En el Café de la Opera, en Barcelona (España), frente al Liceo que engalana el paseo de las Ramblas, el tiempo parece detenerse. No tanto por su estilo clásico de principios de siglo XX, sino porque las conversaciones que allí surgen son de las que invitan a escudriñar la realidad en cámara lenta.
En sus palabras reluce el pasado dorado de civilizaciones como la Azteca, Inca o Maya
El historiador barcelonés Miquel Izard i LLorens es un acostumbrado del lugar. Acude a este espacio con frecuencia para encontrarse con otros profesores y amigos, debatir algunas ideas o poner los últimos acontecimientos en su contexto. Allí confirmamos que sigue siendo el mismo de siempre: un hombre cercano y cálido, pendiente de todo lo que ocurre en el mundo-.
Uno de los cursos que ha dirigido últimamente en la Universidad de Barcelona sobre las “Resistencias indígenas” le obligan a reflexionar sobre la función de la Historia ––esa materia que ha abrazado durante gran parte de su vida de manera existencial––, y a preguntarse qué hubiese sido de América sin la llegada europea.
En sus palabras reluce el pasado dorado de civilizaciones como la Azteca, Inca o Maya, pero también las estrategias adoptadas por miles de pueblos nativos del Norte y sur de América para sobrevivir y preservar su cultura e identidad ante la conquista europea.
¿Cómo era la América que conocieron por primera vez los conquistadores españoles?
Estas sociedades excedentarias americanas eran mucho más desarrolladas que las europeas: a nivel de astronomía, medicina...
Lo primero que quiero recordar es que, desde el punto de vista social y económico, lo que ahora llamamos América en el momento de la agresión occidental tenía una distribución muy distinta de la europea, en todo caso muy parecida a la africana. Más del 80 por ciento del territorio, y aproximadamente la mitad de los habitantes, estaban vinculados a lo que llamo naciones autosuficientes. Eran cazadores recolectores, posiblemente más recolectores que cazadores, que conocían la agricultura y la ganadería, pero no producían más de lo necesario. Entonces, no acumulaban. No era necesario acumular para sobrevivir. En cambio, estados excedentarios parecidos a los europeos, en el momento de la agresión había sólo tres: el mundo azteca, el mundo maya, y el mundo incaico. En estas tres sociedades, la agricultura era protagónica, eran sociedades con una agricultura que producía mucho más de lo necesario, donde alguien se apoderaba de este excedente y quien se apoderaba de este excedente controlaba el poder (la iglesia, los militares, etc…).
Algo que también vale recordar, es que, en muchos niveles, estas sociedades excedentarias americanas eran mucho más desarrolladas que las europeas: a nivel de astronomía, medicina, por ejemplo. Se parecían a las sociedades del oriente lejano, no de las europeas. En la historia de la Humanidad solo dos civilizaciones han inventado algo tan extraordinario como el cero, los indios de la India y los mayas de Yucatán. Los mayas habían inventado el cero y los romanos no lo conocían. Los árabes lo traen de la india.
Estos Estados que producían excedentes ocupaban poco más del diez por ciento, pero englobaban a la mitad de la población. Cuando llegan los castellanos -que son los primeros europeos oficiales en llegar-, lo que deciden es quedarse sobre este diez por ciento donde funciona la Nueva España y el Virreinato del Perú. El 80 por ciento de América se libra de la conquista, porque los castellanos tampoco pueden, además no tiene ningún interés para ellos porque no hay excedente.
Ahí vemos una agresión muy violenta por parte de Castilla que produjo la hecatombe demográfica. En lo que actualmente es México, Guatemala, Perú y Bolivia, la población quedó reducida al 10 y el 1%.
¿Cómo se explica esta diferencia de avances? ¿Cómo se explica que una sociedad esté más adelantada en ámbitos como la medicina o la agricultura (refiriéndonos a las civilizaciones americanas) y que otras estén enfocadas más en el desarrollo militar (en el caso de Europa)?
Es una buena pregunta. El mundo está lleno de preguntas de este tipo. Un ejemplo de nación autosuficiente son los habitantes de Tierra de Fuego, al sur de Chile. Ellos van desnudos con temperaturas de cuarenta grados bajo cero. Esta gente, que son cazadores recolectores, tiene una de las gramáticas más complejas de la historia de la humanidad, y tiene un léxico mucho más complejo que el europeo o que el léxico maya. Entonces, ¿Por qué este pueblo desarrolló esta gramática y este léxico? Utilizaban constantemente unas treinta mil palabras. Hubo un pastor anglicano que llegó de las Malvinas, hizo un estudio y se quedó pasmado… Son grandes enigmas.
Hablábamos antes de un choque de trenes entre dos grandes civilizaciones. ¿Cómo inicia esa resistencia indígena?
La primera forma de resistencia es que las mujeres del mundo azteca, maya e inca deciden no tener hijos porque no quieren que sus hijos vivan en este infierno
La primera forma de la resistencia, que es impresionante, la comenta el historiador Nicolás Sánchez-Albornoz. Ante esta caída demográfica de los aborígenes, la gente se pregunta a menudo cómo murieron, pero no se pregunta: ¿por qué no nacieron más niños? Y sólo hay una explicación: las mujeres se negaron a parir. La primera forma de resistencia -que es una resistencia brutal- es que las mujeres del mundo azteca, maya e inca deciden no tener hijos porque no quieren que sus hijos vivan en este infierno.
Hay otras formas de resistencia. Una parte de los habitantes del mundo inca se escapan y se esconden en el Machu Picchu y están tres siglos escondidos en las cimas del Machu Picchu hasta que, a principios del siglo XX, los descubre norteamericanos. Una forma de resistencia fue formar grupos de personas, como hicieron los mayas, que, con la extensión de América, podían irse al sur o al norte y nadie los iba a encontrar. El mismo Nicolás Sánchez Albornoz confirma que había una cantidad de indígenas que se habían escapado de su comunidad para que no los enviaran a las minas.
Pero la resistencia más impresionante fue la del 80% de América. Hay un detalle interesante: eran civilizaciones armónicas, sociedades pacíficas, y cuando ven que se tienen que defender de los castellanos, ellos aprenden con una velocidad increíble a usar los mismos recursos que los castellanos. El ejemplo emblemático es el caballo. En América, el caballo había desaparecido hacía mucho tiempo, y hasta 1492 todos los indios americanos eran indios de a pie. La imagen que tenemos de los apaches, Sioux y Cheyennes a caballo es una imagen posterior al año 1492. Es con los caballos que usan para escaparse o de las huestes castellanas que los mapuches o apaches del norte aprenden a montar. Y montan a caballo mucho mejor que los castellanos, entre otras cosas porque no usaban silla. El caballo sin silla es un caballo mucho más rápido. Otra cosa llamativa es la forma como aprenden a usar las armas de fuego. Las armas de fuego eran desconocidas en América, llegan con los europeos, y en muy poco tiempo, aprenden a disparar mejor que los castellanos.
La resistencia de los pueblos indígenas fue, por una parte, mantenerse en su territorio, y se mantienen aproximadamente hasta 1800. La conquista al sur de Buenos Aires es del siglo XIX. La conquista más allá de los Apaches en Norteamérica se hace después de la independencia, a finales del siglo XVIII. La conquista del interior de Brasil es un fenómeno del siglo XX. Luego, se mantienen autosuficientes, no querían producir más de lo necesario, siguen siendo muy armónicos y solidarios.
¿Se habla de alianzas con otras poblaciones marginadas?
No solamente resisten, sino que acogen en su seno a una cantidad notable de indios que han huido. Un ejemplo en la Nueva España, Méjico. Los indios fueron condenados a trabajar en las minas, y si se escapaban, eran acogidos en estas naciones autosuficientes (los apaches, los tarahumaras…). Son miles y miles de naciones. De hecho, he encontrado documentos eclesiásticos en los que se quejan de que estos indios siguen siendo idólatras y no quieren saber nada, pero, además, se dice que acogen en su seno a los que huyen. Estas naciones indígenas reciben no solamente aborígenes americanos, también acogen esclavos africanos que huyen, por eso, en muchos lugares de América Latina, las sociedades son mestizas (como en Brasil, Colombia y Venezuela), y también acogen una cantidad considerable de europeos que no soportan la brutalidad de la sociedad que han normalizado los castellanos.
¿Existe, en aquel entonces, europeos disidentes?
Sí, por ejemplo: en Montevideo una cantidad notable de personas se marchaban. ¿Y sabes quiénes se marchaban sobre todo? Mujeres y muchachos. Lo cual no me extraña. Cuando el general Roca consigue conquistar la Patagonia, hay una cantidad de desertores del ejército argentino, pero una cantidad enorme además de niños y mujeres que no han sido raptados. A uno de estos desertores, el general Roca lo interroga y dice: “¿Y usted qué coño hacía con los indios?”. Y el desertor le contestó: “Simplemente vivir”.
Una buena parte de la resistencia fue cultural. A los aborígenes de la zona controlada por Castilla, se les obligaba a fingir y simular. A fingir que aceptaban la cultura europea, y a simular que habían olvidado la suya. Entonces, muchas catedrales están levantados sobre pirámides.
¿Cómo era la reacción de los colonizadores ante esta resistencia?
La resistencia genera más sadismo. Los castellanos llegaron en el mismo plan que los estadounidenses en Irak en los últimos años. Cuando se encuentran con la resistencia, le respuesta es ser más brutales de lo que ya eran. Entonces, lo decía Fray Bartolomé de las Casas, el sadismo genera más revuelta.
¿Puede parecer increíble todavía que, en los tiempos actuales, y en periódicos de tiradas enormes, escritores como Vargas Llosa digan: “Gracias a los españoles, América pasó a ser parte de la cultura occidental”?
[Sonríe y asiente] Ese mismo domingo Javier Marías también decía barbaridades. Antes decía cosas importantes, pero ahora habla de que el tamaño de la cama del hotel le queda grande o pequeño.
En todo caso, me parece un disparate. Uno podría preguntarse: ¿Cómo se habrían desarrollado todas estas sociedades americanas, tanto las autosuficientes como las excedentes, sin las europeas? Si la medicina azteca era más sofisticada que la europea, ¿qué habría pasado? No lo sabemos.
Hay tantas dudas. En el mundo incaico, hay algo que nadie sabe explicarse. ¿Cómo movieron esas piedras enormes? Esa gente utilizaba una forma de energía distinta a la nuestra y esto se ha perdido. El obispo Diego de Landa, que fue uno de los primeros obispos del Yucatán, cuando llegó allí mandó a quemar todos los códices mayas. Imagínate esos códices, que eran miles, seguramente eran la fuente de información sobre una de las culturas más complejas y avanzadas. Otro buen ejemplo: cuando Hernán Cortés ve la ciudad de Tenochtitlan en México al llegar, explica que es más impresionante que Roma.
¿Esa parte de la historia tiene que volver a ocupar un espacio en nuestra historia?
Debería, pero la verdad es que no lo sé. Cada vez estoy más convencido de que la Historia no sirve para nada, que la Historia es un arma de los poderes y que es un discurso del poder. Tristemente, mientras haya un poder, la Historia será un instrumento de este poder.
Entrevista realizada al profesor Miquel Izard por Johari Gautier Carmona