Tenemos mucha prisa en ver ese rótulo y esos recuerdos en una calle importante de Madrid
De una iniciativa individual, casi emocional, al comprobar el día del aniversario de la matanza de los Abogados de Atocha que ninguna calle de Madrid llevaba su nombre, tras decenios de vida democrática municipal, ha surgido una auténtica explosión de apoyos para que este hecho incomprensible tenga reparación. El que el Sindicato CCOO haya mantenido heroicamente su memoria durante 40 años de silencios, y consiguiese la instalación del monumento de la Plaza de Antón Martín, no justifica en ninguna manera la total ignorancia por parte de todos los consistorios elegidos democráticamente hasta la fecha para que unos hechos tan relevantes para la vida ciudadana madrileña y la reciente historia de nuestro país tuvieran su reconocimiento y homenaje póstumo en el callejero. En solo unos días se han obtenido 19.000 apoyos para conseguirlo, formando una impresionante lista que abarca los sectores más amplios y plurales de la ciudadanía y las instituciones. Da ahora igual cómo y quién tramite ese expediente. Que se haga. Ya.
Pero en esa petición hacíamos referencia también a que tras el nombre de esa calle o avenida que ya parece cercana “Abogados de Atocha” se sintiesen reconocidos y representados todos los mártires de ese periodo que cayeron asesinados o heridos en la calles de Madrid durante en esos años y que jamás han tenido reconocimiento ni reparación. Deberemos exigir (exigimos) al menos una placa con el nombre de todos ellos y que ahora solo citamos en parte. Y sí, deberá estar en esa misma calle. En ese mismo monumento a la razón de las víctimas frente a la fuerza bruta que, como decía Unamuno, sobraba a los agresores. Para que aquella frase que acababa en un “no te olvidamos” tras cada atentado, y que acompañaba al nombre de la víctima en cada funeral, no esté condenada al olvido de los que siempre, de una manera u otra, cometemos el pecado de olvidar.
Hablamos en plural. Porque esa lista es ya patrimonio de todos sus firmantes. Desde el recuerdo colectivo de los asesinados y víctimas: El de los Abogados de Atocha en primer lugar; pero también y especialmente los de Arturo Ruiz, asesinado el 23 de enero de de 1976 y el de Mariluz Nájera, asesinada horas antes el siguiente 24 de enero y que quedaron ocultos en el dolor íntimo de sus familias por la trascendencia mediática, política y social de Atocha; el de Yolanda González, estudiante secuestrada por un comando fascista y asesinada de un tiro en la nuca el 1 de febrero de 1980; los de Jose Luís Montañés y Emilio Martinez abatidos a balazos en una protesta universitaria en 1977; el de Andrés Fraguas trabajador de El País asesinado con un paquete bomba el 30 de octubre de 1978 que dejo también mal heridos y sin manos a José Sampedro y a Carlos Barranco con mejor suerte; el de Luis Enrique Esteban Barahona y Lola Martínez Ayuso al que dejaron sin manos y a ella ciega de por vida en otro atentado fascista con paquete bomba el 27 de enero de 1980 al Club de Amigos de la UNESCO de Madrid. Y tantos otros… en una lista interminable y dolorosa que no puede ocultarse ni un día más. Suponemos que el Sr. Comisionado de la Memoria histórica del Ayuntamiento de Madrid, tan preocupado estos días por las placas a instalar sobre donde estaban la Checas de la ciudad, tendrá medios y tiempo para dedicarle sus esfuerzos a completar esta necesaria lista de caídos por la democracia y la libertad que aún podemos y debemos recordar los que aún sentimos dolor por tanta injusticia acumulada. Y, por favor, dedíquenle menos tiempo al academicismo para justificar retrasos. Tenemos mucha prisa en ver ese rótulo y esos recuerdos en una calle importante de Madrid. En breve nuestra petición se estará en el Registro Municipal.
Por Cristina Almeida Castro y Carlos Sotos Pulido
