jueves. 28.03.2024
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Es necesario impulsar también el transporte a pie y en bicicleta, mediante la creación de infraestructuras cómodas y seguras, como alternativa real y eficiente al excesivo uso del transporte motorizado y como modo de acercamiento en determinados casos a la red general de transporte

La Xunta de Galicia lleva tiempo anunciando que a partir de agosto de 2017 comenzará a implantarse en esta Comunidad el llamado transporte a la demanda, para lo que parece que se opta por el modelo ya en funcionamiento en Castilla y León. Esperemos que se haga un análisis riguroso para la aplicación de esta tipología de transporte pues evidentemente no es equiparable la realidad demográfica, social y económica de Castilla y León con la de Galicia que tiene muchos más núcleos de población, más diseminados y de mucha menor entidad. Y con una orografía mucho más compleja.

Dicho esto y para que el lector no iniciado en esta materia comprenda de qué estamos hablando, diremos que el transporte a la demanda es una de las modalidades de transporte sostenible, aplicable sobre todo en el ámbito rural, y es definido como aquel servicio de transporte adaptado a la demanda de los usuarios tanto en lo referente a rutas como a horarios con un menor coste económico y una mayor flexibilidad.

Es característico de zonas de baja densidad de población o con una débil demanda que no justifica un transporte público regular con reiteración de horarios e itinerarios, ya que gran parte de las expediciones no tendrían viajeros, aunque por sus características geográficas o socio-económicas necesitan contar con transporte público.

Una tipología específica de transporte a la demanda es el que tiene lugar partiendo de la existencia de una línea regular, pero que tiene en su itinerario paradas con baja demanda no integradas en su recorrido principal, con lo que se producen recorridos innecesarios de los autobuses, así como un incremento del tiempo de viaje de los usuarios -ineficiencia-, que puede corregirse con un específico transporte a la demanda que haga de lanzadera.

Es pues, un sistema en el que los itinerarios se fijan a partir de la demanda prevista de los viajeros, con una petición previa que se hace mediante una llamada telefónica o a través de Internet a un centro de control que establece los horarios de desplazamiento y las paradas de origen y destino del mismo (entre un conjunto de paradas disponibles posibles), con un software que establece las rutas a seguir mediante algoritmos de recorridos mínimos.

También pueden realizarse peticiones de última hora con pulsadores instalados en las paradas o bien mediante llamadas telefónicas al conductor.

Es conveniente que en las propias paradas el usuario pueda consultar la información sobre los procedimientos a realizar. Los vehículos del transporte público a la demanda, debido al reducido número de viajeros a transportar, suelen ser minibuses o microbuses.

Así pues, los sistemas de transporte público a la demanda se diferencian de los servicios regulares de transporte público colectivo en que la oferta del servicio se adecúa a los requerimientos de la demanda, para ofrecer servicio a:

✓Ámbitos de escasa concentración de demanda (ámbitos rurales, urbanizaciones dispersas, etc.)

✓ Franjas horarias en las que disminuye sustancialmente la concentración de demanda (servicios nocturnos, horas valle, etc.)

✓ Grupos de población específicos (personas mayores, personas con movilidad reducida, enfermos, estudiantes, etc.).

De lo que resulta la siguiente clasificación:

Transporte “Puerta a Puerta” recoge y deja al cliente directamente en los puntos de origen y destino, sin fijar horarios.

Transporte con distintos orígenes y destinos con horarios libres: Servicio que recoge y deja al cliente directamente en unos puntos prefijados, sin fijar horarios.

Transporte con distintos orígenes y un destino con horarios libres: similar al anterior con un diseño de rutas más simplificado. Supone una explotación gravosa.

Transporte con distintos orígenes y un destino con horarios fijos:

Servicio que recoge y deja al cliente directamente en unos puntos prefijados, con horarios fijados, con un importante polo de movilidad en el origen o destino del viaje.

Línea regular virtual”:

Servicios de tipo regular, con un itinerario y unos horarios determinados previamente, que únicamente son utilizadas si existe una reserva previa. El acceso al servicio se realiza desde una serie de paradas predeterminadas.

Como decíamos el transporte a la demanda muestra su razón de ser en zonas rurales principalmente, al no poder satisfacerse adecuadamente sus necesidades de movilidad y conectividad mediante servicios de transporte público colectivo, ya que con esa tipología de transportes se paliaría su aislamiento territorial y social. Y se produce ese aislamiento territorial por cuanto los problemas de accesibilidad y de establecimiento de una red de transporte colectivo de viajeros vienen dados bien por la carencia de infraestructuras viarias, bien por su escaso dimensionamiento, así como por la dispersión poblacional, factores que hacen muy dificultoso y a veces inviable el establecimiento de servicios regulares de viajeros en autobuses convencionales.

El aislamiento social se produciría por su parte en los casos en que la población residente en esas zonas de carácter rural no disponga de medios propios (vehículo, carnet de conducir, bajo nivel de renta...), lo que les impide proveer sus propias necesidades de movilidad.

De esos dos tipos de aislamiento, si únicamente se produce el territorial, las necesidades de movilidad pueden resolverse con vehículos particulares y/o con taxis. Cuando además se produce el aislamiento social, el objetivo de la movilidad se complica considerablemente por la dificultad de establecer servicios regulares tradicionales por un lado y por el alto coste que, de hacerse, ello supondría. Lo que nos lleva a analizar novedosas soluciones de transporte colectivo, partiendo de los servicios existentes y estableciendo una integración coordinada con el sistema general de transporte de viajeros.

No debemos olvidar a la hora de tomar estas decisiones que es necesario tener en cuenta los resultados de explotación de los servicios regulares existentes y con las peculiaridades condicionantes derivadas de la estructura territorial concreta  (demanda, origen/destino -centros de trabajo, centros sociales y sanitarios, centros comerciales...- y las características de la red viaria)

Partiendo de la existencia de una demanda débil en estos supuestos con los consiguientes altos costes de la explotación que devienen inevitablemente en déficits para los operadores del transporte, si se quieren ofrecer servicios mínimos que satisfagan las necesidades sociales de movilidad que superen el aislamiento a que antes nos referíamos, se hace  necesaria la intervención de las Administraciones Públicas, por la vía de subvenciones o compensaciones.

Por último y sin que ello signifique que sea lo menos importante, es necesario impulsar también el transporte a pie y en bicicleta, mediante la creación de infraestructuras cómodas y seguras, como alternativa real y eficiente al excesivo uso del transporte motorizado y como modo de acercamiento en determinados casos a la red general de transporte. 

El transporte a la demanda como solución al aislamiento social y territorial