jueves. 28.03.2024
entente
Postal de la época en referencia a la Conferencia de Algeciras.

En 1905, el káiser Guillermo II desembarcó en Tánger para manifestar su apoyo a la independencia de Marruecos, frente a los intereses franceses en la zona

@Montagut5 | El comienzo del siglo XX en el Norte de África viene marcado por los 98. Las potencias coloniales europeas mediterráneas, es decir, Francia, España e Italia, habían sufrido serios reveses en 1898. Francia había tenido que ceder en Fashoda ante el poderío británico, España había perdido sus colonias de Ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), e Italia había sufrido el Desastre de Adua, en su intento de controlar Etiopía.  Estos fracasos provocaron que intentaran resarcirse en el Norte de África. En 1904 los franceses y británicos, en línea con su cada vez mayor entendimiento internacional, establecieron el status quo del Mediterráneo y marcaron el reparto de influencias. Francia ejercería su poder en Marruecos, mientras que se confirmaba el dominio británico sobre Egipto. El caso marroquí presentaba dos cuestiones que había que tener en cuenta, el control del Estrecho, algo que los británicos consideraban fundamental, y los intereses españoles en el norte, en el Rif y la Yebala. Precisamente el interés español se conformó como la solución a la preocupación de Londres por el Estrecho, ya que los deseos de Madrid eran vistos como el contrapeso al poder francés en esta zona vital para el Mediterráneo.

Dos años antes, en 1902, los franceses e italianos habían llegado a un acuerdo secreto, por el que los primeros reconocían la influencia de los segundos en una amplia zona entre Túnez y Egipto, la Tripolitana y Cirenaica, es decir, la futura Libia. El acuerdo era secreto porque Italia seguía perteneciendo a la Triple Alianza, bajo los auspicios de Berlín y Viena.

Así pues, parecía que las potencias habían conseguido diseñar un mapa que contentaba a todos los intereses, pero la situación se complicó porque Alemania no estaba dispuesta a aceptar este reparto de influencias entre Londres, París, Roma y Madrid. La cuestión de Marruecos se convirtió en un punto de intensa fricción internacional en la época previa a la Gran Guerra.

En 1905, el káiser Guillermo II desembarcó en Tánger para manifestar su apoyo a la independencia de Marruecos, frente a los intereses franceses en la zona. Ante la gravedad de la situación se convocó la Conferencia de Algeciras al año siguiente. Gran Bretaña defendió los intereses franceses y españoles en la zona pero, también Italia, miembro de la Triple Alianza, en virtud del pacto secreto de 1902. Alemania quedó aislada y terminó por aceptar los planteamientos británicos de mantener Marruecos independiente, pero con varios puertos abiertos al comercio exterior bajo tutela franco-española, además de que ambos países adquirían el compromiso de ejercer un protectorado. Posteriormente, según los acuerdos firmados en noviembre de 1912 por Francia y España, Marruecos quedó dividido en dos protectorados, uno francés al sur y otro español al norte. El resultado de la crisis de 1905 fue contrario a los intereses alemanes y permitió comprobar que Italia se estaba alejando de la Triple Alianza. La Entente salió reforzada.

La tensión internacional volvió a Marruecos en 1911. El sultán llamó a los franceses para que sofocaran unas revueltas internas, ocasión aprovechada para ocupar la ciudad de Fez. Esto conculcaba lo estipulado en Algeciras y Alemania expresó su disconformidad enviando un barco de guerra, el navío cañonero Panther, a Agadir, el principal puerto atlántico de Marruecos, con el pretexto de proteger a los comerciantes alemanes de la zona. Gran Bretaña apoyó a Francia y los alemanes tuvieron que retirarse y aceptar el poder francés sobre Marruecos, aunque consiguieron territorios en Camerún como compensación. La alianza entre el Reino Unido y Francia se fortaleció.

Las tensiones en el Norte de África a comienzos del XX