viernes. 19.04.2024
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No hubo empresa pública que se salvara, algunas desaparecieron, como el Instituto Madrileño de Desarrollo (IMADE), y las que quedaron se vieron imbuidas en artilugios financieros que permitieron la corrupción

No hace falta ser un experto en política económica para constatar a diario la enorme masa de corrupción producida en la Comunidad de Madrid en los años de gobierno del PP, una corrupción que impregnó todas las actuaciones de este periodo, generando la región que tenemos. Seguramente alentadas por los años de bonanza económica y la posterior crisis, pero también, y muy especialmente por el modelo económico que se aplicó implacablemente, acompañado de la intransigencia propia de todo fundamentalismo. Lo que tuvo una especial virulencia en las políticas de suelo, donde se obtuvieron  suculentos beneficios  poniendo a disposición de iniciativas privadas y también públicas (sujetas a manejos posteriores de contratación) suelo para PAUs  y consorcios urbanísticos; no hay que olvidar que el gobierno regional diseñó un plan de inversión municipal, que aún existe, anterior plan PRISMA y actual PIR, que propició centenares de adjudicaciones muy censurables para el bienestar de los ciudadanos de la región.

También es inquietante no saber cuál es el grado de deterioro de lo público de muchos organismos de la Comunidad de Madrid. Por ejemplo, el Centro de Laboratorios y Servicios Industriales, fue adquirido en 2014 por la Cámara de Comercio de Madrid, que tenía como presidente a Arturo Fernández, quedando en manos privadas la verificación de equipos de medida, cómo surtidores de combustible, basculas…, sujetos a metrología legal, también registran temperaturas en almacenes y medios de transporte de ultracongelados para que  funcionen correctamente y no se interrumpa la cadena de frío.

Y no hubo empresa pública que se salvara, algunas desaparecieron, como el Instituto Madrileño de Desarrollo (IMADE), y las que quedaron se vieron imbuidas en artilugios financieros que permitieron la corrupción [2]. Bajo el paraguas de Esperanza Aguirre, de sus vicepresidentes González, Granados y de las leyes de acompañamiento a los presupuestos de la Comunidad de Madrid, se disolvieron  empresas y organismos públicos o pasaron a otras áreas, unos con una trayectoria importante de servicio público, otras como lastres de mega proyectos frustrados: Campus de la Justicia; Aeropuertos de Madrid (que se integró en Madrid Infraestructuras del transporte-Mintra) [3]; Turismo de Madrid; Arpegio y Tres Cantos se fusionan en una sola empresa.

Se puso a disposición de la iniciativa privada la totalidad de la participación de la Comunidad de Madrid en el capital social del Centro de Transportes de Coslada, Tecnoalcalá, Promomadrid, el Consorcio Centro de Laboratorios y Servicios Industriales de Madrid, Capital Riesgo Madrid, Inicap y Cemesa, y se enajenó la participación de la Comunidad de Madrid en Gedesma (Gestión y Desarrollo del Medio Ambiente de Madrid) [4].

Madrid está huérfana de un plan territorial pero también está huérfana de la capacidad de análisis y de la configuración de alternativas y trabajo pegado al terreno.

En este maltrecho panorama regional, y durante mucho tiempo, no ha surgido una voz que pusiera en solfa estas actuaciones. Probablemente, se pasó más tiempo en mirarse los ombligos que en conocer la realidad territorial de la región. Los acuerdos tripartitos de diálogo social se sucedieron, algunos ni siquiera esperaron a la aprobación de presupuestos regionales, y mientras se cerraban acuerdos para incentivar la industria y medidas para la I+D+i, como el Plan de Fomento e Impulso de la Industria de la Comunidad de Madrid (FICAM), que cubría el periodo 2009-2012, el gasto público mermaba y en todo este marasmo se seguían produciendo acuerdos entre las fuerzas sociales, económicas y el gobierno regional del PP [5]. Eran los tiempos en que desaparecieron el Consejo de la Mujer y el Consejo de la Juventud -lo que indica el nivel de prioridades de quienes administraban la región- y de desaparición de empresas públicas, como hemos visto anteriormente.

Es evidente que la región de Madrid necesita otra manera de hacer política y un cambio profundo de mentalidad que apueste por alternativas sostenibles y equilibradoras, que permitan la inclusión y fomente empleos de calidad

Luego le seguirían otros, ¡probablemente, siempre justificados por los firmantes! Pues, el dialogo social se ha considerado, en la práctica y en muchas ocasiones como un fin en sí mismo, como un intercambio de reconocimientos, no como un medio para avanzar y transformar.

Si las opciones económicas y territoriales desarrolladas en los últimos años  son altamente vulnerables, de escaso valor añadido, muy vinculadas a comercio, hostelería y servicios de escasa cualificación, el empleo así constituido es vulnerable, altamente precario y escasamente cualificado, todo ello favorecido por las reformas laborales, también por la libertad de horarios comerciales, que no existe en otras ciudades y CCAA.

Tan llamativo como el tipo de  actividad económica que se ha generado en la región, es la ausencia o escasez de actividades terciarias de alto valor añadido y con uso de alta tecnología, que de manera independiente o al servicio de otras actividades económicas, como la servindustria, propicien otro modelo productivo y, por lo tanto económico y, sobre todo impulsen su asentamiento en el sur y este regional cómo actuación de reequilibrio territorial.

Además el momento actual requiere estar presente en la apuesta tecnológica de nuestro aparato productivo, para lo que es determinante la reinversión de los beneficios empresariales. Hay que acudir a tiempo a la nueva revolución tecnológica: la 4.0

Las multinacionales la tienen ya presente, falta que la Pyme de nuestra región se incorpore a este reto de futuro para nuestra economía, sin duda el ámbito de la empresa tiene que adquirir la  relevancia que se merece y los empresarios de la región deben admitir que para acudir a cualquier reto donde quieran estar presentes hace falta una dosis elevada de democracia empresarial, en ello juega un papel importante la patronal madrileña CEIM y los sindicatos de la región.

Bankia (antigua caja de Ahorros de Madrid, con un rescate millonario) debería jugar el papel de soporte financiero para este reto.

Los tiempos de perversión de la política regional parece que han cambiado, aunque en el gobierno esté el mismo partido político de entonces, pero ahora sin la mayoría absoluta de la que han abusado tantos años. Ante la pluralidad de opciones manifestadas en las últimas elecciones regionales se hace evidente la necesidad de negociar las políticas y de revisar los modelos para la región. Hasta ahora esta situación ha conseguido obligar al PP  a  ralentizar sus actuaciones pero aun subsiste su obcecación de un modelo perverso para la región.

El riesgo está ahí, esperemos que el camino que se tome sea potenciar nuestra economía a través de la opción tecnológica. Aquí estará la clave para nuestro reequilibrio territorial.

Finalmente, hay que tener presente el modelo que nos ha dado el neoliberalismo a nivel territorial y económico. El desconocimiento de estos procesos, solo traerá un impasse o retroceso, en primer lugar para los más débiles y también para el conjunto de la región.

El esfuerzo de acercarse a esas realidades, en el territorio y en la empresa requiere  que dejemos a un lado los discursos huecos y genéricos. Es evidente que la región de Madrid necesita otra manera de hacer política y un cambio profundo de mentalidad que apueste por alternativas sostenibles y equilibradoras, que permitan la inclusión y fomente empleos de calidad.


[1] Primera parte de este artículo: “La perversión de las políticas en la región de Madrid. Una historia que no hay que olvidar”.
[2] La empresa pública de agua de la Comunidad de Madrid, el “Canal de Isabel II” está siendo investigada.
[3] Mintra también desapareció en 2011.
[4] Ver ley de medidas fiscales, administrativas y racionalización del sector público, de acompañamiento a los presupuestos de la Comunidad de Madrid
[5] Como por ejemplo, el 29 de diciembre de 2009 se firma un acuerdo entre CC.OO, UGT, CEIM y el Gobierno Regional.

La degradación de lo público en la Comunidad de Madrid