jueves. 25.04.2024
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Rosalia de Castro, Manuel Curros Enriquez y Eduardo Pondal

@Montagut5 | El inicio de los regionalismos y nacionalismos en el siglo XIX en España viene asociado en muchos casos con una primera etapa de renacimiento o resurgimiento de la cultura y la lengua propias, relegadas frente a la general del Estado. El caso más conocido es el de la Renaixença catalana. El fenómeno de toma de conciencia cultural gallega es conocido como Rexurdimento, en el que Rosalía de Castro y de Eduardo Pondal tuvieron un destacado protagonismo, pero también Manuel Martínez Murguía, a la sazón esposo de Rosalía, que dedicó muchos esfuerzos para recuperar el pasado histórico gallego. El trabajo de estos escritores e intelectuales debe ser destacado especialmente, ya que la lengua gallega había sido abandonada por las élites sociales de Galicia hacia varios siglos, quedando solamente en el ámbito campesino. El atraso económico y social gallego hizo muy difícil este renacimiento cultural. La situación de la que se partía, por tanto, era mucho más dura que la catalana donde siempre se había conservado gran parte de la cultura propia, y donde la burguesía era muy potente y activa.

El inicio hacia la toma de conciencia del galleguismo en clave política tiene sus orígenes en tiempos de la Primera República. Posteriormente, Segundo Moreno Barcia presentaría un proyecto de Constitución galaica en el año 1887. Precisamente este político e intelectual se había destacado en el federalismo en Galicia durante el Sexenio Democrático.

A finales de los años ochenta del siglo XIX el galleguismo comienza a tener cierta fuerza en sectores de la clase media gallega. Es la época de Valentín Lamas Carvajal y de Alfredo Brañas. Éste último publica en el año 1889, Bases Generales del Regionalismo y su aplicación a Galicia. Brañas era de tendencia conservadora y estaba empeñado en luchar contra el caciquismo y por la redención de los foros. Su conservadurismo se cifraba en su rechazo del parlamentarismo, y en la defensa de la existencia de la “patria gallega” pero dentro de la “patria española”.

Por su parte, Murguía atrajo a importantes sectores de la clase media en la Asociación Regionalista Gallega de 1891, y luego en la Liga Galega. Incluimos un fragmento del Manifiesto de la Liga, publicado en Santiago de Compostela el 24 de junio de 1899:

"No nace hoy la Liga Gallega de Santiago, constituida desde que la autoridad aprobó sus estatutos en julio de 1898 (...) las circunstancias y porque entonces y después atravesó España, no eran oportunas para manifestar en alta voz nuestro pensamiento (...). Tristísimos y vergonzosos sucesos, que han labrado la ruina del Estado español (...) deseamos la supresión de los gobiernos civiles, diputaciones provinciales y demás funcionarios y centros (...) y pedimos para Galicia (...) una Diputación regional, a la cual corresponderá atender y resolver, con independencia del poder central, los asuntos peculiares a la pequeña patria.

Queremos también la desaparición de los ayuntamientos rurales, odiosos albergues del caciquismo (...)

En nuestros asuntos administrativos y judiciales queremos que se tramiten y resuelvan en todas las instancias, dentro del territorio gallego (...)

Reclamamos (...) un sistema tributario y prefijar por medio de conciertos con el Estado, un cupo anual"

Los orígenes del galleguismo en el XIX