viernes. 19.04.2024
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Directorio civil de Primo de Rivera

El Socialista esperaba que la clase obrera supiera apreciar la serie de obstáculos que se presentaban para su redacción, y entendiera que no se publicasen determinadas cuestiones

Al día siguiente del golpe de Miguel Primo de Rivera, la redacción de El Socialista recibió una nota de la Capitanía General de Madrid en la que se solicitaba la presencia de un responsable para que recibiese un ejemplar del Bando de Guerra declarado en dicha región militar y para que recibiese instrucciones sobre la censura previa que se había establecido, y que comenzaba a tener vigor en las ediciones de la noche de los periódicos. 

Las instrucciones de la censura previa establecían que había que enviar las pruebas de los originales para ser revisadas por un gabinete que se había montado en Capitanía para dicho cometido. Quedaba taxativamente prohibido tratar sobre la guerra de Marruecos y no se podían hacer críticas sobre la situación actual.

Las instrucciones fueron publicadas en el número del día 15, calificando el momento como uno de los “más gravísimos por que jamás pasó la historia de España”. Con mesura el diario quería manifestar su protesta.

El periódico expresaba que deseaba vivir en un régimen de libertad y democracia porque era el único modo de que la vida ciudadana fuera digna. La censura previa era considerada como la negación del derecho a escribir, y de ese modo se asfixiaba el pensamiento. Pero la organización obrera y el pueblo necesitaban que El Socialista se publicase, defendiendo la causa socialista. El periódico anunciaba que haría todo lo posible para no romper la relación constante con el proletariado.

Se reconocía que hacer el diario iba a convertirse en una tarea complicada. No se podía tratar nada relativo a la guerra, un asunto que, como sabemos, era una prioridad para los socialistas desde los tiempos del 98, y que tantas preocupaciones generaba en la opinión pública.

El Socialista esperaba que la clase obrera supiera apreciar la serie de obstáculos que se presentaban para su redacción, y entendiera que no se publicasen determinadas cuestiones.

En el número siguiente se insistió en esta cuestión, informando que no se iban a publicar comentarios que no pasarían la censura, por lo que era inútil hacerlo, esperando que los lectores comprendieran el momento en el que se estaba viviendo. Además, se insertaba una proclama en la que se pedía el apoyo a los trabajadores para que el diario no desapareciese porque sería muy perjudicial para el PSOE y la UGT.

Estas explicaciones y la mesura que manifestaba la redacción de El Socialista expresaban la postura moderada del socialismo español ante el golpe a la espera de acontecimientos, y siempre en la línea política y sindical de mantener a ultranza las organizaciones, recomendando que no se emprendiesen acciones, ante el temor de que la nueva situación afectase a las mismas con el peligro de que fueran clausuradas, y que el Partido y el Sindicato defendieron públicamente en manifiestos y recomendaciones en las propias páginas del diario.

Conviene consultar los números 4555, 4556, 4557, 4558 y 4559 de El Socialista.

Los socialistas frente la censura de Miguel Primo de Rivera