jueves. 28.03.2024
Boris Johnson
Boris Johnson

No todos los gobiernos son iguales. En Reino Unido, muchos creerán que la ojeriza con el tema del Brexit es la única razón por la que se critica el gobierno de Boris Johnson.

Sin entrar en como esta funcionando el Brexit y todos los datos que demuestran el fracaso de esta salida hacia la soberanía, el gobierno conservador no hace mas que cometer errores uno tras otro.

Esta semana tenemos errores, multas, tratados ilegales y poco éticos, comentarios desafortunados por parte de sus lideres… vamos lo de siempre.

Empezamos la semana con la multa que se ha impuesto a Boris Johnson, a Rishi Sunak el Canciller del Exchequer, y a la mujer del primer ministro por atender a fiestas ilegales durante el encierro propiciado por la Covid-19.

Esta es la primera de una serie de multas que le irán llegando de las diferentes fiestas que organizó en el numero 10 de Downing Street, y que negó durante mucho tiempo, incluso cuando había evidencia grafica de estos encuentros en los jardines de su residencia oficial y que llegaron a juntar a decenas de trabajadores y miembros del partido conservador.

Es la primera vez que un Primer Ministro ha sido multado durante su mandato en el gobierno británico con el agravante de haber estado mintiendo acerca de la existencia de estas fiestas.

Miembros del partido conservador como Michael Fabricant, que parece salido de un capítulo de Little Britain, decía esta semana que Boris no hacía nada malo y solo hacia lo que muchas profesoras y enfermeras hacían al final del día, sentarse y relajarse con una bebida alcohólica.

Los colectivos de la enseñanza y la sanidad han mostrado su enfado antes estas afirmaciones, explicando que estos trabajadores estaban en la primera línea ante el coronavirus o bien cuidando a enfermos o bien enseñando con el riesgo de contagio que conllevaba, a los hijos de los profesionales que estaban trabajando en los denominados sectores clave.

La aseveración del Sr. Fabricant no mostraba el hecho de que estas trabajadoras antes de entrar en casa debían cambiar su ropa, evitar abrazar a sus hijos o tocar nada en la casa sin antes asegurarse de estar todo lo limpios posible…y tras el estrés de la jornada laboral no corrían a beberse sus copas de vino.

Por si fuera poca la polémica con las multas a Boris Johnson y los comentarios de Michael Fabricant, el segundo de a bordo en el Gobierno y vecino del primer ministro, Rishi Shunak ha estado en las noticias por la polémica creada por el hecho de que su esposa Akshata Murthy no pague ni una libra de impuestos en Reino Unido.

A pesar de vivir en residencia oficial como esposa del Canciller del Exchequer, y de sus propiedades por valor de 912 millones de dólares, y el dividendo que recibió por ello de 11.7 millones de libras durante el 2021, su aportación a la economía britanica es de 0 libras esterlinas.

Primero la multa por las fiestas, ahora su mujer no pagando impuestos, y como no hay dos sin tres, el público británico se entera que tras ser nombrado Canciller se le ha asignado la tarjeta verde para poder residir libremente en Estados Unidos. Un privilegio que solo se otorga cuando resides de manera permanente en el país.

Las reglas por el coronavirus o las reglas fiscales que todos los ciudadanos debemos cumplir no van con Rishi Shunak, quien hasta esta semana parecía que era el elegido para sustituir pronto al Sr. Johnson para dirigir el destino del país.

Pero el partido conservador no defrauda y a unas polémicas les suma otras y otras más…es incesante su capacidad de meterse en charcos.

El charco de todos los que se meten que gana esta semana es al que se ha lanzado el Ministerio de Interior o Home Office en relación con la inmigración y esta vez se han superado, hay que decirlo.

Priti Patel, hija y nieta de inmigrantes y mandamás en este ministerio ha firmado un tratado en Kigali, a más de siete mil kilómetros de Reino Unido, para a cambio de 125 millones de libras esterlinas asegurarse que pueden enviar a este país en el centro de África los inmigrantes “ilegales” que vayan llegando a través del Canal de la Mancha.

Priti Patel dice que los “reasentados” en Ruanda tendrán apoyo durante 5 años con su alojamiento, atención médica y recapacitación. Los manda a la otra punta del mundo como castigo por intentar mejorar sus condiciones de vida y mandándolos a un país del tercer mundo con graves dudas sobre el respeto a los derechos humanos.

Todos podemos pensar claramente que banda (no son un partido político) en España estaría encantada de copiar este sistema inhumano, inmoral, y además peligroso para los refugiados que llegan en busca de un futuro mejor. Este movimiento sienta un precedente en Europa basado en una bajeza moral muy lejana de las necesidades de colaboración y ayuda pero que demuestra los ideales detrás de ese Brexit que eligieron: xenófobo, egoísta y que se aleja de la cooperación internacional.

Aquí me gustaría pedir que nuestro gobierno, se supone de corte progresista, tuviera un mejor ojo con la redacción de lo que firma con otros países pues a veces parecen justificar comportamientos o tendencias de las que hay que alejarse.

En el “Convenio entre el Reino de España y el Reino de Marruecos sobre cooperación en materia de seguridad y de lucha contra la delincuencia” en Rabat el 13 de febrero de 2019 y publicado el 7 de abril, en su Artículo 1, punto 2 apartado f) habla de “las Partes colaborarán en materia de lucha contra las acciones criminales, en particular: La trata de seres humanos y la inmigración ilegal" entrando en el farragoso terreno de unir los términos “delito” con “inmigración ilegal”.

Inmigración tratada como delito nos pone en un territorio muy cercano a Priti Patel, y en vez de mandarlos a Ruanda ahora les mantenemos encerrados en los abominables CIES.

No nos parezcamos a Priti Patel.

¿Es este el peor gobierno que ha sufrido Reino Unido?