos, la situación es muy complicada, porque se toque donde se toque se hace daño a los intereses empresariales. La situación actual es insostenible para el país y para los usuarios. Las empresas deberán aceptar esta nueva realidad.

El nuevo modelo energético debe estar basado en cinco pilares básicos:

. La eficiencia energética.

. La reducción de nuestra dependencia exterior.

. La interconexión con otros sistemas eléctricos (Francia y Marruecos).

. Garantizar al máximo el cuidado del medio ambiente.

. Apostar claramente por las energías renovables, que son el futuro, pero racionalizando el actual parque eléctrico.

Partiendo de estos principios, hay una serie de medidas que son claras y necesarias:

- Un nuevo sistema de precios de la electricidad, basado en el precio real de cada una de las energías que se aporta al sistema y no como se hace actualmente, basado en que todas las energías se pagan al precio de la energía más cara. Esto como ya hemos visto, sólo beneficia a las empresas productoras y perjudica de forma escandalosa a los usuarios.

- Un nuevo plan de eficiencia eléctrica, con medidas cuantificables y objetivos viables, con la finalidad de reducir nuestro consumo entre un 20-25% del consumo.

- Eliminar de nuestro parque productor, aquellas centrales térmicas especialmente contaminantes, dejando de subvencionar el carbón. Evidentemente, esta medida tiene un coste social y laboral muy importante en determinadas zonas del país. En consecuencia, el Estado debería desarrollar en estas zonas, planes de desarrollo industrial de la misma forma que se hizo en otras épocas con la restructuración siderometalúrgica, dando vida y futuro a estas zonas.

- Es absolutamente insostenible, que la energía hidráulica no tenga un impuesto por el uso de un bien público, el agua, para un beneficio privado. Si se siguiera los sistemas impositivos de otros países respecto a este tipo de actividad, las centrales hidráulicas deberían aportar al Estado unos 1.200 millones de euros anuales, siendo Iberdrola la empresa que más tendría que aportar.

- Respecto a la energía nuclear, el cierre de las centrales nucleares cuando cumplan el ciclo de cuarenta años de actividad para lo que fueron diseñadas. Debe resolverse de una vez para siempre el tema de los residuos radioactivos generados por estas centrales. En el caso de Garoña, debería cerrarse ya. Si no se hace imponerle un impuesto (siguiendo el modelo alemán) en función de su producción eléctrica, al ser una central ya amortizada.

- Nuestro futuro pasa inevitablemente por la energía renovable. Por un lado, nuestro país dispones de un gran desarrollo industrial en renovables y con una tecnología propia puntera en el mundo, que deberíamos potenciar con nuevos desarrollos como las renovables marinas. Es un sector autóctono, que genera riqueza y muchos puestos de trabajo, siendo uno de los pilares de la recuperación económica.

Este desarrollo en energías renovables nos permite reducir nuestras importaciones energéticas y en consecuencia no depender tanto del exterior, así como evitarnos las emisiones de CO2 (unos 3.000 millones de euros anuales pagamos en derechos de emisión de CO2 a terceros países) que provocamos con las energías fósiles.

Su crecimiento y mejora tecnológica ha provocado una significativa reducción de costes, ya muy cercanos a la competitividad. Nuestro futuro pasa por seguir potenciándolas y favorecer el desarrollo del I+D+I en ellas.

Esto no es óbice para intentar evitar auténticas burbujas especulativas como se ha dado en las energías termosolares. Por ello, SI a las renovables pero con un desarrollo bien estudiado, razonable y asumible para el sistema eléctrico.

Estemos pues atentos a esta reforma eléctrica necesaria e imprescindible que nos marcará nuestro futuro por varias décadas. No soy precisamente muy optimista con el proyecto del PP, que por lo menos hasta ahora siempre se ha decantado a favor de los intereses empresariales y ha castigado a los usuarios. El ministro Soria debe de ser consciente, que esta ley debe de mirar el futuro del país, olvidándose de sus ideologías, buscando exclusivamente el beneficio del país. Si esta ley es desequilibrada tendrá una fuerte contestación social.

Crisis y futuro energético en España