sábado. 20.04.2024
1

Los medios de comunicación, principalmente los progresistas, han informado estos días de la elección de Elisa Loncón, de 58 años, “académica, lingüista y mapuche” como Presidenta de la Asamblea Constituyente de Chile, con el objetivo de enterrar la Constitución impuesta por Pinochet.

Presidenta de una Asamblea paritaria, la primera de estas características en el mundo. La primera también con expresa inclusión de representantes de los pueblos indígenas. Y fue elegida, con el abogado constitucionalista Jaime Bassa como vicepresidente, a propuesta de la coalición de izquierdas “Frente Amplio”.

Una experiencia que parece, puede ser, muy importante, y no sólo para Chile.

Pero me preocupa una cuestión, y es que se señalen esencialmente características “individuales” (mujer, indígena mapuche) sobre la persona que va a presidir la asamblea constituyente, en un tema esencialmente colectivo (de derechos individuales ciertamente, pero necesariamente tutelados por derechos colectivos). Y de tensiones inevitables (necesarias) entre colectivos (no sólo clases sociales). Como si los colectivos fueran solamente una suma de individualidades, y, por tanto, los derechos colectivos una suma de derechos individuales.

Y esto va acompañado de otro dato: la principal “organización” presente en la Asamblea Constituyente chilena, con 48 personas sobre el total de 155, es la de los “no organizados” (“independientes”). Una característica que en ocasiones se señala además como positiva, lo que en mi opinión es más que discutible, aunque sí lo es que parece que la mayoría de éstos “independientes” puedan considerarse como progresistas, mientras que la derecha “oficialista” sólo tenga 37 escaños.

Deseando los mejores éxitos al pueblo de Chile, expresando la solidaridad con ellos y el interés que para todos los pueblos tiene esta nueva etapa del pueblo chileno, creo necesario subrayar que todo ello no deja de ser un signo, preocupante en mi opinión, de los tiempos.

El signo de una crisis de la función de los partidos políticos que sería necesario asumir para intentar resolverla estimulando la incorporación de la ciudadanía a la acción colectiva “sociopolítica”. 

Proceso constituyente en Chile: muy importante, pero con algunos peros