sábado. 20.04.2024
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Foto EFE

A pesar de que la Unión Europea es el principal socio comercial de Israel y los intercambios económicos comerciales superaron en 2019 los 45 mil millones de dólares, su Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell dijo en tono apesadumbrado que “si alguien puede frenar la escalada entre Israel y los palestinos es EEUU, no la UE que hace tiempo perdió su capacidad”.

Pero ¿por qué perdió su capacidad de influencia?

Hay quien opina que la división entre los socios impidió a la UE dar una respuesta firme a la crisis en Gaza ya que Hungría frustró una declaración de los Veintisiete para pedir el cese de la violencia. Pero no fue sólo por culpa de Hungría. Paralelamente la bandera israelí ondeó en plena crisis en edificios oficiales de Austria, Eslovenia y la República Checa.

Borrell lanzó un mensaje a los socios europeos: “Me he permitido recordar a mis colegas que el Consejo de Asuntos Exteriores tiene como misión contribuir a crear una política exterior y de seguridad común. No es un capricho, es un mandato de los tratados”.

Pero nadie le hizo caso.

Realmente la situación es muy triste. La cercanía geográfica, política y humana de Europa con dicha zona de Oriente Medio, se merece una mejor oportunidad. ¿Eso significa que tener buenas relaciones económicas significa dejar que tu socio económico pueda pisotear los derechos humanos de los palestinos?

No hay ninguna razón por la cual Europa no pueda decir que no se puede desalojar a los ciudadanos palestinos de sus casas de Jerusalén Este, ni para que proteste por las excavadoras que Israel envía a Cisjordanía para destruir casas y poder construir urbanizaciones para colonos extremistas que además hacen la vida imposible a los palestinos usurpando tierras y zonas de cultivo.

La creación de dos estados ya se contemplaba en los acuerdos de Oslo que se firmaron en 1993 frente al Presidente Clinton. Isaac Rabin (asesinado en 1995 por un ultra judío) y Yasser Arafat, líder entonces de la OLP, se dieron la mano y firmaron un acuerdo de paz

Tampoco hay ninguna razón para no condenar el bloqueo humano, político, económico y social de Gaza, ni tampoco los bombardeos con los que Israel destruye de forma periódica.

Estamos hablando de derechos humanos. Del derecho a existir, a vivir, a trabajar, a estudiar en su tierra, Palestina.

Al mismo tiempo que Europa se escaqueaba , escuchábamos al portavoz de la Casa Blanca, Ned Price, decir que “nuestra capacidad en algunas situaciones va a ser limitada”.

¿Qué significa eso?. ¿Que todos se lavan las manos y dejan hacer a Israel lo que quiera?. Realmente esa es la impresión que tenemos los ciudadanos. Y para más inri, el Presidente Biden afirma que la región debe arreglar sus problemas y no pondrá obstáculos si Europa desarrolla su diplomacia.

Y ante “sálvese quien pueda” Israel se empodera y hace lo que quiere sin oposición alguna.

“Las tensiones y conflictos en Oriente Próximo y el norte de África afectan directamente a los países europeos. Sin embargo, su influencia en la región nunca ha sido más débil. A pesar de las intensas relaciones económicas, la UE ha influido poco o nada en los grandes cambios que se están produciendo en su vecindario inmediato al sur y este del Mediterráneo” afirma Haizam Amirarah, Investigador principal de Mediterráneo y Mundo Árabe en el Real Instituto Elcano.

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Y por si esto fuese poco, Julien Barnes,director del programa sobre Oriente Próximo y el norte de África en el European Council of Foreign Relations añade: “ Los europeos están a la deriva en mitad del mar de conflictos superpuestos que sacuden Oriente Próximo. A pesar de que estos conflictos –ya sea en Siria, Libia o, más recientemente, en Israel y Palestina– afectan de manera grave a los intereses europeos, alimentando los retos migratorios y terroristas, los Estados miembros de la UE siguen siendo espectadores impotentes”.

Más contundente es Ahmad Tibi, miembro del parlamento de Israel por la Lista Conjunta (alianza política de tres  partidos  árabes en Israel) afirmando que “No hay nada en las reivindicaciones de los árabes israelíes que la Unión Europea no pueda apoyar: fin de la ocupación y plena igualdad de derechos sin discriminación por religión”.

“Europa lamentablemente es inexistente, es un buen donante pero sin fuerza, no tiene consenso interno ni se atreve a enfrentarse a su pasado”, opinan fuentes cercanas a Al Fatah.

Mientras tanto la autoridad palestina en Ramala, encabezada por Abbas, líder de Al Fatah, sector moderado palestino, se encuentra en una situación de debilidad, e incluso de “falta de credibilidad”, según fuentes cercanas a la Mukata (Presidencia del Gobierno Palestino). “A pesar de todo, en Al Fatah nos pronunciamos a diario en Cisjordania, pero hay que reconocer que Hamas dio una lección, aunque sea atacando con tubos que no sirven para nada”, añaden.

Abbas no es partidario de los misiles de Hamas (partido palestino gobernante en Gaza) ni de sus políticas y por lo tanto lo único que puede hacer es condenar los ataques bélicos tanto de Hamas como de Israel. Poco más.

De todas formas, no podemos solo centrarnos en lo que pasó ayer o antes de ayer. No se trata solo de un alto el fuego en Gaza o de impedir el desalojo de familias palestinas. Se trata del pueblo palestino.

Hace tan solo unas semanas, Human Rights Watch acusaba a Israel de imponer un régimen de ‘apartheid’ a los palestinos. Dicha ONG con sede en EE UU, ha decidido trasladar su investigación a la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional.

En su informe afirma tajantemente que” Se ha traspasado el umbral”. Y concluye que “la segregación y la violación de los derechos de la población de Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental, bajo ocupación desde 1967, implican un régimen de “dominación de un grupo racial o nacional sobre otro, opresión sistemática y actos inhumanos”.

“Negarles a millones de personas, por el solo hecho de ser palestinos y no judíos, sus derechos humanos sin que exista una justificación legítima de seguridad no es solamente una ocupación abusiva, asegura Kenneth Roth, director de HRW, sino una política que busca privilegiar a un pueblo sobre otro”.

Esta organización piensa trasladar el informe a la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional, con sede en La Haya, que el mes pasado abrió una investigación por crímenes de guerra y contra la humanidad, entre los que figura el delito de apartheid, cometido en Palestina.

“Las estrictas restricciones a la libertad de movimientos,  la confiscación de tierras y la demolición de viviendas y edificaciones ( que conllevan un desplazamiento forzoso de población); y la acelerada expansión de los asentamientos y de las infraestructuras segregadas –como carreteras y suministro de agua– para los colonos constituyen, según HRW, actos inhumanos contra los palestinos incluidos en el tipo delictivo de la segregación racial”.

El Gobierno de Israel, dirigido por el ultra derechista Netanyahu, respondió a este informe con estas palabras: “Este espurio informe no está relacionado con los derechos humanos, sino que forma parte de la permanente actitud de HRW de socavar el Estado nación del pueblo judío”.

Su papel siempre ante el mundo es de eterna víctima  intentando recordar lo mucho que sufrieron los judíos bajo en régimen de Hitler, pero reproduciendo con los palestinos lo que antes vivieron ellos.

Por lo visto Netanyahu, Presidente de Israel desde 1996, acusado de corrupción y con dificultad para gobernar, ha olvidado los ataques que miembros de la extrema derecha de su partido siempre respaldados por la policía israelí, llevaron a cabo hace unas semanas en ciudades como Jaffa, Haifa o Acre contra la población palestina. Vecinos contra vecinos, que lo único que querían era manifestarse a favor de los palestinos de Jerusalén Este a los que el gobierno de Israel pensaba echarle de sus casas para que las ocupasen colonos judíos.

La situación tiene difícil solución, aunque debería encaminarse a la creación de dos estados libres e independientes. Pero mientras que el gobierno de Israel no pague por sus agresiones e ilegalidades y Europa, Estados Unidos y Países árabes no impongan la creación de dos estados que se respeten, será complicado.

La creación de dos estados ya se contemplaba en los acuerdos de Oslo que se firmaron en 1993 frente al Presidente Clinton. Isaac Rabin (asesinado en 1995 por un ultra judío) y Yasser Arafat, líder entonces de la OLP, se dieron la mano y firmaron un acuerdo de paz.

Pero al final fue papel mojado.

“Próximamente dos cuestiones centrarán la Investigación de la Corte Penal Internacional para determinar si Israel y las milicias palestinas de Gaza cometieron crímenes de guerra: el conflicto de 50 días del verano de 2014 y la continuada expansión colonial en los territorios ocupados. El proceso podría demorarse muchos años y los obstáculos que encontrará la CPI son tantos y tan grandes, algunos previsibles y otros no, que el conjunto de la información disponible augura que las posibilidades de que se condene a Israel son prácticamente nulas, opina Eugenio García Gascón, decano corresponsal español en Jerusalén y gran conocedor del tema. Y añade: “En la guerra de 2014 murieron más de 2.100 palestinos, incluido un elevado número de civiles, mientras que las milicias palestinas mataron a 67 soldados y cinco civiles israelíes. Desde el punto de vista de numerosos observadores, no hay ninguna duda de que se cometieron crímenes de guerra, pero la investigación no garantiza una sentencia acorde de la CPI”.

Y mientras tanto, el sufrimiento de un pueblo no cesa.

Vergonzoso papel de Europa en Palestina