martes. 16.04.2024
Alphabet Workers Union
Imagen promocional de Alphabet Workers Union.

"Somos trabajadores de Google y estamos formando un sindicato", así se presenta la Alphabet Workers Union, la primera y única organización sindical surgida, por ahora, en el corazón de Silicon Valley. La noticia la avanzó el The New Times la primera semana de este mes de enero y ya corre por las secciones de economía de todos los medios de comunicación del mundo como una rareza. Como si el hecho de que haya entrado el sindicalismo en la burbuja del trabajo “ideal”, fuera equivalente a que se hubiera encontrado un oso polar en el desierto del Sahara.

Se trata de la creación del Sindicato de Trabajadores de Alphabets en la empresa matriz de Google, una compañía con 120.000 empleados directos, 260.000 con temporales y subcontratados. Constituye sin duda una victoria para el movimiento sindical. Han plantado la primera semilla del sindicalismo en las grandes empresas de tecnología de la información, y resulta emocionante ver la dura lucha de estos activistas sindicales que para constituir un sindicato en la empresa han tenido que hacer frente a las maniobras de un gigante como Google que ha tratado repetidamente de intimidarlos y reprimir su iniciativa con todos los medios.

Han iniciado su andadura con 226 compañeros y compañeras, los que han firmado la tarjeta de adscripción al sindicato. A partir de ahora elegirán a sus representantes, tomarán decisiones democráticamente, pagarán sus cuotas y empezarán con tesón a incorporar nuevos afiliados y afiliadas. Y empezarán a trabajar, como han informado desde su artículo publicado en el New York Time, Parul Koul y Chewy Shaw, las dos caras visibles del sindicato. Son ingeniera e ingeniero en computación en Google. Se proponen lograr salarios justos sin explotación, sin represión y sin discriminación. Y sin temor a abusos o represalias, como sufren hoy tantos trabajadores y trabajadoras de la empresa.

Ha sido un duro trabajo durante todo el 2020, dicen estos activistas sindicales. Hemos tenido que trabajar en secreto para evitar posibles filtraciones y represalias, dicen. “Queremos luchar para tener voz, frente a los gerentes que llevan demasiado tiempo ignorando las quejas y reprimiendo las voces críticas”. Con el sindicato quieren darle una estructura al descontento y a sus reivindicaciones.

Somos, dicen, los activistas sindicales de Google los trabajadores y trabajadoras somos los que hacemos los códigos, limpiamos oficinas, servimos comida, conducimos autobuses, probamos coches autoconductores, y los que hacemos todo lo necesario para que este gigante que es Google siga funcionando, pero los directivos de la compañía ponen por delante los beneficios frente a nuestras preocupaciones. Nos estamos uniendo, cuando la mitad de los trabajadores y trabajadoras son temporales, vendedores, contratistas, proveedores y empleados de tiempo parcial, con salarios más bajos, menos beneficios y escasa estabilidad.

¿Cuál ha sido el detonante qué ha promovido la creación de un sindicato, en esta "isla de paz y armonía laboral”?

Un sindicato en la oficina perfecta, en la empresa más guay. Donde tienen un menú amplio y gratuito, futbolines, y mesas de ping pong, instalaciones de relax, gimnasio y deportivas. Con empleados motivados, satisfechos con su oficio y sus salarios, según nos dicen las revistas especializadas en recursos humanos. ¿Cuál ha sido el detonante qué ha promovido la creación de un sindicato, en esta "isla de paz y armonía laboral”? ¿Cuál el catalizador que ha activado la conciencia de la necesidad de organizar un sindicato en la empresa con la que sueñan la mayoría de personas, según las encuestas de las empresas multinacionales de colocación? En los escritos de los dirigentes del nuevo sindicato se denuncia la política llevada a cabo por la empresa por colaborar con "gobiernos represivos de todo el mundo", porbeneficiarse de la publicidad" pagada por grupos responsables de "campañas de odio". También por no haber tomado medidas contundentes ante las muchas denuncias de acoso sexual y laboral y contra la discriminación por motivos raciales. 

Los activistas sindicales de Google apuntan que el punto de partida de la creación del sindicato fue la inflexión que vivió el gigante de la tecnología el 1 de noviembre de 2018 a las 11:10, cuando miles de empleados de Google y otras empresas de Silicon Valley dejaron de trabajar en protesta porque la compañía había pagado decenas de millones de dólares a dos ejecutivos que habían sido acusados de acoso sexual.

Parece que estos nuevos sindicalistas le están dando la razón a Luciano Lama (dirigente del sindicato italiano CGIL cuando animó a los trabajadores y trabajadoras “a levantar los ojos del puesto de trabajo y dirigir la mirada más allá del perímetro de las fábricas para cambiar el ambiente que lo rodea”.

Ojalá Parul Koul y Chewy Shaw y su sindicato tengan muchos éxitos y demuestren que no son un oso polar en el Sahara.

Un sindicato en Google, ¿un oso polar en el Sahara?