Los Malcontents
La sublevación tuvo algunos precedentes que se pueden observar desde 1825, aunque estalló claramente en abril del año 1827. El gobierno reaccionó con energía fusilando a algunos de los cabecillas de partidas que se habían levantado, además de derrotar a los sublevados. La reacción gubernamental y la concesión de algunos indultos hicieron que se disolvieran las partidas restantes. Pero en el mes de julio el movimiento de los malcontents resurgió y, aunque sufrió repetidas derrotas, no parecía que pudiera ser eliminado del todo. Es más, los agraviados consiguieron controlar Cervera, Manresa y Vic en el mes de agosto. Al mes siguiente se aumentó la presencia militar y el rey Fernando VII viajó a Cataluña. En Tarragona dirigió una proclama a los sublevados en la que prometía el perdón si deponían su actitud. En octubre la sublevación fue vencida, y casi todos sus jefes y líderes ajusticiados.
Aunque el movimiento se dio entre los elementos más absolutistas de Cataluña, también se produjeron incidentes en Aragón, País Vasco y Valencia.