viernes. 26.04.2024
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Bolsonaro en una imagen de archivo.

@jgonzalezok | Este domingo, en Brasilia, el presidente Bolsonaro dio un paso muy peligroso que pone en serio riesgo la democracia del Brasil. Partidarios del presidente se manifestaron en contra de las medidas de confinamiento por el coronavirus, pero aprovecharon para defender la dictadura militar (1964-1985) y atacaron a otros poderes del Estado, como el Tribunal Supremo y el Congreso. Hubo manifestantes que, incluso, defendieron expresamente el AI-5 (Acto Institucional número 5), que fue el decreto de 1968 que dio paso al período más siniestro de la dictadura. Un decreto que dio carta blanca a los militares para reprimir cualquier tipo de oposición, que incluyó la censura y la tortura.

Bolsonaro arremetió contra lo que llamó “vieja política” y dijo que era el momento del pueblo en el poder

Bolsonaro incitó a sus seguidores, concentrados frente al cuartel general del Ejército en Brasilia y cuando se conmemoraba, precisamente, el día del Ejército. Manifestantes que pedían una intervención militar y el cierre del Congreso y el Tribunal Supremo. En ningún momento el presidente desautorizó las voces y consignas que lanzaban sus partidarios. Bolsonaro arremetió contra lo que llamó “vieja política” y dijo que era el momento del pueblo en el poder.

Las muestras de repudio han sido numerosas. El vicepresidente del Tribunal Supremo de Justicia, Luis Roberto Barroso, reaccionó vía Twitter, donde escribió: “Da miedo ver manifestaciones por la vuelta del régimen militar, después de 30 años de democracia. Defender la Constitución y las instituciones democráticas es parte de mi papel y de mi deber. Peor que el grito de los malos es el silencio de los buenos (Martin Luther King)”. Su colega en el tribunal, Gilmar Mendes, con el que habitualmente discrepa, en esta ocasión le dio un retweet.

El presidente del Congreso, Rodrigo Maia, enemigo número uno de Bolsonaro, fue otro de los que reaccionó, señalando que, en nombre de la Cámara de Diputados, repudiaba cualquier acto que defienda la dictadura: “El mundo entero está luchando contra el coronavirus. En Brasil tenemos que luchar contra la corona y el virus del autoritarismo”. El gobernador del Estado de São Paulo, João Doria, dijo por su parte que era lamentable que el presidente apoyara un acto antidemocrático, que afronta la democracia y exalta el AI-5. ”Brasil necesita vencer la pandemia y debe preservar la democracia”, añadió.

En su artículo editorial de este lunes, el diario O Globo afirma que Bolsonaro pasa los límites y desafía al estado de derecho. Y que demuestra que convive mal con los frenos y contrapesos de una democracia representativa.

El presidente brasileño intentó este lunes rebajar la tensión y, ante el habitual grupo que lo espera cada mañana a la salida de su residencia oficial, el Palacio de la Alvorada, aseguró que no había que clausurar los otros poderes.

Bolsonaro mantiene disputas con la mayoría de los gobernadores, con el Congreso y con el poder judicial, que se han agudizado en las últimas semanas a cuenta de la estrategia contra el coronavirus

Bolsonaro mantiene disputas con la mayoría de los gobernadores, con el Congreso y con el poder judicial, que se han agudizado en las últimas semanas a cuenta de la estrategia contra el coronavirus. El mandatario insiste en oponerse al aislamiento social, que recomienda la Organización Mundial de la Salud. La semana pasada destituyó a su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, que seguía los consejos de los científicos. Hace unos días acusó al presidente del Congreso, Rodrigo Maia, de estar conduciendo el país al caos, mientras la cámara discutía medidas económicas para enfrentar la pandemia. Y lamentó que la Corte Suprema reconociese a estados y municipios la competencia para tomar las medidas que consideren necesarias para contener la pandemia. Este domingo, al subir la rampa del Palacio de Planalto, sede del gobierno, señaló significativamente el edificio del máximo tribunal, situado al otro lado de la Plaza de los Tres Poderes.

Según la encuestadora Datafolha, el apoyo real que tiene Bolsonaro es de solo el 22% de la población. Incluso los militares que integran el gobierno y los jefes con mando en tropa estarían preocupados con el rumbo que está tomando. El general Edson Leal Pujol, comandante en jefe del Ejército, publicó este domingo un documento en el que afirmaba: “Estamos en la línea del frente, apoyando al gobierno federal, a los gobiernos de los estados y a los municipios en el combate a una de las mayores crisis vividas por Brasil en los últimos tiempos”.

El columnista de la revista Veja, Robson Bonin, que cita fuentes militares, dice que la discusión golpista alimentada por el mandatario está siendo tratada con enfado y silencio por los uniformados. Sostiene que, sin tanques ni tropa propia para llevar adelante un supuesto golpe, el presidente intenta crear un camuflaje ante su falta de preparación como gobernante.

Las Fuerzas Armadas están contra cualquier tipo de “aventura”

Y dos generales del alto escalón del gobierno, citados por Miriam Leitão, en O Globo, garantizaron que las Fuerzas Armadas están contra cualquier tipo de “aventura”, definiendo a Bolsonaro como un “ex militar que entró en política”. Uno de estos altos mandos añadió que el estado democrático de derecho es el pilar para su generación y que no hay la mínima posibilidad de aventuras golpistas. “El presidente sabe eso”, añadió.

Ante los desatinos del presidente brasileño, muchos se plantean si se lo puede tomar en serio. La periodista Ruth Aquino, también de O Globo, publicó recientemente una columna en la que afirmaba que Bolsonaro, de acuerdo a los estudios de psiquiatría, no es un loco, es un psicópata. Y cita como respaldo al psicoanalista Joel Birman, que afirma sus actos de Bolsonaro están marcados por la crueldad y la violencia. Cita como ejemplos las propuestas del presidente brasileño para liberar el uso de armas por los civiles, quitar los radares de las carreteras, no multar a quien no lleve coches para bebés en los automóviles, acabar con los exámenes toxicológicos para conductores de camiones y autobuses y la propuesta para legalizar a los garimpeiros en las selvas y tierras indígenas.  

Y todo esto, mientras el coronavirus sigue cobrándose víctimas en Brasil: este lunes ya se contabilizaban 2.484 muertos y 39.144 infectados.

Bolsonaro alienta a manifestantes que defienden un golpe militar