sábado. 20.04.2024

El lunes 17 de octubre próximo se conmemora en la República Argentina un nuevo aniversario del día de la lealtad, una fecha muy importante para un movimiento que tuvo al general Juan Domingo Perón como su máximo referente. Sabido es que el actual oficialismo emparentado con esa ideología viene desde comienzos del 2018 lidiando con su fórmula presidencial.

El presidente Alberto Fernández y su vice, Cristina Fernández de Kirchner, parecen no encontrar un vórtice común de coinonia. Mancomunadas todas sus facciones dentro de un Partido Justicialista que supo hacer del brazo obrero su carta de presentación, una carta que hoy día carece de valor. Esta pulseada lacónica e inverosímil está llevando al país a una debacle económica y social sin precedentes. Divide y reinarás fue una frase que se llevó puestas, con los años, la mayor cantidad de páginas de la democracia.

Si nos remontamos a mediados de la década del cuarenta del siglo pasado nos encontramos, por aquel entonces, a un coronel Juan Domingo Perón participando activamente del golpe militar que derrocó al gobierno conservador de Ramón Castillo. Luego devinieron las políticas que promovieron la industrialización, la expansión del mercado interno, la sindicalización de los trabajadores y la ampliación de derechos políticos, laborales, culturales y sociales.

Esta sindicalización tuvo como brazo ejecutor a la Confederación General de los Trabajadores (C.G.T), un ente que también tiene sus propias fracturas internas, separando sus aguas dentro sin importar siquiera aquellos trabajadores a quienes representa. Dos tercios de la C.G.T se han alineado con el presidente Alberto Fernández, mientras que el tercio restante (la facción más dura a cargo del representante de Camioneros, Pablo Moyano) ha decidido ser la sombra de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner.

Ya la oposición no se encuentra afuera, está carcomiendo desde sus entrañas al Frente de Todos, el peligro dejó de ser quien toca la puerta para situarse en las manos que abren los picaportes desde dentro. Y allí es donde comienzan a aparecer las miserias del estado, en la inoperancia y en la dejadez de un sistema sin sistema.

En las décadas y décadas que han pasado se han visto los distintos disfraces del peronismo elevados a su máximo esplendor, liberales, conservadores, progresistas, de derecha, de izquierda, de centro. Todos ellos conformando un Gran Movimiento, como les gusta ser llamados, una metamorfosis camaleónica y constante de poder y de ambición. Algo así como: estas son mis convicciones, y si no te gustan, tengo estas otras. Mutan, se convierten, se acomodan a las circunstancias, van con el viento, se dejan llevar por los aires de cambio. Son todos peronistas, justicialistas a primera ultranza, sin embargo, el lunes realizarán tres actos distintos bajo una misma bandera partidaria.

DIVIDIDOS, aquella legendaria banda de rock argentino liderada por Ricardo Mollo parece ser un oráculo en estos tiempos de oscuridad y abandono del estado. Una premonición y un signo claro que nada es lo que parece, que el sombrero y el elefante de Antoine de Saint-Exupéry se han acomodado sigilosamente en la casa de gobierno mientras los ciudadanos de a pie intentan llegar a salvo a un nuevo amanecer en la República Argentina. Y así estamos, inmersos en una guerra fría de la que no podemos apartarnos.

El lunes toca DIVIDIDOS … los acordes vacíos del Peronismo