jueves. 28.03.2024

Finalmente la oposición partidista logró salir a las calles de la capital del país –y de nueve ciudades más– para expresar su rechazo al gobierno de la Cuarta Transformación, solicitar la renuncia del presidente Andrés Manuel con mantas y cartulinas que le recordaban a la autora de sus días y advertían sobre los graves riesgos que el comunismo implica para México; si bien fueron convocados sobre la base de rodear de solidaridad a la familia LeBaron y la exigencia de mayor seguridad pública.

Sin el acompañamiento de los familiares que hace un mes perdieron a 12 de sus seres queridos, entre ellos nueve niños, a manos de un grupo criminal de Chihuahua, presuntamente La Línea, es impensable que Marko Cortés y Jesús Ortega presidente y cacique de los partidos Acción Nacional y De la Revolución Democrática, además de Margarita Zavala quien promueve con Felipe Calderón una franquicia electoral, lograron reunir a los 8 mil manifestantes que registró la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México. Además de que fueron convocados a nombre de la sociedad civil y con la idea de que marcharan vestidos de blanco, lo que pocos respetaron.

Colegas como Álvaro Delgado y Alejandro Páez Varela informaron en Los Periodistas (La Octava, 88.1 de FM y Canal 8 de televisión abierta) que entre los manifestantes abundaban los acompañados por trabajadores del hogar, choferes y guardaespaldas para que cargaran las pancartas y sus patrones no se lastimaran sus delicadas manos.

Delgado preguntó a Guillermo Velasco Arzac, dirigente de la organización clandestina El Yunque, qué sentido tienen las pancartas contra el “peligro comunista” a 28 años de la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista. La respuesta es de antología, por las rebeliones civiles en América del Sur.

Lo importante es, sin embargo, que 17 meses después de la aplastante derrota en las urnas de julio de 2018, la oposición partidista –con excepción de Movimiento Ciudadano que pintó oportunamente su raya– y de una parte de la plutocracia travestida en sociedad civil, logran por fin tener presencia, aún pequeña pero no tanto como antes.

Importante también porque México requiere oposiciones capaces de articularse sobre la base acciones y demandas para superar los denuestos, los odios clasistas, el racismo y la xenofobia.

Y no sólo porque constituyen pensamientos y prácticas autoritarios, sino por un asunto de eficacia política para restañar las heridas de la derrota electoral con 30.1 millones de votos para Andrés Manuel López Obrador, reducido a “López” por los que aún echan espuma por la boca, como es el caso de Vicente Fox quien encabezó en León, Guanajuato, una marcha de un millar de funcionarios y dirigentes panistas que gobiernan desde hace 28 años el violentísimo estado.

Los LeBaron capitalizaron el acto a su favor y no se embarcaron en los denuestos anti-4T y anti-AMLO de los convocantes. “Lo relevante –dijo Adrián– es la unidad para evitar más violencia. Unámonos antes de que nos maten a todos”. Y Julián mandó al presidente el mensaje “¿Cómo le podemos ayudar?” Dejando atrás e incluso deslindándose de la petición de que Estados Unidos intervenga, pues “la prensa nos malinterpretó”. El facilón recurso de siempre.

Todo ello mientras el 48.1% de los encuestados por Amlovemetrics vio y/o escuchó el mensaje presidencial por el primer años de gobierno, en un Zócalo capitalino con 240,000 asistentes, y de ellos 63.6% tiene una opinión “muy buena” y 17.7% “buena”, “mala” 9.9% y “muy mala” 8.8%.

Artículo publicado en Alainet

Opositores en las calles