viernes. 29.03.2024

El Brexit llego hace tiempo y todos los peores pronósticos van siendo, como ya he ido contando, superados por una realidad que en parte intentan esconder tras el impacto del coronavirus.

Las últimas semanas han dejado claro que, muchos de esos problemas que desde el nefasto referéndum aquel 23 de junio de 2016 preveíamos muchos, se están convirtiendo en una realidad…realidad por consecuencia lógica de una mala decisión.

Aquellos que creían que salir de la UE era fácil y que mas iba a perder la UE, ahora se van dando cuenta que la arrogancia, los pasaportes azules, y la soberanía, ni ayudan a recolectar frutos en granjas, ni conducen camiones, ni trabajan al cuidado de sus mayores.

Varias grandes cadenas de restaurantes entre las que se incluyen McDonald’s, Nando’s o KFC, llevan semanas cerrando restaurantes u ofreciendo menús reducidos debido a los problemas derivados de la falta de camioneros en el país.

Faltan más de cien mil conductores que antes venían y se iban como querían. Ante las imposiciones legales del Brexit y los problemas que se veían venir debidos a posibles cambios en las regulaciones en este sector muchos emigraron de vuelta a sus países de origen huyendo de los problemas añadidos en cuestión de papeleo y tiempo para cruzar fronteras, que incrementarían las horas de trabajo. Demasiadas trabas sin necesariamente ser reflejado en sus salarios.

Ya hace unas semanas se solicitaba flexibilizar el número de horas que pueden estar al volante, y permitir que trabajen de manera continua por más tiempo, a cambio de reducir la seguridad de nuestras carreteras.

El Brexit vino para esto.

Poder utilizar escusas para retirar imposiciones legales que incrementan la seguridad de los ciudadanos, o poder incrementar la semana laboral minimizando los costes extras.

Las leyes de la UE que regulan la calidad de productos o las condiciones laborales son un logro para una sociedad civilizada, y el intentar retirar la red de seguridad aupado en banderas, soberanías y un “nosotros contra ellos” solo puede servir para perder derechos, privilegios, y entrar en una espiral hacia la continua bajada de estándares.

Muchas compañías de transporte hablan de un gran porcentaje de vehículos parados por no poder contar con los trabajadores que la UE permitía que entraran libremente, basándose en la libertad de movimientos. Este sector hace que nuestros supermercados tengan todos los productos que queremos comprar, y ya están avisando que estas navidades que vienen van a ser “diferentes” y habrá que plantearse como hacemos las compras de regalos, comidas, y demás teniendo en cuenta la situación actual.

Si el transporte va cuesta abajo, el sector de la alimentación, recolección, y procesado de carnes y otros productos, esta en la misma situación.

La falta de los trabajadores que llenaban factorías está extendida y muchas compañías han de plantearse si esta falta de personal a la larga hace viable sus empresas. Empresas que pagan impuestos en Reino Unido, y que en el futuro podrían hacerlo en otro país que les asegure que pueden subsistir sin problemas derivados del tiro en el pie que supuso el Brexit.

Ya no son cuentos de metemiedos, son realidades en verano de 2021. Solo unos meses tras la formalización de la salida de la UE, y que están haciendo que a las lumbreras que se le ocurrió la salida abrupta de la UE se les ocurra plantear el rellenar la falta de personal con el uso de prisioneros.

No querían extranjeros y ahora se plantean usar presos en fábricas, en transporte, y entre la población…sin más…tal cual.

Hay una pieza en el puzle del Brexit que les está costando entender.

Muchos de los trabajadores en restaurantes, en granjas, o en fábricas, venían a mejorar sus vidas sin necesidad de buscar dedicarse a trabajos precarios durante décadas.

El esfuerzo de trabajos precarios se veía compensado a medio plazo, una vez su nivel lingüístico mejoraba y podían moverse a incorporarse en otros sectores o trabajos mas acordes a sus habilidades, estudios o inclinación.

Pocos venían a trabajar a largo plazo en puestos mal pagados, si no fuera por la zanahoria que suponía ese futuro mejor que podían esperar.

Los puestos que no pueden rellenar ahora con su población local son trabajos manuales en muchos casos, intensivos en mano de obra, y que no justifican los costes de los visados y el cortoplacismo unido a estos permisos temporales.

La arrogancia de mirar por encima del hombro a quienes te traían la comida al super mercado de tu barrio, a los que recogían las frutas y verduras, o limpiaban y cuidaban a tu abuela en la residencia de ancianos, se tradujo en el resultado del referéndum y ahora no hay la oferta de trabajadores necesaria para una economía que aspita al crecimiento continuo, con trabajadores escalando laboralmente, aportando más impuestos, y contribuyendo a medio plazo rellenar los trabajos cualificados que el Brexit también ha dejado vacíos.

Ya nos son historias de miedo y ya son parte de las noticias diarias.

Esta semana muchos nos quedamos perplejos al ver que, en las noticias de varios canales de televisión, ya han dicho públicamente que la falta de trabajadores en el transporte se debe principalmente al Brexit.

Ya se puede decir sin pudor alguno que la pesadilla se está convirtiendo en realidad, y que no éramos una panda de agoreros pesimistas.

A principio de verano ya teníamos a Tim Martin, la cara visible de los Pubs Wetherspoons y que hizo campaña por el Brexit, pidiendo un “sistema migratorio razonablemente liberal” para poder acceder de nuevo a la barata mano de obra de los mismos trabajadores europeos que el mismo despreciaba durante la campaña del Brexit.

Mas de 350 mil españoles se han registrado ya en el programa obligatorio impuesto para poder seguir residiendo y viviendo en el país, y podrían sumarse otros 40 mil una vez se acabe con el retraso que hay en las solicitudes aun no revisadas por el Ministerio de Interior…más españoles que algunas provincias como Albacete, Burgos, o Cáceres. El Brexit también es nuestro problema.

La crónica del Brexit anunciado… en el verano de 2021