martes. 23.04.2024
costa
 

Por David Buxens Escorihuela | El domingo 30 de enero, Portugal afrontaba una cita trascendente para su futuro a corto y medio plazo. Pese a lo que indicaban las encuestas, tampoco es que hubiera demasiadas, se produjo finalmente la victoria por mayoría absoluta del candidato a la reelección, el socialista Antonio Costa. Esto me permite hacer tres lecturas rápidas sobre lo acontecido.

La primera lectura es que en Portugal los medios de comunicación no están tan sesgados como en nuestro país, lo que permite a la población ser más crítica con la acción de sus gobernantes, tanto en negativo, lo que hacen de manera incorrecta, como en positivo, las políticas efectivas y afectivas que llegan a los ciudadanos y que éstos valoran en gran medida.

La segunda lectura que hago es que Costa ha conseguido convencer con su agenda social, e incluso ha superado en propuestas medioambientales a los verdes portugueses que se han hundido en las urnas. La agenda 2030 del presidente portugués, unida a mejoras tecnológicas y medidas de reconversión industrial, han hecho avanzar notablemente al país vecino y aportan dinamismo económico y oportunidades para los jóvenes. Habrá que mantener la senda de crecimiento en este sentido.

Por último, preocupante el crecimiento de la extrema derecha representada por Chega, que refuta el axioma interiorizado por cierta izquierda radical que cree que mientras exista una derecha ultraconservadora, a ellos les irá bien al dar la imagen de dique de contención y alternativa diferencial frente a un socialismo blando y estancado. Lo sucedido este pasado domingo demuestra lo errado de este planteamiento. Otra diferencia, es que, en Portugal, a diferencia del PP de Pablo Casado, sí existe una derecha moderada asimilable a los partidos de centro-derecha democráticos que vemos en Europa, o partidos de corte liberal tradicional como los democristianos europeos. Estos partidos sí tienen voluntad constructiva en caso de crisis interna en sus países.

Concluyo pues, celebrando el buen resultado cosechado por los socialistas portugueses, que puede consolidar una senda de avances tanto en Francia, país donde una victoria socialista a día de hoy sería una enorme sorpresa en las presidenciales de otoño, o en las territoriales alemanas donde sí se aprecia un buen avance y acogida del SPD gracias al carisma de Scholz. Si se mantiene la tendencia, incluso podemos vislumbrar un cambio de tendencia en el Parlamento Europeo en perspectiva de las elecciones europeas de 2024. Hay motivos para ser optimista, pero hay que reforzar las políticas que plantean los nuevos e ilusionantes dirigentes socialistas.

No hay que dar por muerta a la ultraderecha europea, como se ha demostrado en nuestro país vecino, si bien su contenido trumpista ya parece no triunfar, quieren avanzar mediante ciertos tintes de un nacionalismo autoritario que no debemos olvidar. Y la izquierda radical y reaccionaria debería aprender que eso, ni es bueno para ellos, ni para la ciudadanía. Ni Unidas Podemos ni ERC encontrarán rédito electoral alimentando a VOX.

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