Necesitamos tu ayuda para seguir informando
Colabora con Nuevatribuna
Historia viva, actual, de una importante acción sindical y de la vergonzosa incompetencia de las estructuras sindicales globales y de casi todas las nacionales que las integran.
No consigo superar la sorpresa, e indignación, que me provocan las periódicas informaciones de IndustriALL Global Union sobre la huelga que desde hace ya 11 meses vienen desarrollando los trabajadores de los 12 talleres mecánicos de TESLA en Suecia. TESLA, la industria del automóvil (eléctrico) del magnate trumpista Elon Musk. Estos días nos informa de nuevo (3 o 4 veces en estos 11 meses).
Esta vez para anunciarnos que una delegación sindical de Ford de Colonia había acudido para expresar su solidaridad. Bien, bien que alguien se acuerde tras estos 11 meses. Pero es muy poco de lo que debería estar desarrollándose, aunque de vez en cuando hay más informaciones no sindicales al respecto.
Mi sorpresa positiva, en primer lugar, al constatar que las pocas decenas de trabajadores de esos talleres, que tienen asignado el mantenimiento de los coches eléctricos de TELSA, mantienen su acción huelguística en defensa de sus derechos de libertad sindical y negociación colectiva, al reconocimiento empresarial de este fundamental ejercicio cuyo rechazo mantiene la empresa del magnate del automóvil, comunicaciones... Sorpresa positiva también por las “huelgas de amistad” que mantienen diversos colectivos de trabajadores en los países nórdicos, impulsadas y coordinadas por el sindicalismo del metal de la zona, IF Metall, boicoteando servicios de todo tipo a TESLA (descarga de buques, mensajería, camioneros, músicos, limpieza, taxis, y otros servicios).
Y sorpresa negativa, muy negativa, al comprobar la indiferencia, o la incompetencia, o la inoperancia, o de todo ello y más, de las organizaciones sindicales supranacionales, desde IndustriALL (global y europea) a las Confederaciones Sindicales Internacional y Europea. También de las estructuras sindicales nacionales que las integran y eligen sus órganos de dirección, que deberían llevar propuestas, iniciativas y, en la mayoría de las cuales, hay centros de trabajo propiedad del magnate Musk o de sus directos proveedores.
Junto a las informaciones de la meritoria huelga en Suecia y las acciones solidarias en Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca, no he visto ninguna propuesta para torcer el brazo del prepotente Musk, el dueño de TESLA, así como de X (Twiter), SpaceX, SolarCity, Starlink…con cientos de miles de trabajadores en ellas y en sus cadenas de suministros, de valor. En todos los continentes. Musk, el hombre más rico del mundo según Forbes, con unos ingresos (“salario”) personales calculados en 9,6 millones de dólares USA por día.
Situaciones como ésta constituyen una causa global de la clase trabajadora de nuestro planeta
La larga acción de los metalúrgicos de los talleres suecos, su carácter y su duración, no sólo merecen solidaridad, sino que tendría que constituir la ocasión para demostrar el sentido, las posibilidades, la potencia del sindicalismo transnacional, la expresión de que para la defensa de los derechos laborales individuales y de los grandes y pequeños colectivos, cada vez es más importante la solidaridad, la coordinación en los más amplios ámbitos. Que se entienda que situaciones como ésta constituyen una causa global de la clase trabajadora de nuestro planeta.
Para ello se trata evidentemente de informar y denunciar, aunque no solo. Cuando existen intereses comunes (¿o alguien tiene dudas sindicales al respecto?) frente a una misma empresa, TESLA-Musk en este caso, junto a la in formación y denuncia, hay que promover la discusión colectiva de cómo dar soporte solidario: expresión pública, apoyo material, acciones coordinadas…, desarrollándolo a partir de las condiciones diversas de los diferentes colectivos emplazados, muchos miles de trabajadores de numerosos países en este caso, implicando al conjunto del sindicalismo global para el que derrotar a TESLA, al magnate Musk, debería ser ahora un objetivo concreto.
A cuestiones similares me he referido recientemente en otro artículo (“Es hora ya de un sindicalismo global que cumpla”), con información más allá de TESLA.
Es hora ya que el sindicalismo organizado entienda que su función no puede, no debe, limitarse a informarnos de las violaciones de los derechos del trabajo y a su denuncia. Le es exigible una permanente iniciativa global, coordinada, solidaria, de acción sindical en defensa de los derechos del trabajo, desde el Norte hasta el Sur geográfico y social, desde las cabeceras de las multinacionales hasta el último eslabón de subcontratación de sus cadenas de valor, partiendo de los intereres comunes y solidarios de la clase trabajadora en los ámbitos supranacionales.
¿Hasta cuándo habrá que esperar la iniciativa de quién corresponde?