jueves. 28.03.2024

La expresidenta y actual vicepresidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, brindó un histórico y magistral alegato durante su defensa ante el Tribunal Oral Federal 2, en la causa por la obra pública en la provincia de Santa Cruz.

Cristina Fernández había reclamado al tribunal que su indagatoria fuera transmitida en vivo, pero los jueces denegaron ese pedido; quizás sopesando la lista de incongruencias que motivaron los llamamientos a declaratoria de la flamante vicepresidenta o temiendo que la acusada pudiera revelar, con nombres, cargos y apellidos, cómo se gestó el armado de causas con las que Mauricio Macri pretendió encarcelarla.

El alegato de Cristina Fernández de Kirchner fue una bofetada en el rostro mismo de una justicia prostituta que desde el 10 de diciembre de 2015 tiene a Mauricio Macri como su mejor cliente

El lawfare, la complicidad del poder económico, mediático y judicial, quedó ayer al descubierto cuando la ex presidenta detalló una a una las artimañas del gobierno saliente para involucrarla en hechos de corrupción.

En su defensa Cristina desnudó al poder real: a los medios de comunicación y su manipulación, a la justicia -ese ejército inquisidor del capital concentrado que en estos cuatro años ha vulnerado la democracia encarcelando -aún sin pruebas- a la oposición; y a la clase oligárquica del poder político que defiende el interés de los poderes concentrados.

El alegato de Cristina Fernández de Kirchner fue una bofetada en el rostro mismo de una justicia prostituta que desde el 10 de diciembre de 2015 tiene a Mauricio Macri como su mejor cliente. Los medios del poder y esa justicia minúscula y manoseada tildaron a la ex presidenta de terrorista, de asesina, de ladrona; acusaron a sus hijos, los enfermaron; disfrutaron de la muerte de su compañero, le gritaron puta, la dibujaron ahorcada, le desearon el desprecio y la dieron por cadáver político.

“El tribunal seguramente tiene la condena escrita", dijo Cristina con el tono firme y vehemente que mantuvo a lo largo de toda la declaración. "A mí me absolvió la historia. Y a ustedes, seguramente los va a condenar la historia", concluyó.

Mientras la vicepresidenta electa se retiraba, los jueces que escucharon su alegato le preguntaron si iba a contestar preguntas de las partes. "¿Preguntas? Preguntas tendrían que contestar ustedes, no yo. Gracias". Y dicho esto, se retiró.

Cristina Fernández desnudó al poder real