jueves. 28.03.2024
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La pobreza infantil afecta a más de 5 millones de menores de 14 años

El hambre que padecen miles de niños y adolescentes porteños no es la prioridad del Jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta. De hecho nunca lo ha sido. Y el fallecimiento por desnutrición de Nadia es el resultado, la consecuencia brutal de la absoluta carencia de empatía que caracteriza a los mandamases de la derecha; en este caso, de la criminal derecha argentina. 

El pasado viernes 12 de agosto Nadia se desvaneció en el aula del colegio al que asistía desde 2017; delante de sus compañeros, delante de sus maestras. La ambulancia del SAME demoró más de una hora en llegar. El teléfono particular de la escuela 11, de la villa 21-24 de la Capital argentina, llevaba meses sin funcionar. Pocas horas más tarde Nadia fallecía en el Hospital Penna de Buenos Aires, la ciudad con mayor concentración de riqueza del país.

Nadia había iniciado el primer grado cinco años atrás. Desde ese primer día de clases de 2017 las docentes observaron lo que era evidente. La desnutrición no es algo que pueda ocultarse

La vulnerabilidad de derechos que atravesaba la niña y su familia empujó a la institución a solicitar la intervención del Equipo de Orientación Escolar. Durante los años 2018 y 2019 se presentó un certificado médico que indicaba la necesidad de un refuerzo hipercalórico en la vianda que ya de por sí era insuficiente; más aún para Nadia, cuya alimentación diaria dependía casi exclusivamente de esa comida recibida en la escuela.  

Pero la prioridad del Gobierno Porteño no era el hambre de Nadia. Y mientras a esta niña argentina se le negaba el derecho concebido en la Carta Magna, la ciudad invertía miles de millones de pesos en publicidad, en bicis sendas, en turbios negocios inmobiliarios, en jugar a ser la metrópolis de moderna arquitectura cuya finalidad no es sino desviar la mirada de lo que verdaderamente importa. 

Horacio Rodríguez Larreta propuso el diseño de lo que dio en llamar “contenedores inteligentes”, una inversión millonaria cuyo objetivo fue repeler al indigente

A Horacio Rodríguez Larreta ya lo hemos tenido presente en estas columnas allá por 2019, cuando propuso el diseño de lo que dio en llamar “contenedores inteligentes”, una inversión millonaria cuyo objetivo fue repeler al indigente, alejarlo del único sitio en donde pudiera hallar restos de comida, de sustento. “Los contenedores inteligentes de un alcalde idiota”, titulé aquella vez para graficar la iniciativa del Jefe de Gobierno Porteño y potencial candidato a presidente de la Argentina. 

El mismo alcalde promotor de una aporofobia desenfrenada que cuenta con el aval de los medios del poder económico concentrado, usinas desde donde difunde en comunicados de prensa cada una de las brillantes idioteces que proyecta en contra de los más débiles, de los más frágiles, de los más vulnerables.  

Quizás a Larreta le traiga sin cuidado la carta publicada ayer por las docentes del colegio en el que Nadia se desvaneció para morir luego en un hospital cercano. En su ambición de poder, el alcalde porteño está muy inmerso en la carrera hacia las presidenciales, en su lanzamiento, en el ensayo de sus poses grandilocuentes para no decir más que estupideces pensadas en mimar a la clase a la que pertenece, a esos ricos que aportan para su campaña, a esos tres o cuatro amigotes con lo que hacer negocios siempre es rentable.

 «Las maestras y maestros de la escuela señalamos al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como principal responsable de la muerte de nuestra estudiante. Denunciamos el vaciamiento de todos los organismos del Estado que durante todos estos años deberían haber actuado en tiempo y forma, garantizando la salud, el cuidado y la integridad de esta niña y su familia; así como la de tantos/as otres estudiantes que se encuentran atravesando situaciones similares en las escuelas públicas del sur de la Ciudad de Buenos Aires. Hoy en la ciudad más rica del país mueren niñes porque no se destinan recursos ni hay voluntad, de parte de este gobierno para proteger las niñeces» 

Claro que Larreta no se hará responsable de la muerte de Nadia, porque para eso también paga. Sus voceros en los medios hegemónicos han salido ya a confundir a la opinión pública en pos de lavarle el culo, de quitarle culpas y de desviar la atención de lo que a todas luces es un auténtico crimen de estado.

Una niña de once años muere de hambre en la ciudad más rica de Argentina