sábado. 20.04.2024
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Imprescindible visitar, a tan solo diez kilómetros de Persépolos, la necrópolis de Nasq-e-Rostam, una de las mejor cuidadas de Irán

Cuando estudiamos siempre nos aparecía la historia de Persia en sus enfrentamientos con la Grecia clásica.

Siempre nos han aparecido los grandes emperadores persas, el Gran Ciro y posteriormente Darío, Jerjes Artajerjes…

Cuando te encuentras en Persépolis estando subiendo las escaleras y miras los inmensos frisos con los guerreros persas y medas a tu lado con su perfección, te das cuenta de la grandiosidad de donde te encuentras.

¿Vienes a descubrir conmigo Persépolis?

Fue la capital del Imperio Persa durante la época aqueménida (512 a.C. – 331 a.C.). Se encuentra a unos 70 km de la ciudad de Shiraz, cerca del lugar en que el río Pulwar desemboca en el Kyrus.

La capital inicial del Imperio persa aqueménida fue Pasagarda, pero en el año 512 a. C. el rey Darío I el Grande emprendió la construcción de esta capital, ampliada posteriormente por su hijo Jerjes I y su nieto Artajerjes I. Mientras las capitales administrativas de los reyes aqueménidas fueron Susa, Ecbatana y Babilonia, la ciudadela de Persépolis tenía una función de capital ceremonial, donde se celebraban las fiestas de Año Nuevo. Era una residencia real poco conveniente y era visitada principalmente en primavera.

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Persépolis. Vista general, por Charles Chipiez (1892)

Alejandro Magno, en su campaña de Oriente, en el año 330 a. C. ocupó y saqueó Persépolis, incendiando el Palacio de Jerjes, para simbolizar quizá el fin de la guerra panhelénica de revancha contra los persas. Persépolis era todavía la capital de Persia en el año 316 a. C., La ciudad decayó poco a poco durante el periodo saléucida y las épocas posteriores. La cercana ciudad de Istajr se convirtió en el siglo III en centro del Imperio sasánida.

Darío I decidió establecer una nueva capital siendo valorada esta decisión como su voluntad de distinguirse de la rama principal de los aqueménidas, que estaban muy unidos a la ciudad de Pasargada.

Persépolis ya debía ser importante como lo atestigua la presencia de palacios y de puertas monumentales que se remontan a Ciro y Cambises III, así como una tumba inacabada muy importante. Las tablillas babilonias muestran que se trataba de un centro urbano desarrollado, activo y poblado, que tenía relaciones comerciales con Babilonia y era capaz de asegurar los medios logísticos y alimenticios para una obra de esta magnitud.

El historiador de la Persia aqueménida Pierre Briants informa que las obras en Susa y Persépolis supusieron unas grandes inversiones. Darío eligió como emplazamiento para su nueva construcción la parte baja de la formación rocosa del Kuh-e-Rahmat, que se convirtió así en el símbolo de la dinastía aqueménida.

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Hizo erigir la terraza, los palacios (Apadana, Tachara), las salas del Tesoro, así como las murallas, pero no se sabe con exactitud la fecha de cada obra. La única indicación irrefutable es suministrada por las tablillas que indican de la existencia de actividad constructiva al menos desde el año 509 a. C., cuando se empezaron a construir sus murallas.

Las construcciones de Darío fueron acabadas y completadas por sus sucesores: su hijo Jerjes I añadió al complejo la Puerta de todas las Naciones, el Hadish, o incluso el Tripylon, y siguió con Artajerjes I. El sitio permaneció en construcción hasta, por lo menos, el año 424 a. C. y quizás hasta la caída del Imperio persa: una puerta quedó inacabada, así como un palacio atribuido a Artajerjes III.

La construcción de Persépolis no se llevó a cabo con mano de obra esclava, sino que trabajaron en ella obreros provenientes de todos los países del imperio: Babilonia, Caria, Jonia o Egipto.

Persépolis no contaba con defensas sólidas. Además, la posición al pie del Kuh-e Ramât representa un punto flaco a causa del débil desnivel al este, entre la terraza y el suelo. Este lado estaba protegido por una muralla y por torres.

La información acerca de la conquista y destrucción de Persépolis por Alejandro Magno procede principalmente de los textos de historiadores antiguos, especialmente de Plutarco, Diodoro Sículo y Quinto Curcio Rufo. El historiador Duruy lo cuestiona cuando dice “vemos que poco tiempo después de la muerte del conquistador, el sátrapa Peucestas sacrifica allí a las almas de Filipo y de Alejandro”.

Tras haber tomado Persépolis en el año 331 a.C., Alejandro Magno dejó allí una parte de su ejército y continuó su marcha hacia el este. No regresó a la ciudad hasta algún tiempo después. Al final de un día de borrachera en honor de la victoria, Persépolis fue incendiada por orden del conquistador, en mayo del 330 a. C.

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Las razones para esta destrucción son diversas. Plutarco y Diodoro relatan que un Alejandro borracho habría lanzado la primera antorcha sobre el palacio de Jerjes a instigación de Tais que sería posteriormente la esposa de Ptolomeo, quien lanzó la segunda.

Esta hipótesis podría ser verdadera debido a las destrucciones del Tripylon y del Hadish, que muestra que estos edificios construidos por Jerjes sufrieron en el incendio más que otros.

Los historiadores suelen sostener que la razón de la destrucción de Persépolis fue aparentemente de orden político, reflejándose una decisión meditada por parte de Alejandro. Cuando el vencedor había ordenado salvar las ciudades tomadas y especialmente Babilonia, no ahorrando ningún gesto para reconciliarse con la población persa, salvo con Persépolis.

Habiendo hecho la población un acto de sumisión forzada o voluntaria, seguía, sin embargo, vinculada ideológicamente a Darío III, el soberano legítimo, y estaba en malos términos con los conquistadores. La decisión fue, pues, incendiar el santuario dinástico persa para hacer patente a la población el cambio de poder.El historiador Duruydice que “Alejandro quiso anunciar a todo el Oriente, mediante esta destrucción del santuario nacional, el fin del dominio persa”.

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La destrucción de Persépolis marca el fin del símbolo del poder aqueménida. El primer Imperio persa desapareció completamente con la muerte de Darío III, último emperador de su dinastía. La helenización comenzó con los seléucidas. Persépolis continuó siendo utilizada por las dinastías persas sucesivas.

La ciudad baja fue abandonada progresivamente en beneficio de su vecina Istair en la época parta. Hay una inscripción en pahlavi querelata como un hijo de Ormuz I dio un banquete y procedió a ofrecer un servicio de culto, en consecuencia, la ciudad pudo seguir como lugar de culto durante varios siglos después del incendio de 330 a. C. Persépolis sirvió igualmente de referencia arquitectónica para ciertos elementos de las construcciones sasánidas como el palacio de Firuzabad.

Las primeras excavaciones arqueológicas fueron realizadas en 1878. Motamed-Od Dowleh Farhad Mirza, gobernador de Fars, dirigió los trabajos que sacaron a la luz una parte del Palacio de las cien columnas. Poco después, Charles Chipiez y Georges Perrot hicieron una exploración muy importante del lugar y se dibujó sorprendentes reconstrucciones de los palacios y monumentos tal y como, según su opinión, debieron de ser en la época aqueménida.

En el año 1971 tuvieron lugar en Persépolis ceremonias fastuosas durante tres días con motivo de la celebración de los 2.500 años de la monarquía. El Sha Mohammed Reza Pahlevi invitó a numerosas personalidades internacionales. El fasto de las ceremonias, que movilizaron más de 200 servidores venidos de Francia para los banquetes, suscitó polémica en la prensa y contribuyó a empañar la imagen del Sha.

El monto de los gastos fue evaluado en más de 22 millones de dólares, y la financiación fue realizada en detrimento de otros proyectos urbanísticos o sociales. Además, las fiestas fueron acompañadas por la represión de los opositores al Sha.

Persépolis es un medio frágil cuya preservación puede estar comprometida por la actividad humana. Se ha planteado la nocividad de ciertos componentes químicos de polución agrícola. Un programa de protección ha comenzado recientemente, con miras a limitar las degradaciones ligadas a la erosión y al paso de visitantes. Han sido puestas unas cubiertas para proteger ciertos elementos, como la escalera este de la Apadana, y está previsto recubrir el suelo de los lugares de paso. La construcción de una barrera próxima a Pasargada ha motivado una polémica entre el ministerio iraní de Arqueología y el ministerio de Cultura y del Patrimonio].

Persépolis es regularmente víctima de robos relacionados con el tráfico de antigüedades. Está prevista una ampliación del museo, aún no definida con exactitud: la clasificación del sitio como patrimonio mundial prohíbe cualquier modificación.

Los persas no poseían un bagaje arquitectónico propio: se trataba de un pueblo seminómada de pastores y jinetes. Ahora bien, desde su fundación por Ciro II, el Imperio persa se dota de construcciones monumentales. Al principio, inspiradas en los pueblos conquistados, los arquitectos aqueménidas integran estas influencias y proponen rápidamente un arte original.

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En Pasargada, el plan general muestra aún influencias nómadas con sus edificios estirados, dispersos en un inmenso parque, cincuenta años más tarde el de Persépolis es prueba de racionalización y de equilibrio: el plano cuadrado es sistematizado, las columnas son estrictamente colocadas y comprende la mayor parte de las pequeñas salas del HARÉN y los anexos de los palacios. Las transiciones de los pórticos a los lados son unidas por torres angulares en la Apadana. Las dos grandes puertas y los diferentes pasos distribuyen la circulación hacia los edificios principales.

Estas realizaciones son creaciones originales, cuyo estilo resulta de la combinación de elementos resultantes de civilizaciones sometidas. No se trata de una hibridación, sino más bien de una fusión de estilos que crean uno nuevo. Resultante del saber hacer de los arquitectos y obreros de todo el imperio, la arquitectura persa es utilitaria, ritual y emblemática. Persépolis muestra así numerosos elementos que atestiguan estas fuentes múltiples.

De hecho, con la inclusión de Jonia en las satrapías del imperio, la arquitectura persa aqueménida está marcada por una fuerte influencia griega jónica, particularmente visible en las salas hipóstilas y los pórticos de los palacios de Persépolis. El auge del estilo jónico en Grecia es quebrado de golpe después de la invasión persa, pero se expresa de manera brillante en Persia, por medio de monumentos grandiosos. 

Arquitectos lidios y jonios son contratados en las obras de Pasargada, más tarde en las de Persépolis y Susa, quienes realizan los principales elementos, y se encuentran así grafitis en griego en las canteras próximas a Persépolis, que mencionan los nombres de los jefes canteros. Juegan un papel principal en la eclosión del estilo persa.

La participación de griegos en la erección de columnas y en el ornamento de palacios en Persia se menciona en la inscripción de Susa, así como por Plinio el Viejo. Las columnas de Persépolis son efectivamente de estilo jónico, con un fusteacanalado y delgado: el diámetro es inferior a la décima parte de la altura, ninguna columna de Persépolis es más ancha de 1,9 m. Algunos capitelesllevan grifosinspirados en los grifos de bronce arcaicos griegos.

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Entre los elementos de estilo faraónicoegipciofácilmente reconocibles, se pueden citar los sostenes de las cornisas que sobresalen en las puertas, así como el nacimiento de los capiteles. Algunos atribuyen también a los egipcios el aporte del pórtico.

La influencia de Mesopotamiaestá muy presente, en particular en la fórmula palatina asociada a dos palacios, uno para la audiencia pública y otro para la audiencia privada. Esta influencia es también visible en los motivos de palmetaso de rosetonesflorales que decoran relieves y palacio, o en los merlonesdentados que recuerdan la forma de los zigurats, y que adornan las escaleras de los palacios. Los relieves esmaltados ypolicromos son de inspiración Babilonia. Los ortostatos adornados con bajorrelieves de la Apadana, los hombres-toros alados de las puertas son de estilo asirio.

Presente en el Medio Oriente antes de los persas, el principio de los espacios internos creados para los soportes y techos de madera, la sala hipóstila llega a ser el elemento central del palacio.

El aporte de técnicas griegas permite a la arquitectura persa llevar a buen término diferentes construcciones donde el espacio tiene funciones diferentes: el despeje de vastos espacios por medio de altas y finas columnas constituye una revolución arquitectónica propia de Persia. Las salas hipóstilas están destinadas a las multitudes y no sólo a los sacerdotes como en Grecia o en Egipto.

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La mayoría de las columnas eran de madera, y reposaban eventualmente sobre una base de piedra; todas han desaparecido. Sólo cuando la altura era demasiado importante era utilizada la piedra: en la Apadana, en la Puerta de las Naciones.

Las columnas de piedra que han subsistido son muy heterogéneas y muestran una influencia de las diferentes civilizaciones del imperio, lo que no es quizás inocente: la base campaniformees una creación aqueménida, pero sin duda de inspiración hitita; el fuste acanalado es jonio; el capitel, de una altura desmedida que puede ir hasta un tercio de la columna, comienza por un capitel de estilo egipcio seguido de un pilar cuadrado de doble voluta, una creación iraní inspirada en motivos asirios; el conjunto es coronado con una impostateriomorfa, otro motivo importado de Mesopotamia, pero su función de sostén de vigas es inédita.

Como todos los palacios aqueménidas, los de Persépolis tenían sistemáticamente los muros de adobe, lo que puede parecer sorprendente en una región donde la piedra de construcción está disponible en cantidad. Es, de hecho, una característica común a todos los pueblos de Oriente, que han reservado los muros de piedra a los templos y a las murallas. Ningún muro de Persépolis ha sobrevivido pues, los elementos aún en pie son los marcos de las puertas y las columnas de piedra.

Aunque su construcción se haya extendido durante dos siglos, Persépolis muestra una notable unidad de estilo que caracteriza al arte aqueménida: iniciado en Pasargada, acabado bajo Darío en Persépolis, no se notan evoluciones notables tanto en la arquitectura como en las decoraciones o en las técnicas. Sólo las últimas tumbas reales han perdido la distinción respecto a las de Naqsh-e Rostam, sin duda por falta de sitio, pero sus bajorrelieves son estrictamente idénticos al de Darío.

La escultura de Persépolis

La forma más conocida y más extendida de la escultura aqueménida es el bajorrelieve, expresándose particularmente en Persépolis. Decoran sistemáticamente las escaleras, los lados de las plataformas de los palacios y el interior de los vanos. Se supone igualmente que eran utilizados en la decoración de las salas hipóstilas. Se pueden ver las inspiraciones egipcias y asirias, incluso griega por la fineza de la ejecución.

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Puerta de las naciones (vista oeste). Dignatarios medos, con sus gorros de fieltro, ascienden en respetuosa procesión para llevar sus tributos al Gran Rey

Se encuentra la mayoría de los estereotipos de las representaciones orientales antiguas: todos los personajes son representados de perfil. Si la perspectiva está presente de vez en cuando, los diferentes planos son reflejados generalmente uno bajo otro. Las proporciones entre los personajes, los animales y los árboles no son respetadas. Además, el principio de isocefalia es aplicado estrictamente, incluso en diferentes peldaños de las escaleras.

Los temas representados se componen de los desfiles de representantes de los pueblos del imperio, de nobles persas, de guardias, de escenas de audiencia, de representaciones reales y de figuras de combates que oponen un héroe real a animales reales o imaginarios. Estos bajorrelieves son notables por su calidad de ejecución, cada detalle es reflejado con una gran fineza.

Se conoce muy poco de las esculturas aqueménidas de bulto redondo, la de Darío, encontrada en Susa, es la más conocida, pero no se trata sin embargo de un ejemplo único. Heródoto y Plutarcohacen referencia, respetivamente, a una estatua de oro de Artistona (esposa real de Darío I) y a una gran estatua de Jerjes I en Persépolis.

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Relieve simbólico del león comiéndose al toro

Sin embargo, numerosos elementos de la decoración pueden ser considerados como altorrelieves. Es utilizado, sobre todo, para representaciones de animales reales o mitológicos, a menudo incluso como elementos arquitectónicos en las puertas y los capiteles. Son esencialmente toros, que son representados como guardianes de las puertas, así como en el pórtico de la sala de las Cien Columnas.

Los capiteles de las columnas acaban en impostas de prótomes de animales: toros, león, grifos... Los animales están muy estilizados, sin ninguna variación. Algunas estatuas en altorrelieve han sido encontradas, como la que representa un perro, que decoraba una torre angular de la Apadana.

La pintura en Persépolis

La utilización de colores ha sido desestimada, a menudo, debido a las numerosas alteraciones que sufren los pigmentos durante el tiempo: intemperie, fragilidad de las capas, o perecibilidad de los pigmentos orgánicos, son las razones principales. Otras degradaciones pueden sobrevenir debido a manipulaciones, tratamientos de conservación y de renovación de las obras.

Limpiezas, aplicaciones de barniz, capas protectoras, incluso retoques coloreados han sido la causa de la aparición de falsos tintes, o de degradación de objetos. Estas manipulaciones, como la evidencia de componentes artificiales de pinturas modernas sobre ciertas obras empujan a los científicos a examinar con prudencia y minucia todo descubrimiento de rastros coloreados en las esculturas y objetos aqueménidas.

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La evidencia de múltiples colores en numerosas obras en la mayoría de los palacios atestigua la riqueza y la omnipresencia de pinturas policromas en Persépolis. No se trata sólo de pruebas que descansan en rastros pigmentarios persistentes en los objetos, sino de pruebas consistentes, como los aglomerados de pinturas que forman grumos, de colores que han sido encontrados en masa en recipientes, en múltiples lugares del sitio.

Dichos colores eran utilizados no sólo en los elementos arquitectónicos (muros, relieves, columnas, puertas, suelos, escaleras, estatuas), sino también en los tejidos y otras decoraciones. Ladrillos barnizados, revestimiento de suelos de cal coloreada con ocre rojo o suelos yesosos verde grisáceos, columnas pintadas y otras colgaduras engalanaban así de múltiples colores los interiores y exteriores de los palacios. Pocos rastros de color rojo han sido encontrados en la estatua de Darío.

La gran paleta de los colores encontrada da una idea de la riqueza polícroma: negro (asfalto), rojo, (vidrio rojo opaco, bermellón, hematites de ocre rojo), verde, azul egipcio, blanco, amarillo (ocre o dorado). La utilización de pigmentos vegetales es evocada, pero no ha sido demostrada.

Puede, sin embargo, ser difícil reconstituir con precisión la verdadera paleta de colores presente en un lugar preciso, varios relieves o palacios restaurados utilizan piezas o fragmentos procedentes de varios lugares. El examen de las diferencias entre ciertos relieves y sus dibujos anteriores por Flandin, ha permitido, por ejemplo, poner en evidencia los errores de restauraciones de una esfinge. Persépolis era conocida como una de las ciudades más ricas en pintura.

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EL COMPLEJO PRINCIPAL DE PERSÉPOLIS

La terraza

El complejo palatino de Persépolis descansa sobre una terrazade 450 m por 300, y 14 m de alto, que presenta cuatro niveles de dos metros. La entrada desemboca en el nivel reservado a las delegaciones. Los barrios de los nobles están en un nivel superior. Los barrios reservados al servicio y a la administración están situados en el nivel más bajo.

Los barrios reales están en nivel más alto, visibles por todos. La piedra más utilizada para la construcción es la caliza gris. La organización de las construcciones sigue un plano rigurosamente ortogonal o hipodámico.

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Columna de los diez mil inmortales en Persépolis

El lado este de la terraza está formado por el Kuh-e Rahmat, en cuya pared rocosa están excavadas las sepulturas reales que dominan el sitio. Los otros tres lados están formados por un muro de contención cuya altura varía de 5 a 14 m. El muro está compuesto por enormes piedras talladas, ajustadas sin mortero y fijadas por medio de clavijas metálicas. La fachada oeste constituye la entrada del complejo y presenta el acceso principal a la terraza bajo la forma de una escalera monumental.

La nivelación del suelo rocoso está asegurada por el relleno de las depresiones con tierra y piedras. El aterrazamiento final está realizado por medio de pesadas piedras unidas entre ellas por clavijas metálicas. En el curso de esta primera fase preparatoria, la red de drenaje y de abducción de agua es puesta en marcha, a veces tallada en la misma roca.

Los bloques han sido tallados y formateados con la ayuda de buriles y con herramientas mineras, permitiendo la fragmentación de las piedras en superficies planas. El levantamiento y posicionamiento de las piedras han sido asegurados por medio de maderos.

En la fachada sur, han sido encontradas inscripciones cuneiformes trilingües. El texto, redactado en elamita, es comparado con una inscripción del palacio de Susa. Estas inscripciones podrían corresponder al emplazamiento de la entrada inicial del complejo, antes de la construcción de la escalera monumental y la adición de la puerta de todas las naciones.

La configuración de la terraza sugiere que su concepción ha tomado en cuenta imperativos de defensa del sitio en caso de ataque. Un muro y las torres constituían el perímetro, reforzado en el este por un terraplén y por torres. Los ángulos de los muros permiten a los defensores cubrir un máximo de campo visual del exterior.

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Sepulturas reales de Persépolis

La terraza soporta un número impresionante de construcciones colosales, realizadas en caliza gris procedente de la montaña adyacente. Estas construcciones se distinguen por la gran utilización de columnatas y de pilares, de las que un buen número ha quedado en pie. Los espacios hipóstilos son constantes, cualquiera que sea su dimensión. Asocian las salas que cuentan con 99, 100, 32, o 16 columnas, seguidas de arreglos variables (20x5 para una sala del Tesoro, 10x10 para el Palacio de las cien columnas).

Algunas de estas construcciones no han sido acabadas. Los materiales y restos utilizados por los obreros han sido encontrados también, no habiendo sido limpiados. Fragmentos de recipientes que sirvieron para almacenar pintura han sido sacados a la luz por casualidad en 2005cerca de la Apadana. Confirman los indicios ya conocidos que atestiguan la utilización de pinturas para la decoración de los palacios.

LA ESCALERA PRINCIPAL DE PERSÉPOLIS

El acceso a la terraza se hace por la fachada occidental, mediante de una escalera monumental, simétrica y de dos tramos divergentes que luego convergen. Este acceso, añadido por Jerjes, reemplaza el acceso original del sur de la terraza. La escalera se convierte entonces en la única entrada importante. Unos accesos secundarios pudieron existir en el tramo este, cuya altura era menor debido a la inclinación del suelo.

Está construida con bloques de piedra tallada unidos por clavijas. Cada tramo consta de 111 escalones de 6,9 m de anchura, 31 cm de huella y 10 cm de tabica. El lado bajo permite el acceso a los jinetes y caballos.

Algunas piedras permitieron la talla de cinco escalones. La escalera estaba cerrada en lo alto por puertas de madera cuyas charnelas pivotaban en alvéolos tallados en el suelo. Desembocaba en un pequeño patio que se abría sobre la puerta de todas las naciones.

Puerta de todas las Naciones

La Puerta de todas las naciones, o Puerta de Jerjes, fue construida por Jerjes I, hijo de Darío. La supuesta fecha de su construcción es475 a. C.

La entrada occidental, guardada por dos toros colosales que componen los montantes, mide 5,5 m de alto y es de inspiración asiria. Da sobre un vestíbulo central de 24,7 m². Bordean los muros bancos de mármol.

El tejado era soportado por cuatro columnas de 18,3 m de alto, simbolizando palmeras, y cuyas cúspides esculpidas representaban hojas de palma estilizadas. En la entrada occidental se suman dos salidas: una hacia el sur, que se abre sobre el patio de la Apadana, y otra hacia el este, que se abre sobre la vía de las procesiones. Ésta última es guardada por un par de estatuas colosales que representan hombres-toro alados, o lammasus.

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Puerta de las Naciones

Estas figuras protectoras están también presentes en los capiteles de las columnas del Tripylon. Se observan restos de pies en la base de los montantes de la puerta inacabada. Cada entrada de la puerta de todas las naciones era cerrada por una puerta de madera de dos batientes, cuyas charnelas pivotaban en los alvéolos tallados en el suelo. Las puertas estaban adornadas con metales preciosos.

Una inscripción cuneiforme está grabada encima de los toros de la fachada occidental, en las tres lenguas principales del imperio (antiguo idioma persa, babilonio, y elamita):

Ahuramazdaes un gran dios que creó esta tierra, que creó el cielo, que creó al hombre, que creó la felicidad del hombre, que hizo a Jerjes rey, rey de muchos, señor de muchos.

“Yo soy Jerjes, el gran rey, rey de reyes, el rey de los pueblos con numerosos orígenes, el rey de esta gran tierra, el hijo del rey Darío, el aqueménida”.

El rey Jerjes declara: «Gracias a Ahuramazda, yo he hecho este Pórtico de todos los pueblos; “hay muchas cosas buenas que han sido hechas en Persia, que yo he hecho y que mi padre ha hecho. Todo lo que ha sido hecho más allá, que parece bueno, todo eso lo hemos hecho gracias a Ahuramazda”.

El rey Jerjes declara: “Que Ahuramazda me protege, así como a mi reino, y lo que yo he hecho, y lo que mi padre ha hecho, que Ahuramazda lo proteja también”.

Esta inscripción permite pensar que la Puerta de todas las naciones fue llamada así por Jerjes en referencia a los múltiples pueblos y reinos que formaban el imperio aqueménida.Esta inscripción se halla también encima de los lammasus.

Vía de las procesiones y Puerta inacabada

Bordeando de oeste a este la parte norte de la terraza, la vía de las procesiones lleva de la puerta de todas las naciones a una construcción similar: la Puerta inacabada, también llamada el Palacio inacabado, llamada así porque no estaba acabada cuando la destrucción del sitio por Alejandro.

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Vía de las procesiones

Esta puerta se encuentra en al ángulo nordeste de la terraza, y tiene cuatro columnas. Desemboca en un patio que se abre sobre el Palacio de las 100 columnas. La rodeaba un doble muro por sus dos lados, protegiendo la Apadana y los palacios particulares de las miradas. Hoy sólo queda la parte baja de estos muros, pero algunos piensan que alcanzaban la altura de las estatuas de lammasus.

Puede observarse, en una estancia en un lado de la vía, dos cabezas de grifos parcialmente restaurados que parecen no haber estado sobre las columnas, quizás destinados a una construcción ulterior.

Apadana (o Sala de audiencias de Darío)

La Apadana fue construida por Darío el Grande. La fecha del comienzo de su erección sería 515 a. C., según dos tablillas de oro y de plata encontradas en los cofres de piedra insertados en los cimientos. Darío había hecho grabar su nombre y el detalle de su imperio. La construcción duró mucho tiempo y sería acabada por Jerjes I.

La Apadana es, con el Palacio de las 100 columnas, la más grande y más compleja de las construcciones monumentales de Persépolis. Se encuentra en el centro de la parte occidental de la terraza. Situada en un nivel alto, es accesible a partir de la terraza, por dos escaleras monumentales de doble rampas simétricas y paralelas, que flanquean el basamento de los lados norte y este.

El Palacio

El palacio tiene una planta cuadrada de 60,5 m de lado. Consta de 36 columnas de las que 13 están aún en pie. Las columnas, de cerca de 20 m de alto, fueron erigidas probablemente por medio de rampas de tierra que permitían llevarlas luego de colocar las piedras a la altura requerida.

Las rampas debían ser elevadas a la vez que el avance de las columnas, después la tierra era evacuada. Testimonian la influencia jonia: las columnas de la Apadana presentan el mismo diámetro y una altura similar a las del templo de Heraen Samos, además, presentan acanaladuras similares.

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Columnas jónicas y elementos de columnas (Apadana)

Los planos iniciales del palacio eran más simples: habiendo sido construidas después la escalera de Persépolis y la puerta de todas las naciones, llegó a ser necesario un acceso al palacio por el norte. Eso explica el añadido de una escalera en el lado norte del basamento. La parte central, una gran sala hipóstila de forma cuadrada, constaba de 36 columnas ordenadas en seis filas.

Estaba rodeada al oeste, al norte y al este, por tres pórticos rectangulares con doce columnas cada uno, dispuestas en dos filas. La parte sur consistía en una serie de pequeñas salas, y se abría sobre el palacio de Darío, el Tachara. Las esquinas estaban ocupadas por cuatro torres.

El techo era sostenido por vigas que descansaban sobre prótomes de toros y de leones. Opuestos, los prótomes formaban un banco sobre el que había sido puesta una viga principal. Las dos cabezas formaban así una protrusión, lateralmente, de alrededor de un metro. Unas vigas transversales habían sido puestas directamente sobre las cabezas, estabilizadas por las orejas o los cuernos del animal esculpido.

f9Estos elementos de animales fueron fijados con plomo. Las vigas transversales unían las columnas de las filas vecinas. Los restantes espacios estaban cubiertos por vigas secundarias. El conjunto fue calafateado y cubierto por una capa de mortero de barro seco. Las vigas eran de encina, de ébano, y de cedro del Líbano.

La utilización de tejados ligeros de cedro junto a las técnicas de las columnatas jonias, permitían la liberación de un espacio importante: la separación de las filas de columnas de la Apadana es de 8,9 m, para una relación entre diámetro de las columnas y distancia entre los fustes de sólo 1 por 3,6. En comparación, la de la sala hipóstila del templo de Karnakes de 1 por 1,2.

El conjunto estaba pintado ricamente como lo atestiguan los múltiples rastros de pigmentos encontrados sobre las bases de algunas columnas, los muros y los bajorrelieves de las escaleras. El interior de la garganta de un león esculpido todavía posee distinto restos de color rojo. Cubiertos de una capa de estucodel que se hanencontrado fragmentos, los muros eran adornados con colgaduras bordadas de oro, enlosados de cerámicas, y decorados con pinturas que representan a leones, toros, flores y plantas.

Las puertas de madera y las vigas llevaban placas de oro, incrustaciones de marfil y de metales preciosos. Los adornos de los capiteles de las columnas difieren según su posición: toros para las columnas del vestíbulo central y del pórtico norte, y otras figuras de animales para los pórticos este y oeste.

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Cabeza de león y base campaniforme de columna (Apadana)

Según el arqueólogo David Stronach, la configuración de un palacio como la Apadana responde a dos funciones principales. Sus dimensiones podrían permitir la recepción de 10.000 personas, lo que facilitaba la audiencia del rey. Por otra parte, su altura permitía al rey observar las ceremonias y desfiles que tenían lugar en la llanura. Las excavaciones realizadas en Susa, en un palacio realizado también por Darío I, han sacado a la luz una losa de la Apadana, situada en el eje del palacio frente al muro sur.

Ambos palacios tienen parecidas concepciones. Es probable la existencia de un trono fijado al suelo de la Apadana. Además, dos pasos cercanos permitían al rey retirarse a los apartamentos y barrios reales adyacentes.

Cuando Alejandro Magno incendió Persépolis, el tejado de la Apadana se derrumbó hacia el este, protegiendo los relieves de esta parte del desgaste cerca de 2100 años. Ha sido hallada una cabeza maciza de león en un hoyo, cerca del muro que separa la Apadana del Palacio de las 100 columnas. Su función parece haber sido sostener una viga principal del tejado. Su presencia en un hoyo situado bajo el nivel del suelo no está explicada. Se halla una réplica del pórtico de la Apadana en el museo del sitio y da una idea de la magnificencia del palacio.

La Escalera este

Cubierta por los restos del tejado incendiado de la Apadana, la escalera este está muy bien preservada. Se divide en tres entrepaños (norte, central, y sur) y en triángulos bajo los escalones. El entrepaño norte muestra la recepción de persas y medos. El entrepaño sur muestra la recepción de personajes que proceden de las naciones sometidas. La escalera consta de múltiples símbolos de fertilidad: flores de granada, filas separadas por flores de doce pétalos, o árboles y semillas que decoran los triángulos.

Los árboles, pinos y palmetas, simbolizan los jardines del palacio. Los entrepaños tienen inscripciones que indican que Darío construyó el palacio, que Jerjes lo completó y pidió a Ahuramazda que protegiera al país de la carestía, la felonía, y los terremotos.Los personajes de los relieves ostentan un porte altivo. Los caracteres étnicos son reflejados meticulosamente, y los detalles están trabajados con fineza: pieles, barbas, pelo están representados en pequeños ricitos, trajes y animales están trabajados con minucia.

El examen de escenas inacabadas defiende una organización del trabajo, recurriendo a una especialización del obrero (rostros, peinados, aderezos).Los artistas y obreros que participaron en la construcción no disponían de ninguna libertad de creación: debían seguir de modo riguroso las orientaciones proporcionadas por los consejeros del rey.

La realización de las obras seguía un programa que no dejaba lugar a la improvisación. Los frisos, inicialmente policromos, respondían a los imperativos del soberano: valoración del orden y del rigor. La estaticidad de las representaciones recuerda a los ortostatos de los palacios asirios. La distribución por registros en filas definidas, y la rigidez de los asuntos evoca la influencia del estilo jónico severo.

Triángulos y entrepaño central

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Los triángulos están ocupados por relieves que simbolizan el año nuevo: un león que devora un toro. El equinoccio de primavera mostraba un cielo donde la constelación del León estaba en el cenit, mientras que la de Tauro desaparecía en el horizonte sur.

Noruz marca el comienzo de la actividad agrícola después del invierno.

El significado del entrepaño central es religioso. Muestra a Ahuramazda guardado por dos grifos con cabezas humanas, que domina a cuatro guardias persas y medos. Los persas tienen en la mano izquierda un típico escudo redondo, y las azagayas en la mano derecha. Como en los otros relieves del sitio, los guardias persas están ataviados con un largo vestido drapeado, y llevan tocados acanalados. Los medos llevan abrigos cortos y pantalones, y están tocados con gorros redondos o plisados, y a veces con coleta.

Entrepaño norte

El entrepaño norte está dividido en tres registros y muestra la recepción del año nuevo en forma de desfile. Del centro hacia la extremidad norte, el registro superior muestra a los Inmortalesseguidos por una procesión real. Los Inmortales llevan un gorro, y están equipados de lanzas y de aljabas lastradas por pomos que descansan en sus pies.

La procesión real se compone de un oficial medo que precede a los portadores de la silla real. La silla real es llevada por medio de correas enjaezadas al hombro, que sostienen dos bambús alojados a través de la silla.

La silla estaba compuesta de un marco de madera esculpida, cuyos pies tenían forma de patas de animales. Un sirviente lleva el escabel utilizado por el rey, quien no debía tocar la tierra. Sus piernas estropeadas tienen rastros de una reparación. La procesión sigue con el responsable medo de las cuadras reales, a la cabeza de los caballos del rey, cada uno dirigido por un paje. Los caballos están finamente trabajados dejando ver el detalle de los bocados. El cortejo es cerrado por dos carros conducidos por un elamita.

Los caballos de tiro son más pequeños y más finos que los precedentes, de otra raza. Tiran de dos carros cuyas ruedas tienen doce secciones (simbolizando los doce meses del año) y cuyos ejes están esculpidos. El primer carro difiere del otro: unos leones esculpidos sobre la caja parecen indicar que se trata de un tiro de caza o de guerra.

Los entrepaños inferior y medio muestran a los inmortales seguidos por nobles persas (tocados almenados o con plumas) y medos (tocado redondeado con una pequeña cola) alternados. Algunos llevan equipajes, otros gérmenes vegetales y flores de granados. Las sutiles diferencias en sus trajes y alhajas sugieren funciones o estatus diferentes. Los nobles están representados discutiendo, y sonrientes.

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Su actitud es distendida y nada ceremoniosa. Se cogen de la mano de vez en cuando, se vuelven uno hacia el otro, o ponen la mano sobre el hombro del precedente en actitudes que simbolizan su unidad. Los inmortales del entrepaño inferior son persas; armados de lanza, arcos y aljabas, cada uno está en un peldaño de la escalera, representando la ascensión. Los del entrepaño medio llevan gorro y están armados sólo con lanzas.

Entrepaño sur

Es un entrepaño notable porque representa la llegada de las delegaciones que proceden de veintitrés naciones sometidas, conducidas alternativamente por guías persas y medos. Cada delegación está separada por pinos, El guía lleva al delegado a la cabeza, de la mano. La calidad del acabado difiere para cada obra: todos los relieves no han sido pulidos, y su detalle es variable.

Este desfile presenta cerca de 250 personajes, cuarenta animales, y carros. De una altura de 90 cm, los registros tienen una longitud total de 145 m. Para Dutz, los símbolos de Persépolis están cargados de sentido, y su organización no es fruto del azar. La disposición de las representaciones podría corresponder a un orden protocolar, sin que pueda saberse si tal orden sigue una secuencia determinada por las filas horizontales o verticales.

En todo caso, parecería claramente que los medos eran los primeros, y los etíopeslos últimos. Además, ninguno sigue la lista secuencial de las satrapíasdada por la inscripción del rey. La disposición de las delegaciones no parece seguir tampoco el orden de incorporación de las diferentes satrapías al imperio. En cambio, podría estar en función del tiempo de viaje que las separa de Persépolis.

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Este razonamiento se apoya en los textos de Heródoto: “de todas las naciones, los persas honran primero a las que tienen más cerca, en segundo lugar a las que están más distantes, y tienen menos estima a las más lejanas”.Se sabe por las tablillas del Tesoro que las ofrendas llevadas por las delegaciones no corresponden a un impuesto. Corresponden a regalos destinados al rey o a un uso ceremonial. En ausencia de inscripción, la identificación de las delegaciones supone siempre un problema, pues se centra sobre todo en los trajes, y ofrendas.

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A pesar de la similitud con otras representaciones, subsisten numerosas incertidumbres. La presencia o la ausencia, el orden de citación o de presentación, incluso la denominación de cada pueblo del imperio varía mucho, tanto en las esculturas como en las inscripciones reales. Estas últimas no constituyen un inventario administrativo realizado para la posteridad, sino que corresponden más bien a la visión ideal del imperio cuyo rey desea quiere dejar huella.

NECRÓPOLIS DE NASQSH-E ROSTAM

Imprescindible visitar, a tan solo diez kilómetros de Persépolos, la necrópolis de Nasq-e-Rostam, una de las mejor cuidadas de Irán. En este árido paraje se visitan los mausoleos excavados en la roca de los reyes Dario I, JerjesI, Artajerjes y Dario III.

Obra cumbre del arte funerario aqueménida. Tan impresionante que incluso la dinastía posterior, los Sasánidas, conservaron y ampliaron con relieves de su época.

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Nasqsh-e Rostam, necrópolis de Persépolis

Las tumbas se conocen localmente como las "cruces persas" por la forma de las fachadas de las tumbas. El lugar es conocido como salīb en árabe, quizás una corrupción de la palabra persa chalīpā, "cruz".La entrada a cada tumba es el centro de cada cruz, que se abre a una pequeña cámara, donde el rey yace en un sarcófago. La viga horizontal de cada una de las fachadas de la tumba se cree que es una réplica de la entrada del palacio en Persépolis.

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Ofrendas en los bajorrelieves de la necrópolis

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La increíble Persépolis