sábado. 20.04.2024
calle 7 julio

@Montagut5 | Los hechos acontecidos entre el 6 y el 7 de julio de 1822 en la Plaza Mayor de Madrid se inscriben en las luchas políticas de absolutistas y liberales doceañistas y exaltados en el Trienio Liberal. En este trabajo, después de haber realizado un estudio general del Trienio en otro artículo, intentaremos relatar lo que ocurrió.

En febrero de 1822, Martínez de la Rosa se había hecho cargo del Gobierno. Se trataba de un gabinete moderado, de doceañistas frente a los exaltados, los más radicales de la familia liberal.

Cuando el 30 de junio el rey Fernando VII regresaba de cerrar la legislatura en las Cortes estalló la violencia entre la Guardia Real y el pueblo madrileño. La situación era muy delicada. Por un lado, estaban los partidarios de la vuelta al más puro absolutismo, como el rey, su familia, y destacados miembros de la nobleza y la jerarquía eclesiástica en la corte madrileña, además de las partidas realistas en muchos lugares de la geografía española. Por otro, los liberales doceañistas o moderados eran contrarios a la radicalización que se estaba produciendo, pretendiendo frenar las veleidades democráticas de las Cortes a través de una reforma constitucional que, entre otras cosas, crease una segunda cámara o Senado. Por fin, el liberalismo más exaltado quería la profundización de las reformas para cambiar todo el entramado político del Antiguo Régimen, y se manifestaba en el Ayuntamiento de Madrid, la Milicia Nacional y las Sociedades Patrióticas.

En Palacio se preparaba la insurrección, y se produjeron algunos hechos en este sentido. El 2 de julio cuatro batallones de la Guardia Real se reunieron a las afueras de la capital, y aunque el general Morillo intentó persuadirles, marcharon hacia El Pardo. Otros dos batallones se quedaron custodiando el Palacio Real.

Estos hechos motivaron la movilización de la Milicia Nacional, el instrumento armado del liberalismo más progresista, y el Gobierno ordenó al general Espinosa que marchase sobre Madrid.

El día 3, una delegación de los sublevados se dirigió al rey. Fernando VII vio una oportunidad en este hecho para conseguir sus objetivos de retornar al absolutismo o, por lo menos, moderar el sistema político de forma radical, y convocó una Junta que debía estar compuesta por el Gobierno, el Consejo de Estado, el Jefe Político de Madrid, y las altas jerarquías militares. En todo caso, el Gobierno, aunque muy moderado, desconfiaba de esta reunión, sabiendo lo que pretendía el monarca y porque no era un órgano que estuviera amparado por la Constitución, por lo que no tramitó la convocatoria. Además, los ministros sospechaban que podían caer prisioneros en Palacio, como terminaría ocurriendo.

Pero el rey siguió maniobrando y desautorizó la movilización de las tropas de Espinosa sobre Madrid para frenar a la Guardia Real insurrecta. La Guardia Real decidió actuar decididamente el día siguiente cerrando el Palacio Real, con el Gobierno dentro.

En la madrugada del 7 de julio los batallones de la Guardia Real se dirigieron hacia la Plaza Mayor donde se encontraba las unidades de la Milicia Nacional, y el denominado Batallón Sagrado, una unidad que acaba de formarse y comandada por el general Evaristo San Miguel, aunque el principal mando de esta amalgama de milicias sería el general Francisco Ballesteros. En esa noche, un grupo de regidores madrileños había entregado armas al pueblo. A pesar de la superioridad militar de la Guardia, las Milicias vencieron.

Entre las causas que explican este desenlace estarían la precipitación y torpeza de los absolutistas en la corte madrileña a la hora de preparar la insurrección, en que los liberales doceañistas, a pesar de su oposición a las veleidades democráticas de los exaltados, no estaban dispuestos a tolerar el retorno del absolutismo, y, por fina, al arrojo de los grupos populares madrileños en el combate en la Plaza Mayor.

Estos sucesos provocarían la llegada de un Gobierno más liberal y exaltado de Evaristo San Miguel, y la convicción por parte de los absolutistas de la necesidad de contar con el apoyo de las potencias para restaurar el absolutismo en España.


Estos hechos son recogidos en la novela 7 de Julio de la segunda serie de los Episodios Nacionales de Pérez Galdós.

Las jornadas del 6 y 7 de julio de 1822