jueves. 18.04.2024
esclavitud brasil
Esclavos en una hacienda de café en Brasil.

@jgonzalezok / @gab2301

Entre 1500 y 1850 Brasil fue el mayor territorio de esclavos del Hemisferio Occidental. La entonces colonia portuguesa, por sí sola, recibió 5 millones de africanos esclavizados, el 40% del total de 12,5 millones de cautivos que cruzaron el Atlántico en 350 años de tráfico negrero. En los puertos de Río y Salvador, hombres y mujeres arrancados a la fuerza de sus tierras en África, desembarcaron después de meses de travesía amarrados en los sótanos de los navíos, fueron marcados a fuego y vendidos como mercancías para trabajar en los campos de caña de azúcar y las minas de oro.

Hoy, Brasil es el país con mayor población negra del mundo después de Nigeria. Y las profundas cicatrices dejadas por la esclavitud comienzan a aparecer expuestas a los lectores brasileños con la publicación de una serie de libros sobre el asunto. En las librerías y en las listas de más vendidos, hay una presencia cada vez mayor de novelas de autores negros, biografías, relatos históricos de la esclavitud o ensayos sobre temas antirracistas. Un cambio importante, aunque todavía incipiente, en un país donde la mayoría de la población (56%) se autodeclara negra y la esclavitud nunca fue introducida en un debate relevante. Ahora es un fenómeno editorial que se desarrolla de forma creciente, a pesar del retroceso que significa la presencia de Jair Bolsonaro en la presidencia del país, con sus políticas reaccionarias y racistas.

Escravidão Laurentino GomesEl libro Escravidão (Esclavitud, Globo Livros), de Laurentino Gomes, es el gran fenómeno del momento. Se trata de una trilogía en forma de libro-reportaje, de la cual acaba de aparecer el segundo volumen. El primero, publicado en 2019, fue durante semanas número 1 en ventas y sigue entre los diez más vendidos; el segundo volumen, ocupa el primer lugar entre los best sellers desde que salió hace unas semanas.

Para escribir Escravidão, su autor, un experimentado periodista, viajó por todos los países africanos que exportaron esclavos a Europa y América; también investigó en Portugal, que durante siglos fue la primera potencia en el tráfico de esclavos; y estudió archivos en Estados Unidos y otros países. Recorrió también vastas regiones de Brasil, especialmente las más directamente afectadas por la esclavitud, como Minas Gerais, de donde salió gran parte del oro brasileño rumbo a Europa.

Sus libros comienzan a llenar una laguna de conocimiento sobre la esclavitud y los orígenes culturales africanos de los brasileños pues, hasta hoy, en los textos escolares predomina el papel del blanco europeo en la construcción del país. Los esclavos y sus descendientes son relegados a un papel secundario.

El tráfico de esclavos en el Atlántico fue la mayor y más continuada migración forzada vía marítima en toda la historia de la humanidad, según Herbert Klein, en The Atlantic Slave Trade. Y Escravidão habla de esa tragedia humanitaria de dimensiones gigantescas: “Arrancados del continente y de la cultura en que nacieron, los africanos y sus descendientes construyeron el Brasil con su trabajo arduo, sufrieron humillaciones y violencias, fueron explotados y discriminados. Esa fue la experiencia más determinante de la historia brasileña, con impacto profundo en la cultura y en el sistema político que dio origen al país después de la independencia, en 1822. Ningún otro asunto es tan importante y definidor para la construcción de nuestra identidad”.

Torto Arado Itamar Vieira JuniorTambién en la ficción el tema ha mostrado su fuerza Torto Arado (Todavia), primera novela de Itamar Vieira Junior, figuró en primer lugar en la lista de ventas durante semanas, ya tiene los derechos audiovisuales vendidos y ganó los principales premios literarios, entre ellos, el premio Leya, en Portugal.  La historia transcurre en un Brasil rural en el que los ecos de la esclavitud están todavía presentes. A través de la historia de dos hermanas, el autor expone la explotación, la lucha por la tierra, las humillaciones y también la fuerza de sus personajes negros. Hace tiempo que no se veía un éxito tan grande en la literatura brasileña.

Pequeño manual antirracista Djamila RibeiroEl libro de ensayo Pequeño manual antirracista de Djamila Ribeiro, (Companhia das Letras) es otros fenómeno editorial, habiendo conseguido el prestigioso premio Jabuti de 2020 en la categoría de Ciencias Humanas. En él, la filósofa aborda el racismo, la negritud, la blanquitud, la violencia racial, la cultura. Fue el libro más vendido en Amazon en Brasil el año pasado. En la misma lista, en el noveno lugar, estuvo otro libro que propone un debate sobre el tema: Racismo estructural, de Silvio de Almeida (editorial Polen).

El fenómeno Escravidão

El fenómeno Escravidão ha supuesto para Laurentino Gomes un nuevo éxito en una serie de libros sobre la historia de su país. Con igual éxito publicó 1808 (sobre la fuga de la corte portuguesa a Brasil), 1822 (sobre la independencia del país) y 1889 (sobre la proclamación de la República). Sus textos tienen la solvencia de un estudio profundo y el enfoque periodístico que hace que sus libros sean una lectura ágil y placentera.

Brasil fue el último país del continente en abolir la esclavitud, el 13 de mayo de 1888 mediante la Ley Áurea

La esclavitud fue formalmente abolida en Brasil el 13 de mayo de 1888, mediante la Ley Áurea. Fue el último país del continente en hacerlo, dos años después de Cuba, quince después de Puerto Rico y 23 después de los EEUU. En la época de la independencia, “prácticamente todos los brasileños libres eran dueños de esclavos, incluyendo innumerables ex cautivos, que también tenían sus propios esclavos”. Esto muestra cómo la esclavitud quedó irreversiblemente asociada a la formación de sociedad brasileña y dejó un doloroso legado hasta el día de hoy.

brasil ley Áurea

Acto de celebración de la Ley Áurea en Brasil en 1888. (Wikipedia)

Aunque oficialmente la esclavitud terminó en 1888, Laurentino Gomes estima que Brasil jamás se empeñó, de hecho, en lidiar con sus consecuencias: “La libertad nunca significó para los ex esclavos o sus descendientes, oportunidad de movilidad social o mejoría de vida”. Y recuerda que, ya durante la campaña abolicionista, Joaquim Nabuco decía que los brasileños estarían condenados a vivir en el atraso mientras no resolvieran de manera satisfactoria la herencia de la esclavitud. No bastaba liberar a los esclavos, era preciso incorporarlos a la sociedad como ciudadanos de pleno derecho. En vísperas de la proclamación de la República, en 1889, Nabuco -diplomático, historiador y periodista, además de uno de los principales impulsores del abolicionismo- alertaba que, sin corregir ese enorme pasivo histórico y social, sería difícil construir una democracia sólida: “La gran cuestión de la democracia brasileña no es la monarquía, es la esclavitud”, dijo.

Escravidão cuenta cómo Portugal fue la primera potencia esclavista hasta el siglo XVIII, gracias a su conocimiento del complejo sistema de vientos y corrientes para navegar por las aguas africanas, la India y Brasil. La primera subasta de esclavos africanos en Portugal fue en 1444, en la ciudad de Lagos (Algarve), en presencia del infante don Henrique que, a pesar de ser conocido como “El Navegante”, apenas surcó los mares. Eso sí, fue el pionero y patrono del negocio de esclavos, según el historiador Stephen Bown. Esa subasta se celebró un año antes de que el papa autorizase a los portugueses, mediante una bula, a esclavizar a los “infieles” entre Marruecos y la India. Fue en 1535 cuando empezaron a llegar a Brasil los primeros esclavos, como mano de obra para los ingenios de azúcar del Nordeste, la primera actividad económica importante del territorio colonial.

Estiba de un barco esclavista británico (1788)

Estiba de un barco esclavista británico (1788). Wikipedia

El banco de datos Slave Voyages cataloga cerca de 36.000 viajes de los barcos negreros a lo largo de los tres siglos y medio que duró el tráfico es esclavos. Registra un total de 188 puertos de partida en el continente africano, de los que 20 responden al 93% del tráfico total en el Atlántico. De los 12,5 millones de africanos cruzaron el Atlántico, al menos 1,8 millones murieron  durante la travesía y fueron alimento de los tiburones, que por esta causa cambiaron sus rutas migratorias. Pero, antes de llegar a los puertos de embarque, en el trayecto entre las zonas de captura y el puerto, morían entre el 40% y el 45%. A la espera de ser embarcados fallecían hasta un 15%  y los que llegaban vivos tenían muy poco tiempo de supervivencia en el nuevo mundo.

En España fue el rey Fernando el Católico quien autorizó los primeros transportes de esclavos para el Caribe

La posta del tráfico de esclavos la tomará Inglaterra y el primer gran traficante inglés fue John Hawkins, que tenía como socia a la reina Elizabeth I. En España fue el rey Fernando el Católico quien autorizó los primeros transportes de esclavos para el Caribe, a través de la Casa de Contratación de Sevilla. 

El libro plantea otras cuestiones conflictivas, empezando por la participación de las propias élites africanas que vendían esclavos a los europeos. O el papel de la Iglesia: había órdenes religiosas, como los jesuitas, que eran dueñas de esclavos y participaban activamente en el comercio negrero. En el siglo XVII, la Compañía de Jesús era la mayor propietaria de esclavos en Angola. Entre los siglos XV y XVI, distintas bulas papales dieron la justificación religiosa y el respaldo político que necesitaban los portugueses para conquistar nuevos territorios en África y esclavizar a sus habitantes. Solo en 1888, en vísperas de que Brasil acabase con la esclavitud, el papa León XIII condenó la esclavitud de forma inequívoca.

El legado dejado por la esclavitud en Brasil es inmenso y un abismo social separa a negros y blancos hasta el día de hoy. Mayores tasas de analfabetismo, el desempleo y el subempleo, así como el mayor número de muertes violentas, afectan directamente a la población negra. Un ejemplo: por cada individuo no negro muerto en 2018, murieron 2,7 negros, según el Atlas de la Violencia divulgado el año pasado por Ipesa y el Fórum Brasileño de Seguridad Pública. Más allá de las estadísticas, los movimientos y debates antirracistas que ganaron fuerza en Brasil en los últimos años, vienen mostrando que el país está lejos de ser una democracia racial.

Imagen apertura: Esclavos en una hacienda de café en Brasil.


Historia de la esclavitud en España


La esclavitud como fenómeno editorial en Brasil