jueves. 28.03.2024
sahel Accion contra el Hambre
Sahel. (Foto: Acción contra el Hambre)

Mientras los ojos del mundo occidental están puestos en el conflicto desencadenado entre Rusia y Ucrania, las atrocidades consecuentes de históricos enfrentamientos en otras regiones del mundo continúan invisibilizadas. 

Uno de los focos de violencia en los que a diario centenares de vidas se apagan sin mayor repercusión en los medios de comunicación es Sahel Central, en África, una de las naciones del continente olvidado en donde la inseguridad alimentaria y la desnutrición infantil son los detonantes de lo que Naciones Unidas calificó como “una crisis multidimensional de escala extraordinaria”.

Según advertía la ONG Acnur, en febrero de este año, “Los conflictos armados en la Sahel han obligado a huir de sus hogares a más de 2,5 millones de personas durante la última década”. Se trata de una de las naciones africanas con mayor índice de vulnerabilidad. Los choques armados entre grupos terroristas han producido el incremento de la mortalidad infantil, ya que -como consecuencia de la violencia- las familias en peores condiciones económicas no consiguen llevar a sus hogares los alimentos básicos para una adecuada nutrición.

Los conflictos armados en la Sahel han obligado a huir de sus hogares a más de 2,5 millones de personas durante la última década

Antonio Guterres, Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, precisó el pasado viernes que “ya no se trata solo de una cuestión regional o africana, sino de una amenaza global”. El desplazamiento interno se ha multiplicado por diez desde 2013, pasando de 217.000 personas a la abrumadora cifra de 2,1 millones a finales de 2021. El número de refugiados en los países del Sahel Central (Burkina Faso, Malí y Níger), asciende ahora a 410.000. La mayoría han huido de la violencia en Malí, donde el conflicto comenzó en enero de 2012.

El aumento de los ataques violentos en toda la región durante 2021 desplazó a casi 500.000 personas, sin bien las cifras de diciembre aún están pendientes de confirmación. Según Acnur, los grupos armados habrían llevado a cabo más de 800 ataques el año pasado. Esta violencia forzó a unas 450.000 personas a desplazarse dentro de sus países y obligó a otras 36.000 a huir a países vecinos.

La estación del hambre es un periodo de escasez que se da en países donde la población depende de la agricultura de subsistencia. Este año en la zona del Sahel se prevé que la estación sea más larga y sus consecuencias serán peores que las vividas anteriormente.

En un informe titulado "Sahel, evitar otra histórica crisis alimentaria", la organización humanitaria Acción Contra el Hambre señaló que esas personas "no tendrán prácticamente nada para comer" en el próximo periodo de entre cosechas -la temporada anual de escasez- entre junio y agosto. "Desde el pasado mes de noviembre, nuestros sistemas de alerta temprana, a través de evidencias como la degradación de los pastos, la mortalidad del ganado, la subida de ciertos alimentos básicos o el incremento de niños desnutridos en centros sanitarios, nos venían avisando de que algo iba muy mal", afirmó el director de incidencia y relaciones institucionales de ACH, Manuel Sánchez Montero.

El informe de Acción Contra el Hambre destaca tres factores determinantes para esta situación en el Sahel. Uno de ellos es la persistencia de conflictos en la zona, que ha desplazado a más de nueve millones de personas y ha destruido medios de vida o distorsionado sistemas económicos locales.

Entidades no gubernamentales de todo el mundo advierten sobre el riesgo de una crisis alimentaria de enormes proporciones.  El llamamiento a la comunidad internacional es unánime. No se trata solo de una cuestión regional o africana, sino de una amenaza global.

Sahel central: terrorismo y hambre