jueves. 28.03.2024

Todos los ciudadanos del mundo, da igual el país o continente, llevamos mas de 6 meses en un estado de tensión y estrés que nunca, aparte de periodos de guerra, se ha conocido.

En España el sector turismo ha sufrido, la hostelería ha sufrido, y al sector de los espectáculos se le está decimando (con permisos que nadie comprende a la tauromaquia, que por otro lado ya debería haber desaparecido; pocos lloraran si a este sector le da una cornada el coronavirus).

Nada que hacer hasta que haya una vacuna y no hay respuesta correcta o incorrecta en como defendernos de este virus. Bueno incorrecta si hay, y es el no hacer nada o mirar a otro lado como los Bolsonaros, Trumps, Díaz Ayusos, o Boris Johnsons del mundo.

Desde tu sofá en España, te imaginas que este escenario apocalíptico no puede ir a peor y no podríamos sobrevivir si algo más se añadiera a esta pandemia, el paro y las dudas en las que nos tiene atrapados desde marzo.

Si eres de los aficionados a las películas de terror, te encanta sufrir en la montaña rusa, o si incluso el masoquismo es uno de tus placeres ocultos, estás de suerte y solo tienes que decidir emigrar a Reino Unido antes del 31 de diciembre.

Esta semana, para aquellos que gustan de sensaciones fuertes y el sufrimiento es su accesorio favorito, Boris Johnson ha anunciado que se quiere saltar todas las leyes internacionales a la torera. Boris piensa que ya que la UE no accede a sus pretensiones de salir de la UE imponiendo sus condiciones y no acepta que el dejar de ser miembro tiene muchos inconvenientes, ha decidido dar un golpe en la mesa. Este es Cayetano, el adolescente que dice que se enfada y no respira, y mientras sus padres le ven que se va poniendo morado, esperan que el sentido común esté por encima de la estupidez y la arrogancia de nuestro joven déspota.

El tercer país en población de la Unión Europea, con 66 millones de ciudadanos, quiere imponer a un bloque económico con casi 450 millones, sus condiciones

El tercer país en población de la Unión Europea, con 66 millones de ciudadanos, quiere imponer a un bloque económico con casi 450 millones, sus condiciones. Un bloque, la UE que sin contar Reino Unido, ya copa 3 de los 8 primeros puestos en creación de producto interior bruto en el mundo.

Esta semana, el golpe de Boris ya ha sido discutido en sus mismas filas, y ha hecho que Jonathan Jones, secretario permanente del departamento legal del gobierno británico haya dimitido al conocerse los planes de un hecho sin precedentes y que dejaría a Reino Unido a la altura del betún, o por debajo.

No hay precedentes de una economía top en el mundo que se empeñe tanto en cargarse ya no solo sus relaciones económicas, sino ahora incluye en el paquete las políticas y diplomáticas con la Unión Europea, pero no solo la Unión Europea.

En EEUU ya se ha declarado que, si Boris Johnson sigue adelante, en la balanza interna pesan mucho más los intereses irlandeses que los británicos. Brendan Boyle, Richard Neal, Joe Biden o Nancy Pelosi han declarado que, si se rompe el tratado de paz de Irlanda del Norte, pueden ir devolviendo los pasajes de avión del misógino/racista/homófobo (todo el lote) Paul Abbott, ex primer ministro australiano que han fichado para firmar sus acuerdos comerciales. EEUU no tendrá nada que negociar.

Pero Boris, erre que erre.

El adolescente lleva 15 segundos sin respirar, y los padres, la Unión Europea, no han parpadeado siquiera. Amenaza quien puede y no quien quiere en este caso.

La crisis de la COVID19 será la excusa de Reino Unido para explicar cualquier recesión económica por encima de la media de países del mundo tras el 1 de enero, y eso está claro. Pero más gente se está despertando por fin, y las bravuconadas están dejando de hacer gracia. Al paro que está subiendo, a la crisis sanitaria que está creciendo de nuevo, y a la falta de acuerdos con terceros países para lograr tratados comerciales (en enero de 2017 Boris Johnson hablaba de cola de países deseando cerrar estos acuerdos) se suma una salida/precipicio de la UE, que no solo pone a Reino Unido en el saco de los países a repudiar por no aceptar leyes internacionales, sino que además el progreso en posibles tratados con otros países se convertirán en papel mojado.

Volvemos a los tiempos de los piratas y los corsarios.

Todo esto tiene mucha importancia en los más de 3 millones de ciudadanos europeos que vivimos en Reino Unido, más de 110 mil españoles registrados (muchos más sin registrar).

Todo lo firmado antes, el settled status (sistema de registro nuevo obligatorio), va a ser afectado. ¿Pasamos de nuevo a ser fichas de casino en las manos de Boris, o mejor dicho de Dominic Cummings, y van a seguir jugando con nuestros derechos?

La seguridad que el gobierno español y europeo han ofrecido a los ciudadanos británicos que viven en la UE no la sentimos por parte del gobierno del Sr. Johnson, y la tensión añadida esta semana no ayuda para nada a que nos sintamos seguros en nuestro hogar, y tras más de dos décadas pagando impuestos, y más de 3 lustros trabajando para el gobierno británico en diferentes instituciones, no me aseguran nada ante los volantazos continuos y amenazas del Trump de Reino Unido.

Los ciudadanos españoles en Reino Unido necesitamos que se aclare nuestra situación cuanto antes, ya que lo que era seguro ayer, ahora pende de un hilo y el loco de Cummings está jugando con las tijeras… ojalá tuviéramos un país al que volver, con los trabajos y condiciones que tenemos en el exterior. Ahora tenemos que poner en la balanza si merecen la pena nuestros trabajos y vidas en Reino Unido, al pasar a ser ciudadanos de segunda.

Si nos hacen la vida difícil los británicos, esperamos que los Consulados no se sumen a ponernos dificultades o pedirnos trámites extras en la solicitud de algo tan simple como un pasaporte, como ha sucedido en el Consulado General de Londres, pero esa es otra historia.

Brexit a lo Boris y el limbo de los cientos de miles de españoles en Reino Unido