sábado. 20.04.2024
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En 2003 y en nuestra Comunidad Autónoma se conjugaron todos los esfuerzos, incluidos los más turbios, para que la izquierda política y social no gobernara en nuestra región

Como nos adelantó Freud y reflexionaba Bauman, la insuficiencia de nuestros métodos para regular las relaciones humanas en la familia, el Estado y la sociedad, junto a la supremacía de la naturaleza, forman parte de la génesis del sufrimiento humano. Y no les faltaba razón.

En estos días nuestra Comunidad Autónoma está reviviendo en lo mediático el dolor que nos genera esta insuficiencia metodológica. En el día a día, esta carencia está generando un efecto demoledor sobre la confianza en nuestras instituciones, los anhelos de regeneración democrática y el futuro sostenible e integrador de nuestra región.

Un máster, supuestamente más devaluado que evaluado, nos devuelve a una realidad pre configurada e institucionalizada por la persistente situación económica: la igualdad de oportunidades es más virtual que real. Nuestra sociedad, por mor del progreso competitivo, beneficia a quienes mejor tienen tejidas sus redes sociales y sumerge en la incertidumbre a quienes cuentan con el único arte “reconocible y encomiable” de “sobrevivir” en este mundo desigual. Hoy todo apunta a que el futuro tan sólo está reservado a los primeros. Sin embargo, el futuro no está escrito. Tenemos que ser capaces de reorientarlo y contraponerlo al de quienes sólo piensan para sí mismos.

El Partido Popular está inhabilitado para trabajar por la construcción de una sociedad sostenible, integradora y con futuro. No ha sido capaz de regenerarse y cuanto más tiempo necesite para lavar su imagen pública, menos tiempo tendrá para frenar el embate de la nueva derecha que propone Ciudadanos. Esta afirmación, que la demoscopia aflora, encuesta tras encuesta, también afecta a la Comunidad Autónoma de Madrid. La alargada sombra de la corrupción tiene ante los tribunales a relevantes excargos públicos del Partido Popular madrileño. Y ahora Cristina Cifuentes, por un máster, también está en una cuerda floja que no soporta más presión. Es el momento de decir basta al Partido Popular.

Es incuestionable que las urnas han mantenido en nuestra región al Partido Popular gobernando. Hoy, esa misma demoscopia dibuja una feroz batalla por la hegemonía de la derecha. Pero, en su conjunto, también les sonríe de cara a futuros gobiernos en nuestra autonomía y en el gobierno central. A esta situación no se ha llegado por casualidad; tampoco por mandato electoral.

En 2003 y en nuestra Comunidad Autónoma se conjugaron todos los esfuerzos, incluidos los más turbios, para que la izquierda política y social no gobernara en nuestra región. Fueron Tamayo y Sáez quienes pusieron su “rostro” para que Esperanza Aguirre llenara de “ranas” las enlodadas charcas que afean y devalúan el crédito de nuestra democracia y región.

Tampoco podemos olvidar que una parte de la izquierda se afanó en zancadillear las posibilidades de cambio en nuestra región pidiendo el voto para un rival electoral. Sin aquellas patadas en la propia espinilla, a partir de mayo de 2015 la historia hubiese sido otra, seguro que bien distinta. La suma del voto progresista habría superado al del conjunto de la derecha que hoy nos gobierna en la Comunidad de Madrid. Los errores del pasado también conforman la realidad y orientan el futuro; reconocerlos, es el paso previo para acotar los efectos de la postverdad.

Madrid es territorio Actúa. Cuando nos sondean sobre la idoneidad de la aparición de una nueva fuerza política de izquierdas, quienes lo hacen, en la mayoría de los casos y con su mejor intención, nos trasladan su preocupación por la división del voto progresista. El ecosistema de la izquierda política y social es poliédrico; ninguna fuerza política ostenta su hegemonía, ninguna puede aspirar a ello y ninguna sobra. Las personas que hemos apostado por el proyecto de Actúa sabemos que, al contrario de la uniformidad, la pluralidad enriquece ideas, propuestas, soluciones y ofrece alternativas más solidarias y con más futuro. Y Madrid necesita girar hacia ese futuro contando con su realidad social, plural, multicultural y diversa.

Un simple máster ha puesto de nuevo en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones, alejado el horizonte de la regeneración democrática prometida, lapidado el prestigio internacional de España y socavado los cimientos de nuestra democracia. Por salvar el futuro político de una presidenta autonómica, la derecha está dispuesta a hacer todo lo posible por mantenerse en el poder, aunque el peaje a pagar vaya a cuenta del desprestigio de una universidad madrileña y pública. Claro, que ya sabemos para qué les importa lo público…

La dimisión de Cristina Cifuentes sería suficiente para devolver algo de normalidad a nuestra deteriorada Comunidad Autónoma. El poder no lo justifica todo y la derecha madrileña es experta en justificaciones por su ansia irrefrenable de poder.

No partimos de la nada, tampoco venimos a dividir. Nuestra apuesta quiere sumar, convencer al voto progresista y de izquierdas, devolver la ilusión a aquellas personas que hoy se sienten frustradas y defraudadas

La crisis económica, los métodos de la derecha para atajarla y el modelo socioeconómico que nos proponen no generan seguridad y ahondan en el sufrimiento de las personas. Salarios de miseria y empleos precarizados para los jóvenes y no tan jóvenes. Un sistema educativo basado en las estadísticas y no en la formación de una ciudadanía crítica. Una sanidad que, a poco que se rasque, indica que el negocio se antepone a la salud de todas y todos. Un modelo de desarrollo territorial que entiende el espacio público como una oportunidad para la especulación. Un servicio de dependencia en el que sus beneficiarios pueden llegar a morir sin tan siquiera contar con la primera evaluación de su grado de dependencia. En definitiva, una apuesta clara y decidida de la derecha por ofrecernos una sociedad individualista, con un futuro incierto, incluso para quienes hoy están por encima de la media de la pirámide social, y que valora los mermados servicios públicos del Estado del bienestar como una oportunidad para el lucro económico de unos pocos.

Un máster, supuestamente más devaluado que evaluado, nos ha devuelto a la realidad. Es tiempo de actuar. En Madrid capital Actúa ya se ha presentado en sociedad, y ahora seguimos haciéndolo pueblo a pueblo, ciudad a ciudad; y lo hacemos con ganas, con convicción; acercándonos a la gente que ha confiado en este proyecto político. Y también lo estamos haciendo con la sociedad organizada y lo continuaremos haciendo con el resto de organizaciones políticas de izquierdas y progresistas que compartan con nosotros la idea de que la cooperación es la única salida.

En poco más de un año, las madrileñas y los madrileños estaremos convocados de nuevo a las urnas. Será el momento de evaluar los compromisos cumplidos, las promesas olvidadas y los anhelos frustrados. Será el momento de recordar los errores y los turbios movimientos del pasado que propiciaron los gobiernos del Partido Popular en España y en nuestra Comunidad Autónoma. Y en esa oferta de ideas, proyectos y futuro, Actúa también estará presente. Madrid es territorio Actúa. Sabemos que el reto es difícil, pero no sólo nos mueve el convencimiento y la ilusión, también nos impulsan nuestra experiencia institucional y fuerzas renovadas. No partimos de la nada, tampoco venimos a dividir. Nuestra apuesta quiere sumar, convencer al voto progresista y de izquierdas, devolver la ilusión a aquellas personas que hoy se sienten frustradas y defraudadas. Tenemos la convicción de que esta suma será capaz de abrir desde el ecosistema de la izquierda una ventana al futuro sostenible e integrador que necesita nuestra región y toda su ciudadanía.

Firman el artículo María Garzón y Marcos Sanz, promotores de Actúa.

Madrid es territorio Actúa