sábado. 20.04.2024
manifestacion palestina madrid
Manifestación en Madrid en solidaridad con el pueblo palestino. (Foto: Nuevatribuna)

Lo tenía todo planificado, Mohamed de ocho años vio, durante mi ausencia durante el paseo, que cabía perfectamente en ella. Pensó también que le haría un agujero para meter su tubo de bucear y así respirar. Respecto a la comida también había pensado qué llevarse.

Claro está que Mohamed no pensó en los múltiples controles militares que había que superar para entrar y salir de la Franja de Gaza, bloqueada por Israel desde hace catorce años. Nunca había podido salir.

Nada ni nadie puede entrar de la Franja sin el permiso de Israel y tras pasar férreos controles. Nadie entra excepto algunos periodistas (ahora ni siquiera eso, no vaya a ser que informen de lo que allí pasa) y algunos miembros de Naciones Unidas y ONG. Pero pocos.

Los alimentos son controlados y escasos. Suerte que Gaza está a orillas del Mediterráneo y el clima contribuye al cultivo de frutas y verduras. Tampoco pueden pescar. Aquel que intenta hacerlo es bombardeado inmediatamente por las fuerzas israelíes y las escasas sardinas que pillan, casi en la orilla, están altamente contaminadas porque todas las aguas residuales van a parar a ese trozo de mar tras destruir las depuradoras en un bombardeo.  

El agua, es por lo tanto el causante de muchas enfermedades intestinales y de la piel. Y cuando eso ocurre y hay que visitar al médico, uno se encuentra unos hospitales sin suministros ni material. Los médicos tienen que trabajar contra los elementos. Médicos que muchos se han formado en España.

Ya no les cuento lo que ocurre con los enfermos de cáncer. No hay tratamientos para curarlo. Algunas personas piden permisos especiales para salir de Gaza, la denominada cárcel al aire libre, para acudir a algún hospital en los pueblos más cercanos, pero son muy pocos los beneficiados.

Los productos contaminantes que los gazatíes comen, beben y respiran, tras los bombardeos, repercuten en su salud.

Los diferentes poderes de Israel están actuando de la misma forma que en su día hicieron los nazis con los judíos. Exactamente lo mismo

Ahora el Covid está descontrolado en esa zona y las vacunas no llegan. Pero no es lo que más le importa a ese pueblo ya que pueden morir por muchas otras causas, incluidas un bombardeo.

En ese paseo con Kayed fuimos al hospital de Al-Shifa dirigido por un médico que hablaba perfectamente castellano ya que había estudiado en Zaragoza. Lo que más me impresionó fueron los bebés recién nacidos que tenían que intervenir de bultos en el cerebro, víctimas de sustancias químicas que se descomponen en los bombardeos. Bultos del tamaño de una naranja.

El paro es abrumador, un 55% de la población y la cifra aumenta entre los más jóvenes que estudian, pero cuando lo dejan de hacer, no tienen futuro. Por lo tanto, una juventud sin futuro es la muerte de un país, por eso Mohamed quería irse de Gaza en una maleta.

Naciones Unidas dijo que a partir del 2020 ya no existiría vida en Gaza. Existe todavía vida, pero poco a poco Israel va acabando con ella. Es la forma de aniquilar a un pueblo que les molesta. Los gazatíes están encerrados, con escasez de alimentos, con electricidad que se corta constantemente y bombardeos periódicos y eso a medio plazo acabará con los dos millones de palestinos que allí viven. Y eso sí, con un ruido de fondo, como un siseo, como el ruido que provocan las avispas. Al preguntarle a Kayed qué era ese ruido me contestó que los drones. Los gazatíes, están vigilados día y noche por drones que controlan sus movimientos.

Y el mundo no dice nada. Calla. Nadie se quiere enfrentar a Israel y su poderío militar y económico. Los diferentes poderes de Israel están actuando de la misma forma que en su día hicieron los nazis con los judíos. Exactamente lo mismo.

Entrevista con Kayed en Gaza. 17 mayo 2021

Sobre el delito de solidaridad. El secuestro de Juana Ruiz como advertencia


Paseo por Gaza con Kayed