jueves. 18.04.2024
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Aunque determinados escritores avalados únicamente por sus miles de lectores pretenden esparcir el infundio de que la causa de la Guerra Civil española está en la propia instauración de la Segunda República o, como muy cerca, en la llamada Revolución de Octubre de 1934, lo cierto es que tan brutal conflicto fue originado por el fracaso ante la toma del Estado de una sublevación militar iniciada a mediados del mes de julio del año 1936.

Es decir, que si el origen del franquismo está en la Guerra Civil y ésta lo tiene a su vez en una rebelión llevada a cabo por militares, Francisco Franco entre ellos, que habían jurado fidelidad a una Constitución… el franquismo nació de una traición. Una traición justificada de inmediato por quienes la cometían como la única salida posible para evitar que una revolución acabara con los más elementales principios de una tradición, la suya, la de los rebeldes. Revolución que no se produciría, por cierto, hasta que los sublevados decidieron subvertir el orden constitucional, y que tuvo lugar solo cuando el golpe sedicioso fue incapaz de conquistar el poder de forma absoluta en toda la geografía española. Pues lo que hizo el autodenominado Alzamiento fue precisamente desmoronar la capacidad coercitiva del Estado en los territorios que no apoyaron la rebelión y, con ello, provocar el inmediato impulso necesario a la vocación revolucionaria de las fuerzas del movimiento obrero más concienciado que se vieron solas defendiendo lo poco que hasta entonces habían conseguido, o luchando por aprovechar la brecha para obtener la ansiada sociedad sin clases.

La guerra, civil, claro, no puede tacharse de tal hasta que los implicados no se concienciaron de que era eso, y no otra cosa, lo que había estallado a raíz del éxito demediado del pronunciamiento en el norte de África a la hora de arrastrar al resto del país. Al margen de eso, la propia expresión ya como nombre propio (Guerra Civil) no ha sido siempre la utilizada para denominar al periodo de enfrentamiento bélico entre los partidarios de acabar violentamente con el régimen republicano instaurado en 1931 y con los variopintos defensores de los principios básicos de la legitimidad constitucional o de los avances sociales acometidos o por acometer por la República amenazada.

Cruzada, guerra nacional, guerra revolucionaria y hasta Alzamiento fueron durante mucho tiempo formas de denominar al conflicto cainita español de la primera mitad del siglo XX.

Recurrir a Santos Juliá para fijar cuál fue la causa de que estallara una guerra civil en la España de mediados de la década de 1930 nos ha parecido una opción inmejorable, y por eso reproducimos aquí la página 78 de la edición de 2011 de su excelente Elogio de Historia en tiempo de Memoria:

“[…] la fragmentación interna de ambos bloques que, por la derecha, llevó a depositar todas las perspectivas de futuro en un golpe militar y, por la izquierda, liquidó de hecho al Frente Popular como instrumento de gobierno, un error estratégico que el PSOE y la República habrían de pagar, el primero al muy alto precio de su perdurable escisión en los años de guerra civil y de exilio y, la segunda, al no menor de su derrota”.


Este texto pertenece a mi libro El franquismo, publicado por Sílex ediciones (y por Punto de Vista Editores en su versión digital)

En el año del 80 aniversario del estallido de la Guerra Civil española