jueves. 28.03.2024
felipe V
Retrato de Felipe V.

@Montagut5 | El 25 de octubre de 1743 se firmaba el Segundo Pacto de Familia entre Francia y España, en Fontainebleau. Hubo uno antes y habría otro después. Pues bien, en este artículo intentaremos estudiar estos pactos entre las dos potencias, ya que marcaron la política internacional de España entre 1733 y la Revolución Francesa. Dos se firmaron en tiempos de Felipe V y el tercero con Carlos III.

Efectivamente, hubo tres Pactos de Familia, llamados así porque en ambas potencias reinaban los Borbones. Estos tratados tenían un objetivo común, y que no era otro que enfrentarse al gran rival de ambos Estados, el Reino Unido, aunque también obedecían a otros intereses y objetivos.

Cuando Felipe V fue reconocido como rey después de terminada la Guerra de Sucesión española después del Tratado de Rastatt y la Paz de Utrecht, desarrolló una intensa política exterior que pretendía recuperar los territorios italianos que se habían perdido. En este empeño encontró el claro apoyo de su segunda esposa, la reina Isabel de Farnesio, deseosa de alcanzar tronos para sus hijos, y de Alberoni. Se cuestionaban, por tanto las paces que habían sellado la Guerra de Sucesión. De ese modo, en 1717 se ocupó Cerdeña, y al año siguiente se invadió Sicilia. Pero para frenar este cuestionamiento del orden internacional se formó la Cuádruple Alianza compuesta por Gran Bretaña, Francia, Holanda y Austria que derrotó a España, provocando la caída de Alberoni. Es de destacar que Francia no había apoyado a España. El regente, el duque de Orleáns, era un enemigo claro del rey Felipe V, porque impidió que pudiera intervenir en los asuntos de Versalles. Felipe siempre añoró poder convertirse en rey de Francia.

En 1725, España y Austria firmaron tratados de paz, y al año siguiente estalló la guerra contra Inglaterra, comenzando un enfrentamiento casi permanente entre Madrid y Londres, por las ventajas obtenidas por Gran Bretaña en detrimento de España en Utrecht (en 1739 se convertiría en la Guerra del Asiento). Pero la paz entre Madrid y Viena no era bien vista por el resto de las potencias, generando un proceso que desembocaría en la firma del Convenio de El Pardo en 1728 y que reconocía la vigencia definitiva del Tratado de Utrecht.

A partir de entonces, José Patiño dio un giro a la política exterior española, que no había logrado sus objetivos de cuestionamiento de Utrecht, y que pasaba por consolidar una clara alianza con Francia, consciente que España sola no podía alcanzar sus objetivos internacionales. Este era el contexto en el que se firmó el Primer Pacto de Familia entre Felipe V y Luis XV de Francia el 7 de noviembre de 1733 en el Real Sitio de El Escorial. Madrid pensaba que sería el mejor camino para recuperar los territorios italianos bajo el poder austriaco, y Versalles necesitaba apoyos en su intervención en la Guerra de Sucesión polaca. El resultado de esta nueva alianza terminó siendo más favorable para España que para Francia, ya que consiguió que el joven Carlos –futuro Carlos III- fuera coronado rey de Nápoles, mientras que Luis XV no consiguió restaurar a su suegro en el trono polaco.

Como decíamos al principio, el 25 de octubre de 1743 se firmó el Segundo Pacto de Familia en Francia, entre Felipe V y Luis XV. El contexto era ahora la Guerra de Sucesión de Austria. Felipe V consiguió que su hijo Felipe fuera designado duque de Parma, Plasencia y Guastalla, tomando posesión de estos territorios en 1748. De ese modo, aunque Nápoles y Parma eran estados soberanos, serían gobernados por Borbones, por hijos del rey de España.

El reinado de Fernando VI se caracterizó en política exterior por una rebaja clara del belicismo anterior, optándose por una alternativa que puede ser definida como de “neutralidad activa”.  Se liquidó el Segundo Pacto de Familia, por lo que no se tuvo que apoyar a Versalles en sus guerras, y se fortaleció la flota. En vista del distanciamiento entre España y Francia, Inglaterra optó por ceder un tanto, renunciando al navío de permiso y al asiento de negros.

Pero el rey Carlos III regresó a una política exterior muy activa y belicista frente a Gran Bretaña, empeñado en la recuperación de Gibraltar y Menorca. Así pues, se volvió a entablar la alianza con Francia. El 15 agosto de 1761 se firmaba en París el Tercer Pacto de Familia (Grimaldi por parte española, y Choiseul por la francesa). Este Pacto dejaba muy claro que un ataque a una de las dos potencias suponía atacar a la otra, y que cada uno de los integrantes de la alianza debía mirar por los intereses de la otra parte. Esta alianza obligó a España a intervenir en la Guerra de los Siete Años en apoyo de Francia frente a Inglaterra que, de todas formas, era clara enemiga para la corte madrileña, por lo que la entrada en el conflicto no parecía forzada. Pero el resultado no fue muy bueno porque España tuvo que entregar Florida a Londres, y parte de Uruguay y la Colonia de Sacramento a Portugal.

En 1768, el Tercer Pacto fue ampliado en asuntos marítimos y de comercio. Además, en 1779 se amplió en el Tratado de Aranjuez. Suponía la revancha de ambas potencias frente a Inglaterra después del fracaso de la Guerra de los Siete Años. Versalles y Madrid decidieron apoyar a los colonos norteamericanos en su lucha por la independencia. España recuperaría Florida y Menorca, además de la Colonia de Sacramento. La Revolución Francesa terminaría con este sistema de alianzas.

Los Pactos de Familia