jueves. 28.03.2024
argentina

El presidente argentino, Alberto Fernández, ha anunciado la compra a Rusia de 25 millones de dosis de la vacuna Sputnik 5.  Según indicó el primer mandatario, para diciembre “podríamos iniciar la vacunación”.

El anuncio de Fernández desató una serie de críticas que los medios hegemónicos se encargaron de reproducir. Voceros de la derecha más reaccionaria, negacionistas y representantes de la movida anticuarentena, no demoraron en expresar su repudio a la decisión tomada por el gobierno nacional, aduciendo la “peligrosidad” que implica la procedencia de dicha vacuna. En sintonía con la ex diputada macrista, Elisa Carrió –que sostuvo que la vacuna contra el Covid-19 es un “negocio de Cristina Fernández de Kirchner”-, comunicadores, pseudocientíficos y opinólogos de calañas diversas entonaron al unísono el trillado himno que como un eslogan suena en las marchas anticuarentena: “No se puede confiar, a raíz de su origen”.

En las redes sociales estallaron los temores de quienes, lejos de ver una posible cura al azote del coronavirus, creen que lo que se les administrará será una dosis de comunismo. “No acepto transmisión de comunismo”, rezaba uno de los carteles subidos al Facebook de los seguidores de Mauricio Macri; quien en marzo, pocos días después de que la Organización Mundial de la Salud declarase la pandemia, manifestó en un encuentro de la derecha en Guatemala que el coronavirus no era peligroso. “Mucho más peligroso es el populismo”, dijo en esa oportunidad el ex presidente que disolvió durante su gobierno el Ministerio de Salud.

Lo cierto es que el mal llamado populismo, encabezado en Argentina por Alberto Fernández, ha solicitado 25 millones de dosis de la vacuna rusa. La secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, y la politóloga y asesora del primer mandatario, Cecilia Nicolini, adelantaron que la vacuna será de acceso gratuito y que la aplicación, como se preveía, comenzará en el personal esencial y los grupos de riesgo.  El acuerdo de compra permitirá vacunar a unas 12,5 millones de personas, ya que tras la primera aplicación, a los 21 días, se aplica una segunda.

La vacuna aún no finalizó sus ensayos en fase 3, lo que alimentó aún más las críticas de la oposición y de los sectores de la derecha más reaccionaria. Desde el CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina) informaron que “la idea es comenzar a vacunar antes de que culmine esta fase”.

Lo que hará Argentina es una compra de riesgo con el fin de garantizar una buena cantidad y un número considerable de dosis en el caso de que la vacuna supere con éxito todas las pruebas. 

La vacuna "comunista"