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La Confederación Sindical Internacional (CSI) ha impulsado una campaña en las instituciones internacionales en defensa de la democracia.
En la misma, identifican por primera vez una lista de grandes corporaciones que mantienen vínculos de poder con la extrema derecha y solicitan a los gobiernos que adopten un tratado común a nivel global que aborde el impacto de estas multinacionales sobre los derechos humanos de millones de trabajadores.
En su congreso mundial en 2022, la CSI ya anticipó la convergencia que existe entre el capital y la extrema derecha, un potente freno para el ‘nuevo contrato social’ que vienen reclamando sindicatos de todo el mundo y que toma aún mayor relevancia en un año como el actual con varias citas electorales y con alrededor de 4.000 millones de personas llamadas a las urnas.
Buena parte del trabajo realizado hasta el momento por sindicatos de todo el mundo ha estado centrado en conseguir cambios políticos, organizándose con los trabajadores o emprendiendo huelgas con el fin de alcanzar “un mundo en el que la economía esté al servicio de la humanidad, en el que se protejan los derechos y se preserve el planeta para las generaciones futuras”.
UNA FUERZA QUE NADIE HA ELEGIDO
Sin embargo, al margen de los gobiernos salidos de las urnas, “existe otra fuerza que nadie ha elegido”, denuncia la CSI, y que “pretende controlar los asuntos mundiales”. Se trata del poder corporativo, “una fuerza que fomenta una visión competitiva del mundo que preserva las desigualdades y la impunidad de actores malintencionados, financia a dirigentes políticos de extrema derecha y otorga mayor valor al beneficio privado que al bien público y planetario”.
Tras el diagnóstico, el siguiente paso ha sido identificar a los principales actores de este poder corporativo que expande sus propios beneficios a costa de “socavar la democracia”. Por ello, la CSI ha hecho pública una primera relación de empresas que actúan como lobbies. “Empresas emblemáticas que se benefician económicamente a costa de vulnerar persistentemente los derechos humanos y sindicales, de monopolizar los medios de comunicación y la tecnología, de exacerbar la catástrofe climática y de privatizar los servicios públicos”.
El modus operandi es siempre el mismo. Los principales dirigentes de estas multinacionales, “individuos extremadamente pudientes”, que “apoyan y financian a políticos y partidos de extrema derecha para favorecer sus propios intereses”. Una vez que estos llegan el poder tienen vía libre para mermar la democracia en todos los ámbitos posibles tal y como viene siendo documentado en el Índice Global de los Derechos de la Confederación Sindical Internacional.
7 EMPRESAS EN EL PUNTO DE MIRA
Amazon.com, Inc.; Grupo Blackstone; ExxonMobil; Glencore; Meta; Tesla; y The Vanguard Group, son las siete empresas que más atentan contra la democracia, pero no son las únicas y la CSI se compromete a seguir rastreando e identificando corporaciones así como los vínculos que mantienen con la extrema derecha.
Amazon
“La empresa se ha vuelto famosa por su represión sindical y sus bajos salarios en varios continentes, su monopolio en el comercio electrónico, sus atroces emisiones de carbono a través de sus centros de datos AWS, su evasión fiscal corporativa y su cabildeo a nivel nacional e internacional”.
Grupo Blackstone
“Los líderes de Blackstone financian a políticos autocráticos de derecha que descarrilan políticas regulatorias diseñadas para mantener bajo control a las corporaciones corruptas”.
ExxonMobil
“ExxonMobil gastó millones en financiar centros de investigación para producir investigaciones que negasen el cambio climático y distorsionaran el discurso público sobre el tema. Ahora ejerce presión contra los marcos regulatorios ambientales”.
Glencore
“Glencore financia campañas globales contra comunidades y activistas indígenas para apoyar sus ganancias del carbón”.
Meta
“Meta sigue ayudando a los intereses políticos de derecha a utilizar sus algoritmos como arma para difundir propaganda cargada de odio por todo el mundo. Cada vez más, se dedica a eludir la regulación nacional mediante el despliegue de campañas de lobby dirigidas”.
Tesla
“El fabricante de automóviles más cotizado del mundo se ha convertido rápidamente en uno de sus empleadores más beligerantes. El rápido éxito de Tesla en el mercado sólo ha sido superado por la caída de sus líderes corporativos en una política antidemocrática y antisindical”.
The Vanguard Group
“El Grupo Vanguard afirma ser neutral en asuntos políticos, pero en realidad es el principal financista de algunas de las empresas más antidemocráticas del mundo”.
La causa fundamental de la crisis que enfrenta la democracia es la economía global neoliberal dominante de las corporaciones
Entre las acciones llevadas a cabo en el marco de la campaña ‘Por la democracia’, se incluyen la adopción de un tratado internacional vinculante como principal herramienta para el control de los desmanes de estas multinacionales.
El sindicalismo internacional también exige una reforma integral de las estructuras económicas a nivel global; la protección y la promoción del multilateralismo democrático; avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible; así como promover una reforma fiscal justa con nuevos impuestos para los más pudientes y alivio de la deuda.
La CSI y sus socios consideran que la causa fundamental de la crisis que enfrenta la democracia es “la economía global neoliberal dominante y dominada por las corporaciones”, lo que da como resultado “el bloqueo de políticas progresistas y el fortalecimiento de las desigualdades en todo el mundo”.