jueves. 25.04.2024
kabul
Foto: Ministerio de Defensa español

La fulminante victoria de los talibán en Afganistán no hará retroceder veinte años esa parte del tablero geoestratégico global, porque desde 2001 se han producido muchos cambios, pero sí puede alterar los equilibrios actuales. Veamos los escenarios previsibles, siempre sujetos a giros o sorpresas en una zona tan volátil. Podemos establecer tres tipos de efectos, por su condición o naturaleza: percepciones, intereses y alianzas.

LAS PERCEPCIONES

1) Pérdida de confianza en el compromiso de Estados Unidos con sus aliados, pese al mantra exterior de Biden (“America is back”). Los contrarios a la retirada militar practican el juego de la autoprofecía cumplida y advierten que la credibilidad norteamericana se ha resentido (según algunos, profundamente) por la terca insistencia del Presidente en no mantener un contingente militar suficiente para impedir la victoria talibán (1). Pero también hay quienes consideran que, a la larga, la retirada es conveniente y será beneficiosa (2).

2) Ganancia indirecta de China, Rusia e Irán, los tres rivales más señalados de Estados Unidos en estos momentos, en todo caso de distinta consideración y alcance. La derrota en Afganistán abona la tesis de la decadencia del orden internacional liderado por Washington, que Pekín, Moscú y Teherán difunden entre sus socios y/o aliados por todo el mundo. En el juego constante de la propaganda, lo ocurrido en Afganistán modifica el marcador. Pero esta aparente victoria podría resultar una pesada carga (3).

3) Empujón anímico a los combatientes islámicos radicales que, tras la derrota del ISIS en Siria e Irak, se encontraban en fase de repliegue en las distintas regiones de Asia, aunque mantengan cierta pujanza en África. La perspectiva de recuperación del santuario afgano no está garantizada, por supuesto, pero los agitadores de la yihad recobran la esperanza (4).

LOS INTERESES

4) Estados Unidos avanza en la minoración de Asia Occidental y Meridional como áreas de prioridad estratégica, para concentrarse en la vasta región denominada Asia-Pacífico, que será -es ya- el escenario de la pugna por la hegemonía mundial en el siglo XXI. Biden comparte la opinión de los estrategas americanos favorables a detraer recursos militares, económicos y humanos de Oriente Medio y zonas aledañas para centrarse en fortalecer sus posiciones en el Extremo Oriente. Ahora que el petróleo de aquella zona ha dejado de ser tan decisivo, la participación ventajosa en los flujos comerciales en torno al Pacífico se ha convertido en el objeto mayor del empeño norteamericano. La actuación norteamericana en esa zona se concentrará en conjurar el riesgo yihadista y proteger sus intereses económicos (5).

5) China contempla el cambio de régimen en Afganistán como una oportunidad para extender su penetración económica exterior, (iniciativa Belt and Road) y acceder a sus reservas de  minerales raros. Los talibán pueden facilitar a Pekín otra plataforma de alcance hacia Asia Central y facilitar la conexión con su aliado pakistaní, que absorbe desesperadamente inversiones chinas (carreteras, puertos, etc.), para reflotar su economía y afrontar la presión demográfica. Pekín puede ofrecer al nuevo emirato incentivos suficientes para neutralizar el respaldo a los musulmanes uigures de Xinjiang (6). China ha reforzado la protección del corredor de Wakhan, un espacio de apenas 75 kilómetros de largo y 15 de ancho, creado por británicos y rusos a finales del siglo XIX como zona de seguridad entre sus respectivos imperios. El corredor conecta China con Afganistán, entre una inestable región de Tayikistán y el acceso a  Cachemira, escenario de la guerra latente entre China e India (7).

6) Rusia contempla la victoria talibán como una mezcla de satisfacción y cautela. La derrota norteamericana es una compensación de la debacle propia en los ochenta, que aceleró el derrumbamiento de la URSS. Putin apoyó inicialmente la intervención norteamericana, pero con los años fue mostrándose ambivalente. Ahora, el Kremlin querría unos taliban hostiles a Washington, o al menos no cooperantes, pero no le interesa la recuperación del santuario yihadista, por los efectos desestabilizadores que pudiera tener en Asia Central, región en la que Rusia aún ejerce una notable influencia. Moscú ha iniciado hace poco nuevas maniobras militares conjuntas con Tayikistán y Uzbekistán (tayikos y uzbekos son las dos minorías más importantes de Afganistán) (9). Tampoco pierde de vista Rusia el posible efecto del cambio en el Cáucaso, muchos de cuyos islamistas radicales se formaron en el Afganistán talibán.

7) India y Pakistán tienen intereses contrapuestos. New Delhi se siente perjudicada por la victoria taliban, debido a los lazos estrechos que éstos tienen con su archienemigo Pakistán. India era el quinto suministrador de ayuda al derrocado gobierno afgano. La relación de conveniencia económica entre los nuevos taliban y China agrava los temores de un gobierno ultranacionalista como el de Modi, que utiliza la tensión recurrente con Islamabad y Pekín como arma política rentable (10). Pakistán juega con varias barajas, pero siempre bajo la obsesión de la amenaza india. En la porosa zona fronteriza de Baluchistán, de mayoría pastún, han anidado, crecido y proyectado su fuerza grupúsculos radicales que han protagonizado acciones terroristas en India, como Lashkar-e-Toiba o Jaish-e-Mohammed. El riesgo para Islamabad estriba en que el cambio en Kabul pueda alentar a los talibán locales que quieren un régimen islámico más puro (11).  

8) Irán comparte frontera oriental con Afganistán. La minoría hazara, de confesión chií, cuenta con la protección de la vecina república islámica. La hostilidad histórica entre ayatollahs y talibán (aspirantes a liderar las dos ramas del Islam) se ha ido rebajando a medida que se han recrudecido las tensiones entre Teherán y Washington, debido al programa nuclear iraní y a las presiones israelíes sobre el establishment norteamericano. Cuando la retirada norteamericana empezó a parecer irreversible, se reforzaron pública y hasta ostensiblemente los lazos entre Irán y los talibán. Las diferencias doctrinarias han dejado de ser prioritarias, como se ha visto también en Palestina, con la colaboración de los iraníes y los sunníes de Hamas o de la Yijad Islámica. O como ocurriera con Al Qaeda, que pasó de ser un enemigo jurado a gozar de cierto apoyo en las influyentes esferas de los Guardianes de la Revolución.

LAS ALIANZAS

Así las cosas, las alianzas regionales pueden someterse a ciertos ajustes, pero bien entendido siempre que no hablamos de un esquema rígido como el existente durante la guerra fría, sino de estructuras flexibles y dependientes de coyunturas cambiantes.

- Afganistán puede mantenerse en una cierta y engañosa neutralidad, más inclinada a entenderse y negociar con China y Rusia, pero sin provocar a Estados Unidos con apoyos a redes islamistas que pretendan atacar intereses norteamericanos. Si Washington no se cree los mensajes de moderación de los talibán, podría bloquear la entrega a Kabul de 460 millones procedentes de los derechos de giro del FMI, prevista para finales de este mes.

- La alianza del nuevo Afganistán con Pakistán está fuera de duda, por interés propio y por presión de China, a la que conviene mantener a India sin influencia importante en el país.

- Con Irán es previsible una especie de pacto de no agresión, que libere a los talibán de tensiones en su flanco occidental y le permita concentrarse en la reconstrucción del país bajo sus normas de conducta.

- China se guiará por motivaciones pragmáticas, sin avenirse a alianzas cerradas que obliguen a compromisos militares, como hace con el resto de países socios mercantiles, vecinos o lejanos.

- Rusia no tendrá tampoco interés de seducir a los talibán para que se integre en los mecanismos de cooperación vigentes en Asia Central, ni presionará, en sintonía con China, para modificar el estatus de Afganistán en la Organización de Shanghai (integrada por Rusia, China y los cinco estados de Asia Central), donde participa como simple observador

- India tratará de dejar abierto un canal con los talibán, para no perder opciones de futuro, en caso de que el régimen islámico se derrumbe de nuevo.

En definitiva, el tablero geoestratégico en estas zonas de Asia central y meridional está abierto a tensiones, pactos, acuerdos bilaterales, trilaterales y regionales, pero sin que se aviste una configuración estricta de alianzas, debido a los intereses cruzados de los actores.


REFERENCIAS

(1) “Was pulling out of Afghanistan a mistake. Yes”. RYAN CROKER (Ex-embajador en Afghanistán). CARNEGIE, 18 de agosto;
(2)“Afghanistan hasn’t damaged U.S. credibility”. STEPHEN M. WALT (Universidad de Harvard). FOREIGN POLICY, 21 de agosto; “Was a pulling out of Afghanistan a mistake. No”. STEPHEN WERTHEIM. (Universidad de Columbia). CARNEGIE, 18 de agosto;
(3) “Nobody wins in Afghanistan. For China y Russia, the country is a liability not an asset”. ADAM WEINSTEIN (Instituto Quincy). FOREIGN POLICY, 20 de agosto.
(4) “The Taliban retakes Afghanistan”. DANIEL L. BYMAN y BRUCE RIEDEL. BROOKINGS, 16 de agosto.
(5) “How will Afghanistan affect the Biden Presidency”. AARON DAVID MILLER. CARNEGIE, 18 de agosto; “How should the United States engage with Afghanistan’s new Taliban government”. JAMES SCHWEMLEIN. CARNEGIE, 18 de agosto; “Taliban retakes Afghanistan”. VANDA FELBAB-BROWN. BROOKINGS, 16 de agosto; “Taliban retakes Afghanistan”. DOUGLAS A. REDIKER. BROOKINGS, 16 de agosto.
(6) “How will China to profit from the taliban,’s take over in Afghanistan”. RYAN HASS. BROOKINGS, 18 de agosto. “China won’t repeat America’a mistakes in Afghanistan” AZEEM IBRAHIM (USA War College). FOREIGN POLICY, 17 de agosto.
(7) “China is protecting the thin corridor to the afghan heartland”. SAM DUNNING. FOREIGN POLICY, 14 de agosto.
(8) “How Russia stands to gain thanks to Biden’s Afghanistan disaster. ANNA BORSHCHEVKAYA. THE WASHINGTON INSTITUTE, 18 de agosto; Russia sees potential cooperation with the Taliban, but also prepares for the worst”. THE WASHINGTON POST, 18 de agosto; “What is Russia’s response to Afghanistan”. DIMITRI TRENIN. CARNEGIE MOSCOW, 18 de agosto;
(9) “With afghan collapse, Moscow takes charge in Central Asia”. THE NEW YORK TIMES, 19 de agosto.
(10) “Post-american Afghanistan and India’s geopolitics. C. RAJA MOHAN (Universidad de Singapur). FOREIGN POLICY, 18 de agosto; “What the Taliban takeover means for India”. SUMIT GANGULY. FOREIGN POLICY, 17 de agosto; “What will India’s diplomacy with a Taliban led Afghanistan look like (Afghanistan under the Taliban)”. RUDRA CHAUDHURY. CARNEGIE, 18 de agosto.
(11) How is Pakistan reacting to Taliban rule in Afghanistan”; AQIL SHAH. CARNEGIE, 18 de agosto.“Pakistan’s pyrric victory in Afghanistan”. HUSAIN HAQQANI. FOREIGN AFFAIRS, 22 de julio;
(12) “Iran is poised to exploit the uncertaintities of the Afghan collapse”. FARZIN NADIMI. THE WASHINGTON INSTITUTE, 18 de agosto; “Why Iran will welcome the Taliban takeover in Afghanistan”. SHELLY KITTLESON. FOREIGN POLICY, 18 de agosto; “What is Iran’ view of Taliban rule in Afghanistan”. KARIM SADJADPOUR. CARNEGIE, 18 de agosto.

Los talibán remueven el tablero asiático