jueves. 28.03.2024
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Foto: granadablogs.com

@Montagut5 | Fernando de los Ríos se encontraba en Ginebra impartiendo un curso de verano y visitando a Pablo de Azcárate, que desempeñaba una alta responsabilidad en la Sociedad de Naciones como secretario general adjunto, cuando se produjo la sublevación del 18 de julio de 1936. Los dos políticos marcharon a París para reorganizar la embajada española, fundamental en aquellos momentos porque la República necesitaba el apoyo de Francia. Fernando de los Ríos desempeñó el cargo de embajador hasta que el gobierno envió a Álvaro de Albornoz. Azcárate, por su parte, renunció a su cargo en la Sociedad de Naciones, y pasó a representar a la República en Londres, un destino aún más complicado que el parisino.

Nuestro protagonista regresó a España y fue nombrado rector de la Universidad Central de Madrid. En esta responsabilidad permaneció entre el 31 de agosto y el 5 de octubre de 1936.

El gobierno le nombró embajador en los Estados Unidos. Allí representó a la República Española hasta el final de la contienda. Al terminar la guerra se quedó en aquel país. Consiguió entrar como profesor en la New School for Social Research en Nueva York. Regresaba, pues, a la vida académica que tanto le gustaba. Visitó distintas Universidades en América latina debido a su enorme prestigio.

Fernando de los Ríos fue represaliado en la distancia, ya que la dictadura franquista decidió depurarle como catedrático junto con otros profesores a través de una Orden del Ministerio de Educación Nacional del día 3 de febrero de 1939.

Cuando se constituyó el primer gobierno de la República en el exilio en agosto de 1945, presidido por José Giral, fue nombrado ministro de Estado (asuntos exteriores). Desempeñó este cargo hasta el mes de marzo de 1946 por renuncia personal antes de la entrada de los comunistas en el gobierno. Aún así, siguió representando a la República ante las Naciones Unidas.

Fernando de los Ríos falleció en New York tras una larga y penosa enfermedad. Nunca pudo ver restaurada la democracia, a pesar de las esperanzas que había despertado la victoria aliada, que muy pronto se frustraron en el contexto de la guerra fría. Pero sus restos regresaron a España y descansan desde 1980 en el Cementerio Civil de Madrid.

Las últimas etapas de Fernando de los Ríos