jueves. 18.04.2024
Sergei Lavrov y borrell
Sergei Lavrov y Josep Borrell durante su encuentro en Moscú el pasado 5 de febrero.

Sergei Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia desde hace diecisiete años, está considerado entre sus colegas como uno de los pesos pesados de la diplomacia internacional.

Después de su formación en el prestigioso Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú, hasta 1972, prestó servicios en la embajada en Sri Lanka y en el propio ministerio de Exteriores ruso, llegando a hacerlo en Naciones Unidas durante cinco años, hasta que en 2004 fue nombrado ministro para el cargo que, aún, ostenta. Tiene, pues, una larguísima trayectoria diplomática representando, además, a un país con gran influencia en partes destacables del mundo en las que ha tenido importantes actuaciones en su carrera.

En resumen, a Lavrov no le deben faltar argumentos para defender, casi, cualquier cosa que tenga que defender. O, al menos, eso es lo que se espera siempre de un genio: que diga una genialidad.

Y, sin embargo, en la reciente y famosa visita del Alto Representante de la Unión Europea a Moscú, Lavrov ha dicho una vulgaridad como respuesta a la interpelación sobre el caso del opositor Alekséi Navalny. Lavrov le ha dicho a Borrell, "Y tu más", algo que estamos hartos de oír a cualquier desgarra mantas que es acusado de algo de lo que no se puede defender.

Lavrov no ha justificado los cargos contra Navalny. Ni siquiera ha apelado a la inviolabilidad de la soberanía de sus tribunales frente a una injerencia extranjera. No, ha dicho, simplemente, "Y tu más" como si aceptara la acusación pero la justificara con el argumento de que "opresión de muchos, consuelo de culpables". En fin, algo más cercano a la rudeza de una cosaco que a la dulzura eslava.

En lugar de censurar la pobreza argumental de Lavrov, le hemos reído la gracia al mismo tiempo que hemos criticado a Borrell porque no se le tirase al cuello allí mismo

Y lo bueno es que, en lugar de censurar la pobreza argumental de Lavrov, le hemos reído la gracia al mismo tiempo que hemos criticado a Borrell porque no se le tirase al cuello allí mismo. O, peor aún, porque hubiera ido a Moscú a meterse en la trampa, como si no fuera su obligación el ir a hablar a los sitios como corresponde a un diplomático. ¿Hubiera sido mejor para la UE enviar tropas en lugar de diplomáticos?

Pero no, el resultado del partido ha sido Lavrov, 1, Borrell, 0. Y, eso tirando a poco, porque ha habido más de un centenar de diputados europeos que han pedido la dimisión de Borrell como si el resultado hubiera sido escandaloso para Europa en lugar de oprobioso para quien no tiene más argumento que enchufar el ventilador.

Sergei Lavrov

Sergei Lavrov frente a Josep Borrell, de espaldas. (Foto: Gobierno ruso)

Yo creo que, envalentonado por el éxito que le ha proporcionado Puigdemont ante Borrell, Lavrov piensa repetir la jugada más veces. Así, cuando le visite el ministro sueco le hablará de Assange, al norteamericano, de Snowden y al suizo, de Falciani, todos ellos emigrantes políticos de países que no tienen una democracia plena. Claro, que estoy hablando de los más conocidos pero con los servicios de inteligencia que tiene a su disposición Lavrov, puede llegar más lejos, obviamente, que yo. Por ejemplo, yo no conozco ningún noruego o portugués huidos de la justicia de su país pero, haberlos, como las meigas, seguro que los hay. Incluso alguno de Ciudad del Vaticano.

Pero en lo que no tiene razón Lavrov con el "Y tu más" (I ty bol'she, en su idioma) es con los políticos que han acabado en la cárcel. Es verdad que en España, desde Gabriel Urralburu hasta Oriol Junqueras, pasando por Rodrigo Rato o Ignacio González, han sido muchos los cargos públicos que, condenados por los tribunales de justicia, han acabado entre rejas. Pero, en el mismo tiempo, y debido quizás a la enorme diferencia de población, han sido más los políticos rusos que llegaron a presidio. Aquí, la frase más exacta debería ser, en todo caso, "Y tú, también" (I ty tozhe).

Aunque no por ello dejaría yo de pensar que, si ese es su argumentario más brillante, Lavrov no llegaría nunca a ser invitado en un Sálvame Deluxe.

I ty bol'she