viernes. 29.03.2024

historia@Montagut5 | Los holandeses desarrollaron un intenso interés por penetrar en Brasil al terminar la Tregua de los Doce Años con la Monarquía Hispánica, coincidiendo con la creación de la Compañía de Indias Occidentales en 1621. Recordemos que Portugal y sus posesiones coloniales estaban insertas en la Monarquía Hispánica desde que Felipe II accedió a la corona lusa. Los holandeses y españoles reiniciaron las hostilidades y Brasil sería un objetivo de este enfrentamiento. Los holandeses se apoderaron de Salvador de Bahía en 1624, aunque la ocupación solamente duró unos meses gracias a la intervención de Fadrique de Toledo con una flota de 26 navíos y unos 3.500 soldados que desembarcaron y recuperaron la capital brasileña. Esta recuperación fue muy celebrada y se le encargó a Maíno un lienzo alegórico en el que aparecen el rey Felipe IV y el conde-duque de Olivares, además del general victorioso.

Pero los holandeses no cejaron en su empeño y se enfrentaron repetidamente a la flota hispano-portuguesa. Por fin, en 1630 se apoderaron de Pernambuco (Recife), el gran centro de la región azucarera y puerto fundamental para el comercio con Europa por ser el más cercano al Viejo Mundo. Pernambuco se convirtió en la capital del Brasil holandés durante casi un cuarto de siglo.

Juan Mauricio de Nassau consiguió extender el poderío holandés entre 1637 y 1641 a toda la costa nordeste brasileña, llevando al cénit a la colonia, que comenzó a exportar grandes cantidades de azúcar hacia Ámsterdam. En la capital estableció un consejo formado por protestantes, católicos y judíos, en una hábil política de tolerancia. También hizo mucho por la ciudad, especialmente construyendo viviendas. Esa política era costosa y provocó el enfrentamiento entre Nassau y la Compañía de las Indias Occidentales.

Las causas del declive del Brasil holandés fueron varias. En primer lugar, la revocación de Juan Mauricio de Nassau debe tenerse en cuenta, ya que hemos visto que fue un personaje fundamental pero, sobre todo, la presión de los plantadores portugueses fue determinante, junto con el puritanismo de los holandeses. La Compañía de las Indias Occidentales comenzó a tener serias dificultades. La colonización holandesa no había podido penetrar, realmente, en el interior y se había ceñido al litoral y a la explotación comercial, al contrario de lo que habían emprendido en su día los portugueses.

A partir de 1644 se desarrollaron varias revueltas protagonizadas por los plantadores portugueses y apoyadas por la población de Bahía. En 1654, los holandeses perdieron Pernambuco, finalizando la historia del Brasil holandés.

En todo caso, los holandeses no abandonarán completamente Sudamérica. Se establecerán sólidamente en Curaçao, centro de contrabando, y posteriormente en Surinam, gracias a la cesión inglesa de este territorio en 1667.

El Brasil holandés en el siglo XVII