jueves. 25.04.2024
españa

Y llegamos a los tiempos que los historiadores hemos dado en llamar Edad Moderna, España a la que ya cada vez más se te llama así. Siglos estos en los que desde pronto se produce la gran expansión europea, también, por supuesto, la de tus reinos de entonces, España, los de la Corona de Castilla que llegan hasta Asia, pero antes descubren un continente al que se le llamará América. Aquellos primerísimos tiempos modernos occidentales, que algunos sólo entienden tras el Renacimiento y traen incluso a mediados del siglo XIX e incluso a la Revolución Rusa, son para la mayoría, para mí, por ejemplo, los de un cuestionamiento de lo religioso, qué digo, los de la quiebra de la unidad cristiana, que estallará en la Reforma protestante, los de un mundo urbano (en medio, sí, que conste, del predominio perdurable de lo agrícola, de lo rural) que lleva desde el siglo XIII amaneciendo y está en la base del anuncio de lo que va a dar en ser el capitalismo, donde crece el protagonismo de dinámicos grupos sociales que hemos querido denominar en su conjunto burguesía, y son, por encima de todo, los tiempos de la compleja formación de los estados tal y como hoy los entendemos, los de las primeras monarquías nacionales y su concepción patrimonialista del Estado, la tuya, sin ir más lejos, la española: son los siglos que separan el medievo de la contemporaneidad.

¿Y cuándo podemos decir que −claro que no exactamente, pero sí para fijar en el calendario algo a lo que agarrarnos− comenzó la Edad Moderna en aquellas tierras que hoy son ya sin duda tú, España? La modernidad de tu historia comenzó, sin duda alguna con o durante el reinado de los Reyes Católicos (que es el nombre por el que son conocidos los reyes Isabel I de Castilla y su esposo Fernando II de Aragón, y que responde al título que les otorgó el papa Alejandro VI pocos años antes de que acabara el siglo XV), esto es, entre el acceso en 1474 al trono castellano de ella y el fallecimiento de él en 1516 siendo rey de Aragón y regente de Castilla. La patrimonialización de las dos coronas en un solo soberano, a partir de ese último año, con el nieto de los Reyes Católicos, Carlos I (futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V), está en el nacimiento de lo que ya sin duda se llamará a menudo España, y en la del Estado que será España siglos después. España, estamos en el siglo XV, en su tercer tercio, y ya eres moderna. Pero no te confundas, moderna quiere decir superadora de los tiempos medievales, que tampoco fueron un abismo, no; de hecho justo cuando desembocas en la era de la expansión europea y del nacimiento de los estados como los conocemos, eras España el lugar donde se completaba la gran persecución de la minoría judía europea, y volvemos a aquel emblemático año 1492, cuando la intolerancia religiosa y racial¸ si se quiere, era lo que dominaba las sociedades del Viejo Mundo. En aquel año 92, el de la publicación de la primera gramática de la lengua castellana escrita por Nebrija, y de ese encuentro de dos mundos que contactó brutalmente el europeo con el americano, los Reyes Católicos expulsaban a los judíos de las tierras gobernadas por ellos. Enseguida se haría lo propio con los 400.000 musulmanes, es decir, obligarles a convertirse al cristianismo o emigrar, en 1502 en la Corona de Aragón y en 1525 en la de Castilla, y optaron por la conversión, sin renunciar a su lengua y costumbres (ni a su religión, sic). Si el problema judío se convirtió en el problema de los judeoconversos, el de los musulmanes, denominados habitualmente moriscos una vez conquistada Granada, agrietó la escasa disposición de la población hispana a convivir con quienes no profesaban las costumbres cristianas más generalizadas. Por no hablar de la Iglesia católica española, reacia a confiar en la sinceridad de ambas conversiones y amparada desde 1480 por el nacimiento en los reinos peninsulares de la famosa Inquisición, avaladora a la fuerza de la limpieza de la sangre requerida para ser alguien en el mundo moderno de los súbditos de los reyes peninsulares. 

5.4 Tu Edad Moderna (primera parte)