sábado. 20.04.2024
Lula felicita al general Tomás Miguel Ribeiro Paiva por su nuevo cargo como jefe del ejército en Brasilia, el 21 de enero de 2023

@jgonzalezok / Horas después de haberse reunido con los tres comandantes de las FF.AA., el presidente Luiz Inácio Lula da Silva cesó al jefe del Ejército, general Júlio César de Arruda, que llevaba en el puesto menos de un mes. Había asumido el 30 de diciembre, penúltimo día de gobierno de Jair Bolsonaro, y de acuerdo con el equipo de transición, para facilitar el cambio de comando.

La reunión del presidente con los jefes militares de este viernes (20) tuvo como tema la modernización de las fuerzas y no se habría hablado de lo sucedido el 8 de enero en Brasilia, cuando miles de bolsonaristas invadieron las sedes de los tres poderes, con la connivencia de sectores del Ejército. Pero al margen de la reunión quedó claro que el presidente estaba irritado con el papel de los militares y demás fuerzas de seguridad en la intentona. Y la principal razón de Lula para la destitución del jefe del Ejército fue la falta de confianza.

Se espera que el nuevo jefe del Ejército logre encuadrar los intentos de militares bolsonaristas de boicotear el gobierno de Lula

Hubo tres hechos graves que sustentan esta falta de sintonía y de lealtad del general destituido. En primer lugar, el general Arruda habría impedido que la Policía entrase en el campamento golpista que se había instalado dos meses antes frente al Cuartel General del Ejército, incluso cuando ya se había producido la invasión en la Plaza de los Tres Poderes, impidiendo la detención de invasores que vandalizaron los palacios. Arruda también se estaría oponiendo a la desbolsonarización del Ejército, para remover a los militares más cercanos al ex presidente, al que se investiga como principal impulsor de la intentona golpista. Además, habría desobedecido la orden del presidente para anular el nombramiento del jefe de órdenes (edecán) de Bolsonaro, como jefe de un comando en Goiânia, considerado estratégico.

Este militar, teniente coronel Mauro Cesar Barbosa Cid, además de su cercanía con Bolsonaro, está siendo investigado por manejar una caja B dentro del Palacio de Planalto, que podría haber ayudado a financiar los actos golpistas del día 8. Según el sitio Metrópoles, Cid era el responsable de pagar las cuentas personales de la familia Bolsonaro y muchas de las operaciones realizadas eran con dinero en efectivo, algo que siempre induce a sospechas. También podría haber lavado de dinero.

El nuevo jefe del Ejército es el general Tomás Miguel Riveiro Paiva, considerado un legalista y que hasta el momento era Comandante Militar del Sudeste. El pasado miércoles (18) hizo un discurso ante la tropa defendiendo enfáticamente el resultado de las elecciones y la democracia, exaltando la profesionalidad y la disciplina militar, siendo el primer oficial que se pronunció abierta y claramente en defensa del sistema democrático después del movimiento golpista de Brasilia. En su discurso defendió que el Ejército es una institución de Estado, apolítica y apartidaria, añadiendo que la democracia presupone libertad, garantías individuales y alternancia en el poder. Al ser el número 2 del arma, su ascenso no tendrá como consecuencia el pase a retiro de otros generales. Se espera que el nuevo jefe del Ejército logre encuadrar los intentos de militares bolsonaristas de boicotear el gobierno de Lula.

La destitución del general Arruda fue muy bien recibida entre la base del PT, el partido del presidente, donde había mucho descontento con la política de paños calientes que estaba usando el ministro de Defensa, José Múcio. Un hombre elegido por Lula por sus buenos contactos con los militares, que llegó a decir que los campamentos golpistas frente a cuarteles militares eran manifestaciones democráticas, y que él mismo tenía familiares en algunos de estos acantonamientos.  

La presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, fue muy clara sobre lo sucedido en las últimas horas, al señalar que el general Arruda adoptó una postura de “insubordinación inadmisible” ante los ataques a la democracia.

La iniciativa de Lula demuestra decisión por enfrentar una crisis que podría complicar el futuro de su gobierno. Y es una muestra clara de que no aceptará la tutela militar. Como dijo recientemente, “los militares no son un poder moderador, como piensan que son”. En un mensaje en Twitter, el diputado Rui Falcao, ex presidente del PT, afirmó: “El presidente Lula reafirma su autoridad como comandante supremo de las FF.AA. Basta de tutela!”. La diputada Sâmia Bonfim, del izquierdista PSOL, escribió en la misma red que “Arruda sale por una crisis de confianza al no tener una postura contundente contra el golpismo”, añadiendo que es preciso una reforma intensa de las FF.AA. y que “derrotar al golpismo es castigar a los golpistas”. El columnista Ricardo Kotscho, del diario digital UOL, escribió por su parte que Lula resolvió cortar el mal de raíz, y que hizo lo que había que hacer para restablecer la disciplina y el orden en las FF.AA.

Lula destituye por sorpresa al jefe del ejercito brasileño