jueves. 25.04.2024
tecnologia

La situación mundial provocada por la crisis del COVID-19 está cambiando muchas percepciones en todas las capas sociales, pero además va a suponer un cambio drástico en aquellos que hasta hoy hemos vivido en determinadas burbujas económicas y, sobre todo, tecnológicas.

La sensación de vulnerabilidad es ya muy conocida, a su pesar, por aquellos que no desarrollan su trabajo y se ganan el pan dentro del mundo de la tecnología de la información. Para nosotros, es algo que estamos empezando a conocer y que nos cambiará la forma de ver el mundo.

Los que en estas graves circunstancias se ven obligados a trabajar fuera de casa, o peor aún, han perdido su trabajo, probablemente vean algo de justicia poética en este hecho, yo lo vería así.

El inicio de este confinamiento para aquellos que trabajamos con la información y con las redes ha sido poco más que una pequeña aventura: “con esto del teletrabajo, ni tan mal”, se escucha en uno de los mensajes institucionales que no paran de repetirse en la televisión. “Es una oportunidad única de asentar el teletrabajo” repetimos; ni tan mal.

¿Seguro? Las redes de información tienen un ámbito físico y el control de ese ámbito, ni de lejos, es algo que esté en nuestra mano. Y por nuestra mano no me refiero a la del usuario o empresa concreta, sino a los propios Estados.

La Unión europea aún se encuentra en los prolegómenos de computación en la nube, la iniciativa conocida como Gaia-X

En los dos últimos días, con la entrada en confinamiento de la mayoría de los países de Europa, la explosión del COVID-19 en USA y el confinamiento de la India (decretado ayer), las redes comienzan a resentirse. Los recursos no son ilimitados y empezamos a pelear por ellos.

Y en esa pelea, los europeos no tenemos las armas. Las infraestructuras Cloud, dominadas por empresas USA (AWS o Azure, por ejemplo) están estratégicamente bajo control estadounidense, mientras China y otras potencias manejan sus propias infraestructuras. Si se aplican a este entorno las leyes de emergencia que ya están aprobadas en Estados Unidos cabe pensar que las infraestructuras de la Red no serán ajenas al control del Gobierno Federal, si ello es considerado necesario, y ya sabemos quién es su presidente y cómo hemos tenido que afrontar su concepto de competitividad y oportunidad económica en el pasado reciente.

Este control no es efectivo hoy, pero en los últimos dos días las infraestructuras y empresas de los países europeos, dependientes de los big players estadounidenses, ya están peleando por la capacidad Cloud, registrándose limitaciones a la capacidad disponible al menos desde ayer. ¿Y el big player europeo? Ni está, ni se le espera.

Apenas estamos en conversaciones preliminares en la UE para impulsar la iniciativa europea de computación en la nube, denominada Gaia-X. Con el ritmo y la velocidad de Europa para la toma de decisiones podemos esperar que para la próxima pandemia hayamos avanzado algo.

Quizá una de las lecciones, ya estudiada pero no aprendida de esta crisis, sea que los sectores estratégicos ya no solo son los de siempre. En esta carrera salimos muy tarde, pero más vale arrancar cuanto antes.

Covid-19, la crisis que nos lanzó a la jungla de la información