viernes. 19.04.2024
10-02_Palestina
Jinetes árabes durante la Gran Revuelta cerca de Nablús.

@Montagut5 | En el anterior artículo sobre la primera gran etapa de la Revuelta Árabe llegamos a ver cómo los ejércitos árabes del este y del norte se unían en abril de 1918, mientras los británicos tomaban Al-Munawwara. Era el momento de atacar Maán, aunque esta operación fue harto complicada por la potencia de los turcos, que además reforzaron la defensa de Ammán. En consecuencia, se decidió emprender la decisiva ofensiva para reforzar a las fuerzas de Faysal, y rodear a las fuerzas armadas otomanas. Se pidió a Husayn que enviara las tropas que estaban cerca de La Meca y Medina, pero el jerife se negó porque temía quedarse sin estos ejércitos, especialmente frente a Ibn Saud, que no intervenía pero solamente gracias al pacto que establecieron con él los británicos. Por otro lado, los turcos, que seguían defendiendo la guarnición de Medina, no estaban dispuestos a rendirse bajo ningún concepto.

En abril de 1918, Allenby decidió reforzar a Faysal, una vez que se había hecho fuerte en la costa palestina mediterránea y en Jericó en la del Mar Muerto. El apoyo era importante porque incluía armamento pesado, oficiales y tropas británicas, egipcias, australianas y francesas. Se creó una fuerza armada harto variopinta, compuesta de soldados occidentales bien pertrechados y de árabes, muchos de ellos jinetes, que habían sufrido hasta ese momento muchas penalidades.

El primer objetivo era tomar la estación de Der’a, que unía Palestina con Damasco y la Transjordania. Primero atacarían las fuerzas árabes y luego aparecerían las de Allenby. Las operaciones comenzaron a mediados del mes de agosto. Los ejércitos árabe y británico avanzaron y los turcos fueron retirándose. A mediados del mes siguiente estaba ya clara la supremacía de los primeros sobre los segundos. Cuando el sol se ponía el día 30 de septiembre, las primeras fuerzas beduinas y drusas entraban en Damasco. En el amanecer del día siguiente lo hacían las tropas árabes y occidentales. Al parecer, existe cierta polémica entre unos y otros a la hora de establecer quien entró primero y a qué hora, pero lo que quedaba claro que se trataba de una victoria decisiva en el Próximo Oriente y en la propia Gran Guerra. Además, sin lugar a dudas, la población celebró la llegada de las tropas árabes, aunque la alegría no fue tanta en relación con la presencia occidental. Lawrence de Arabia también entró en Damasco. Se alzó la bandera árabe, y se abrió una nueva etapa en la historia del Próximo Oriente.

La toma de Damasco en la Revuelta Árabe