jueves. 28.03.2024
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@jgonzalezok / El juez federal argentino Claudio Bonadio, que tenía en sus manos las principales causas contra Cristina Kirchner, falleció este martes en Buenos Aires, víctima del cáncer. Tenía 64 años y había ampliado sus vacaciones anuales hasta finales de febrero. Su muerte puede tener importantes consecuencias en el futuro desarrollo de estas causas.

La enemistad entre ambos era manifiesta. La expresidenta y actual vicepresidenta lo había llamado en público “pistolero”, “sicario”, “mafioso” y “extorsionador”. Lo había recusado -sin éxito- en las diez causas que le inició. Y cuando tuvo que presentarse a declarar, lo ignoró, ni siquiera se saludaban, y la acusada se limitaba a presentar un escrito, basando siempre su defensa en una supuesta persecución política. En uno de ellos, en 2017, afirmó: “De usted no espero justicia, pero confío plenamente que cuando en la Argentina se restituya el Estado de Derecho, tan dramáticamente afectado hoy por la espuria y desvergonzada relación entre el Poder Político y el Poder Judicial, la Justicia que reclamo finalmente se proveerá”.

Bonadio fue el primer juez que obligó a Cristina Kirchner a presentarse a declarar ante los tribunales

Bonadio fue el primer juez que obligó a Cristina Kirchner a presentarse a declarar ante los tribunales. La primera vez fue en febrero de 2016, pero después vendrían más citaciones. Razones para sentirse perseguida no le faltaban a la actual vicepresidenta: el juez, además de dar curso a las causas que la amargaron en los últimos años, pidió varias veces su detención -la exmandataria se salvó por sus fueros como senadora- y tomó diversas medidas sobre su patrimonio y empresas. Además, el fallecido juez avanzó contra los dos hijos de la actual vicepresidenta.

La última causa que cayó en sus manos, y la más importante, fue conocida como los cuadernos de las coimas (sobornos), donde un chófer del ministerio de Planificación documentó con todo detalle cómo transportaba bolsos con dinero, producto de la extorsión a empresarios. Muchos de los cuales iban a parar al domicilio particular de Cristina Kirchner. El juez la acusó de ser la jefa de una asociación ilícita que se dedicó a “la recaudación de fondos ilegales”.

La victoria del peronismo/kirchnerismo en las urnas, en el mes de octubre, habían dado pie al nuevo gobierno a una serie de maniobras para limpiar a Cristina Kirchner, que enfrenta varias causas por corrupción y otra por el controvertido acuerdo con Irán, en la que está acusada de intentar proteger a los iraníes acusados por el atentado contra la mutual judía AMIA, en julio de 1994, en el que murieron 85 personas.

La principal iniciativa era sacarse de encima al juez Bonadio, mediante acusaciones varias ante el Consejo de la Magistratura -había acumulado 75- o alguna de las denuncias penales en su contra -tenía 51-. Todas las denuncias habían sido presentadas por dirigentes o abogados kirchneristas. Ya en la campaña electoral, el presidente Alberto Fernández, lo había identificado como uno de los jueces, en realidad el principal, que tendría que rendir cuentas. Dijo que se tendrían que revisar muchas sentencias y citó a cinco jueces, entre ellos Bonadio, que “van a tener que explicar las barrabasadas que escribieron para cumplir con el poder de turno”.

La muerte del juez tuvo una enorme repercusión mediática, pero desde las filas del gobierno se mantuvo un sugestivo silencio. No obstante, algunos sectores ligados al kirchnerismo no ocultaron el rencor que sentían por el juez. Entre los primeros que reaccionaron estuvo Gregorio Dalbón, uno de los abogados de Cristina Kirchner, que dijo: “La muerte lo salvó a Bonadio, va a evitar ser juzgado”. Y consideró que el odio había llevado al juez a la muerte. Otra abogada de Cristina Kirchner, Graciana Peñafort, consideró que la Corte Suprema tiene que revisar todo lo que hizo a lo largo de su carrera. El empresario Gerardo Ferreyra, procesado por el juez, publicó un mensaje que decía: “Conmigo no pudo”. Y el ex dirigente del grupo Quebracho, también procesado por el magistrado, usó Twitter para decir: “Qué lindo día”.

En el campo de la actual oposición, sin embargo, fueron unánimes las expresiones de condolencia. Y hubo un comunicado en el que se expresa el deseo de que las causas que tenía en sus manos sigan adelante.

Claudio Bonadio estaba identificado políticamente, era peronista desde los quince años

Claudio Bonadio estaba identificado políticamente, era peronista desde los quince años. En su juventud había tenido relación con Guardia de Hierro, peronistas de derecha, al igual que el papa, del que era amigo. En los 90, con el gobierno de Carlos Menem, fue secretario de Estado y, desde 1994 era juez federal.

No siempre sus relaciones fueron malas con el kirchnerismo. Fue uno de los jueces que declararon inconstitucionales las leyes que habían beneficiado a los militantes de la última dictadura militar. Y hasta el 2014 fue defendido por el gobierno de Cristina Kirchner ante el Consejo de la Magistratura. La ex diputada Diana Conti, que pasará a la historia como la impulsora de “Cristina eterna”, y que integraba dicho consejo, llegó a decir entonces: “Claudio es para mi un ejemplo de juez independiente, resuelve de acuerdo con sus convicciones siempre”.  

Muere el juez Claudio Bonadio, una pesadilla para Cristina Kirchner