martes. 23.04.2024
fernandez macri
Alberto Fernández y Mauricio Macri.

@jgonzalezok / La era Alberto Fernández comenzó en Argentina este martes, con la jura del nuevo presidente y la circunstancia inédita de que la nueva vicepresidente es Cristina Fernández de Kirchner, que ejerció durante dos periodos seguidos la máxima magistratura. El primer discurso de Alberto Fernández, ante la Asamblea Legislativa, fue el habitual en estas circunstancias, destacando el anuncio sobre una reforma judicial, cuyos detalles no precisó.

Para sustentar su iniciativa, afirmó: “En democracia, sin justicia independiente no hay democracia. Solo existe una corporación de jueces, atentos a satisfacer el deseo del poderoso y a castigar sin razón a quienes lo enfrentan. Hemos visto el deterioro judicial en los últimos años. Hemos visto persecuciones indebidas y detenciones arbitrarias silenciadas por cierta complacencia mediática. Por eso vengo a manifestar ante esta Asamblea y frente a todo el pueblo argentino, un contundente nunca más. Nunca más a una justicia contaminada por servicios de inteligencia. Nunca más a una justicia contaminada por operadores judiciales, con procedimientos oscuros y con linchamientos mediáticos. Nunca más a una justicia que decide según los vientos políticos del poder de turno. Nunca más a una Justicia que es usada para saldar cuestiones políticas, y una política que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno”.

Ahí fue cuando anunció que, en los próximos días, enviaría al Parlamento un conjunto de leyes para una integral del sistema federal de Justicia. Evidentemente, el párrafo anterior se basa en la idea del nuevo gobierno sobre la supuesta persecución política contra los principales miembros del gobierno anterior, imputados en graves casos de corrupción y muchos de ellos en prisión preventiva desde hace unos dos años. Fernández hablaba, además, con Cristina Fernández a su lado, imputada en una decena de causas y acusada de ser la jefa de una asociación ilícita que recaudaba sobornos. Ya durante su presidencia, Cristina Fernández intentó una reforma de la Justicia, con el fin de ejercer un control sobre la misma, aunque no pudo implementarla. Los alcances de la reforma que ahora propone el nuevo presidente son todavía una incógnita.

En cualquier caso, si hay un aspecto positivo que destacar del fin del gobierno de Mauricio Macri, es que pudo completar con normalidad los cuatro años de su presidencia. Es el primer mandatario no peronista que pudo terminar su período desde 1928. En todas esas décadas, los gobiernos no peronistas tuvieron que irse por golpes militares, a menudo con el entusiasta apoyo del peronismo, o por las crisis sociales alentadas por sindicatos peronistas. En este último apartado merecen destacarse los ejemplos de los gobiernos de Raúl Alfonsín (1983-1989) y de Fernando De la Rúa (1999-2001).

El nuevo presidente asume con un 47% de imagen positiva y Macri deja el poder con un 66% de imagen negativa

En el caso de Macri, resistió los embates de una oposición altamente fanatizada, que desde el principio de su gobierno integró el llamado “club del helicóptero”, en referencia al traumático fin del gobierno de De la Rúa, que anunció su renuncia y tuvo que abandonar en helicóptero la Casa Rosada. Pero la alternancia, uno de los pilares fundamentales de la democracia, se pudo completar en esta ocasión.

La ceremonia de este martes recuperó la normalidad institucional, después de que en 2015 Cristina Fernández se negó a entregar la banda y el bastón presidencial, con lo que no hubo traspaso formal. Dejó plantado a Macri en el Congreso y viajó ese mismo día a la provincia Santa Cruz, con el argumento de que iba a la toma de posesión de su cuñada, Alicia Kirchner, como gobernadora.

La ceremonia debía ser en la Casa Rosada, así lo quería Macri y había sido tradicional en gobiernos anteriores, desde la recuperación de la democracia. Solo los Kirchner lo modificaron, cambiando la seriedad institucional del momento en un acto político, con hinchada propia, cánticos e insultos a los adversarios.

Lo inusitado de la situación llegó al punto de que la Justicia tuvo que determinar cuándo, realmente, acababa el mandato de la mandataria saliente. Fue así que, legalmente, Cristina Fernández terminó su presidencia a las 12 de la noche del día anterior a la jura de Macri, y durante unas horas fue presidente provisional el titular del Senado, Federico Pinedo.

La explicación de la ex mandataria sobre el bochornoso episodio la escribió en su libro Sinceramente: “Muchas veces, después del balotaje (segunda vuelta) pensé en eso que finalmente no se dio. Yo, frente a la Asamblea Legislativa, entregándole los atributos presidenciales a… ¡Mauricio Macri! Lo pensaba y se me estrujaba el corazón. Es más, ya había imaginado cómo hacerlo: me sacaba la banda y, junto al bastón, los depositaba suavemente sobre el estrado de la Asamblea, lo saludaba y me retiraba. Todo Cambiemos quería esa foto mía entregándole el mando a Macri porque no era cualquier otro presidente. Era Cristina, era la yegua, la soberbia, la autoritaria, la populista, en un acto de rendición”.

Sin embargo, la nueva vicepresidente acaba de cambiar versión, aprovechando que Macri accedió al deseo de Alberto Fernández de que el traspaso fuera de nuevo en el Congreso. Ahora, Cristina Fernández achaca a la Justicia que, al determinar el fin de su mandato horas antes de la jura de Macri, le prohibió hacer cualquier acto como presidenta a partir de ese momento.

La frialdad histórica entre Macri y Cristina Fernández se reflejó incluso en el acto de traspaso de mando este martes. El presidente saliente le extendió la mano y ella aceptó el saludo, pero evitando el contacto visual.

Según la consultora Synopsis, la expectativa positiva que tiene Alberto Fernández al asumir es de solo el 48,9 %, frente al casi 70 % que tenía Macri cuatro años atrás. Otra consultora, Clivajes, afirma que Alberto Fernández asume con un 47 % de imagen positiva, y Macri se va con un 66 % de imagen negativa.

Alberto Fernández asume la presidencia argentina con el anuncio de una reforma integral...