viernes. 19.04.2024
Anwar-Raslan
Anwar Raslan.

Alemania, gracias a disfrutar de la doctrina de la jurisdicción universal, está enjuiciando a un miembro de los servicios de inteligencia sirio, acusado torturas y asesinatos. En España no podría ocurrir ya que se eliminó en 2014.

Por esa razón, el pasado 23 de abril comenzó en la histórica ciudad alemana de Coblenza, en el centro de Alemania, un juicio contra Anwar Raslan, coronel del Ejército sirio que bajo las ordenes de sus superiores cometió todo tipo de torturas y agresiones sexuales, a cuatro mil personas de las cuales 58 murieron. Aslan puede ser sentenciado a cadena perpetua.

Nos encontramos ante un momento histórico ya que nadie ha podido llevar ante los Tribunales al régimen de Bashar Al Assad, ya que en todas las votaciones internacionales siempre cuenta con el apoyo de Rusia y China. No olvidemos que Rusia apoya incondicionalmente al régimen dictatorial de Siria y ha participado activamente en la guerra.

Pero este juicio en realidad comenzó en un día nublado en un supermercado turco cercano al Memorial del campo de refugiados de Marienfelde, famoso por acoger a refugiados alemanes en los años 50, a las afueras de Berlín.

El abogado sirio de 61 años, Anwar al Bunni, conocido en su país por su defensa de los derechos humanos, salía cargado con bolsas del supermercado junto a su mujer cuando se topó a un hombre delgado, enjuto, con poco pelo y bigote. Su primera reacción fue de asombro pero no supo decir de qué lo conocía.

Fue días más tarde cuando un amigo sirio le informó que el torturador Anwar Raslan vivía cerca de él. A partir de ese momento Al Bunni se puso en marcha.

Tanto Al Bunni como Raslan habían estudiado derecho en Siria pero ejercieron su profesión en lugares opuestos. Uno defendiendo los derechos humanos y el otro colaborando con la dictadura de Bashar Al Asad.

Al Bunni decidió estudiar derecho después de ver que todos sus hermanos eran encarcelados por su afiliación comunista, pero su carrera universitaria la tuvo con compaginar con un trabajo a principios de los ochenta.

Paradójicamente lo hizo como albañil en la construcción de la cárcel de Saydnaya, la más cruel de Damasco. Posteriormente, en el año 2008 recibió en premio Front Line, como defensor de los derechos humanos y en 2009 el Premio también a los Derechos Humanos de la Asociación alemana de Jueces.

Raslan trabajó primero en la policía y posteriormente en los servicios de inteligencia. Acusado, en estos momentos, de crímenes de lesa humanidad, desertó en 2012 tras desatar el terror en las cárceles sirias.

Diez años después de comenzar la guerra en su país, Raslan se ha convertido en la primera persona en enfrentar un juicio en el mundo acusado de tortura y asesinato de civiles en Siria.

En estos momentos Al Bunni se sienta en una amplia y austera sala de Coblenza, junto al Rhin, ante tres jueces y acompañado en todo momento por un ayudante suyo, Eyad al Gharib que también fue a parar a Alemania.

Nacido en Hama, luchó desde su juventud por una Siria más democrática y fue detenido en numerosas ocasiones, con una condena de cinco años. Todos los miembros de su familia también pasaron por las cárceles por las mismas razones, hasta que en 2014 decidió abandonar su país tras una salida rocambolesca hacia el Líbano.

Primero huyó su familia y después él. Desde Beirut voló a Berlín, donde solicitó asilo. En marzo de 2015 Bunni voló a Nueva York para intervenir en Naciones Unidas sobre las desapariciones forzadas en Siria. Pero a su vuelta a Berlín vio con desesperación cómo las autoridades alemanas no escuchaban sus denuncias.

La prestigiosa organización Amnistía Internacional lo designo como “preso de conciencia”.

A partir de ese momento su objetivo fue ir buscando pruebas y testigos de las torturas y asesinatos que han ido acaeciendo en su país, con el fin de conseguir, por fin, algún tipo de condena internacional.

No hay que olvidar que Bashar al Asad ha llevado la destrucción física y humana al país. En donde más de seis millones de sirios se encuentran en condición de desplazados internos, o sea, dentro del país y otros seis millones desperdigados por el mundo.

Desafortunadamente la justicia española no ha podido seguir el mismo camino que Alemania ya que en 2014, la justicia universal fue anulada por el gobierno Rajoy.

El hecho que desencadenó la anulación fue que el Tribunal Constitucional ordenó a la Audiencia Nacional que instruyera el caso de acusación contra dirigentes de China por perseguir al Grupo Religioso Falun Gong, por genocidio y torturas. Aunque los demandantes ni los demandados eran españoles, el Alto Tribunal recordó que no era excusa para no enjuiciarlos en virtud del principio de justicia universal.

Coblenza: centro de la justicia universal